La doctora Isabel Martínez, coordinadora de la Unidad de Obesidad del Hospital Quirónsalud Bizkaia y del Centro Médico Quirónsalud Plaza Euskadi, nos habla de esta técnica
«Adelgazar hasta 15 kilos sin necesidad de someterse a una cirugía». Aunque no lo parezca es una afirmación real gracias al balón ingerible, una técnica empleada en la Unidad de Obesidad del Hospital Quirónsalud Bizkaia y consiste en introducir un balón intragástrico en el estómago por vía oral. «Esta nueva opción terapéutica se basa en un balón que, completamente plegado, adquiere la forma de una cápsula que los pacientes pueden tragar y, una vez en el estómago, se llena con suero fisiológico para ocupar una parte del mismo y lograr que la sensación de saciedad a la hora de comer aparezca antes. Además, tras cuatro meses, es eliminado solo por el organismo a través de las heces», explica la doctora Isabel Martínez, coordinadora de la Unidad de Obesidad del Hospital Quirónsalud Bizkaia.
Este nuevo modelo de balón intragástrico que ya emplean alrededor de 1.400 personas en España está indicado para personas con un Índice de Masa Corporal (IMC) superior a 27 y ayuda a perder de 10 a 15 kilos de media. El proceso de colocación del dispositivo dura 20 minutos de principio a fin y consiste en la ingesta de una cápsula de 2 centímetros de largo por 1,3 de ancho –un tamaño un poco mayor a la típica cápsula de antibiótico– que va unida a un catéter. «No es doloroso ni molesto y, a diferencia de otros modelos de balón, no precisa de sedación ni quirófano. Está especialmente recomendado para personas de entre 18 y 60 años que presentan sobrepeso y, además, salvo que exista una enfermedad intestinal grave, no presenta contraindicaciones. El paciente coloca la cápsula en la parte posterior de la lengua y, con ayuda de un vaso de agua, se la traga. En el caso de los pacientes que tienen dificultades para tragar, se les ayuda con una guía muy fina que ayuda a situar la cápsula en 10 segundos», indica la especialista de Quirónsalud Bizkaia.
Una vez ingerida, se realiza una radiografía para comprobar que se encuentra en el estómago y, tras ello, se introducen 550 mililitros de suero fisiológico a través del catéter para lograr que se expanda. Una vez rellenado de suero, adquiere la forma de una elipse que alcanza el volumen de los 550 centímetros cúbicos, entonces se realiza otra radiografía para comprobar que se encuentra en la posición correcta. Cuando está listo, los profesionales tiran del tubo que estaba unido al dispositivo, éste se desprende y se extrae por la boca. Tras esta intervención, el balón permanece en el estómago durante cuatro meses, que es cuando, degradado por la acidez gástrica, es expulsado por las heces.
Compromiso del paciente y buenos hábitos alimenticios
Este balón intragástrico ayuda a los pacientes a perder peso porque ocupa una parte de su estómago, de tal manera que cuando van a comer, la sensación de ‘estar lleno’ va a aparecer antes. Ahora bien, los profesionales médicos pautan una dieta y la controlan para «reeducar a los pacientes» a que lleven una dieta equilibrada y adecuada, de manera que se grabe en su cerebro una nueva manera de comer. Es por ello que una vez retirado el balón son los propios pacientes quienes deben controlar su peso y mantener los buenos hábitos alimenticios adquiridos para no recuperar el peso perdido.