Es una de las preguntas más recurrentes en las presentaciones de resultados de Banco Sabadell año tras año. Y la misma tiene que ver con la jubilación de su presidente, Josep Oliu. No en vano, este 2020 soplará 71 velas.
“Cuando me marche pienso dejar un buen sistema de gobierno corporativo, una solvencia adecuada, y una rentabilidad al accionista también adecuada. A esta última todavía no hemos llegado”, afirmó Josep Oliu. Por tanto, una vez que consiga hacer realidad este último apartado (los otros dos ya los tiene encaminados), dirá adiós a Banco Sabadell.
Un periodo de tiempo que no se sabe si durará dos, tres, cuatro o cinco años. “Hoy no lo voy a dejar. Estoy comprometido con el consejo”, resaltó. Eso sí, lo que tiene meridianamente claro es que cuando lo haga, dejará el banco “en buenas manos”.
Josep Oliu espera ofrecer una rentabilidad adecuada al accionista para abandonar el sillón presidencial
Esas manos podrían ser las del actual consejero delegado, Jaime Guardiola. La comunión es total entre ambos, como bien se demuestra a la hora de repartirse las preguntas más o menos comprometidas de los periodistas. Pero preguntado sobre si su sucesor estaba en la sala (en clara alusión a Guardiola, aunque había otros directivos de la actividad), rechazó contestar la cuestión.
1EL DILEMA ESTILO HAMLET DE OLIU
Otra de las cuestiones sobre las que Josep Oliu fue demandado tuvo que ver con las compras en el sector financiero, en general, y sobre Sabadell, en particular. Para empezar, se desdijo de unas declaraciones anteriores en las que abría la posibilidad a una fusión. “En un entorno de bajos tipos, la reacción es buscar la forma de optimizar costes. Las fusiones no son descartables. Pero, hoy por hoy, no contemplamos ninguna”.
Sabadell en estos momentos está centrado en la reducción de costes, en la reducción progresiva de la plantilla, y en una adecuada transformación digital del banco. “En nuestra hoja de ruta no contemplamos una fusión por lo que acabo de decir”, recalcó.
También Josep Oliu indicó que 2019 fue un ejercicio de normalización, en el que se cumplió estableciendo un ratio de solvencia cercano al 12%, y con una actividad comercial muy buena en España. Hablamos de un Sabadell saneado, pero barato.
Pero surge una duda al más puro estilo Hamlet. ¿Puede ser objeto Sabadell de una opa o de una absorción? De ser así, Josep Oliu se pone la coraza. “No tememos nada. El mercado es el mercado. Sí somos un banco barato, pero como el resto de bancos, salvo alguna excepción”, manifestó.
Sobre la influencia que puede tener la presencia de Unidas Podemos en el Gobierno en la actividad bancaria, Oliu subrayó que “esperamos que no haya una presión fiscal adicional para la banca. Sería contraproducente. No vemos con buenos ojos tasas de impuestos diferenciales”.