Los partidos de pelota vasca se pelean con los millonarios encuentros de fútbol en los televisores de los bares del norte. Cada sábado por la tarde el espacio ‘Frontón’, de la factoría Arguiñano, ha hecho reverdecer un deporte que parecía amortizado desde hace décadas.
Pero alguien creyó en él. Mejor dicho, Karlos Arguiñano creyó en él. El de Beasain no sabía dónde meter las perras cuando comenzó a ver que había llegado para quedarse al mundo de la televisión y que se iba a hacer de oro.
Y apostó, bien aconsejado, como casi siempre, por la pelota vasca. Aquel deporte iba a convertirse en deporte de exhibición en las Olimpiadas barcelonesas de 1992. Y Arguiñano montó a contrarreloj una empresa, Asegarce (hoy Baiko Pilota), que organizó un festival pelotazale.
Los encuentros se fecharon ocho días antes del comienzo de los fastos olímpicos y Karlos Arguiñano, pícaro de nacimiento, consiguió venderle los encuentros a TVE (que ya emitía sus recetas desde hace algún tiempo).
Este matrimonio, las recetas del rey del perejil y los partidos de pelota vasca, todavía no se ha roto tras pasar por Mediaset o Atresmedia, que hoy reserva un hueco los domingos por la mañana en Mega a estos encuentros.
LIZARTZA, EL MANOLO LAMA DE LA PELOTA
A muchos les sonará el nombre de Josetxo Lizartza por su paso por ‘Estudio estadio’ o por darle voz al ‘Frontón’. Este periodista navarro dejó su Leitza natal en la adolescencia y marchó a Donosti, ciudad que recuperaba el euskera en sus medios de comunicación tras la caída de la dictadura.
Y triunfó: de Radio Popular a ETB y finalmente a ‘Frontón’, espacio en el que se puso bajo las órdenes del jefe de la tribu, Arguiñano. Hace una década Lizartza decía que el chef era «un amigo con quien he compartido horas de trabajo y de juerga».
«Y sí, dentro de la estructura de Asegarce es mi jefe. Puedo decir que es el mejor jefe que he tenido: respetuoso, deja trabajar y sólo da consejos si los pides. Y cuando se los pides, te da los mejores consejos. Un tipo especial», añadía.
Quizás no tenga tan buena opinión en la actualidad tras quedarse sin ‘Frontón’. Y es que el 28 de diciembre narró en un escenario envidiable, el pamplonés Labrit, su último festival. Joseba Urkiola, jefe de deportes de ETB, le sustituye desde este mes.
LA PELOTA REINA EN ETB
ETB-1 es el canal en euskera del conglomerado mediático público vasco. En esta señal se ven dibujos, deporte rural, música tradicional y pelota, plato estrella del canal. Este deporte ocupa el prime-time de los viernes, los sábados de la tarde con los partidos estrella de ‘Frontón’y la media tarde del domingo.
El canal desembolsa 1,8 millones de euros a Bainet, factoría catódica de Arguiñano, por estos eventos en los que ya no escucharemos a Lizartza, que maduró profesionalmente mientras lo hacía la pelota (que se profesionalizó con contratos con los pelotaris y anuncios y pintura verde en la pared).
La marcha de Lizartza, de 64 años, ha obligado a ETB a explicar que ellos no han echado al periodista: «Existía un contrato con Bainet para que un día a la semana se hiciese cargo de presentar los partidos por nuestra cadena. No han debido llegar a un acuerdo para la renovación y a partir de ahora las retransmisiones de los partidos de pelota correrán a cargo únicamente de personal de ETB».
ARGUIÑANO, EL REY DEL NORTE
Arguiñano no ha tenido que salir de Euskadi para reinar en la tele española. El cocinero lleva triunfando desde hace más de tres décadas en televisión y ahora elabora sus recetas diarias para Antena 3.
El tirón del chef es indudable, su último libro se cuela entre los más vendidos de no ficción, y el agujero que dejó en 2010 en Telecinco todavía no se ha cerrado. Desde entonces Vasile lo ha intentado con todo (‘De buena ley’, ‘Robin Food’ o ‘Ya es mediodía’), pero nada ha funcionado.
Porque Arguiñano es mucho Arguiñano y sus negocios se cuentan por triunfos: un restaurante familiar, un restaurante-escuela, una bodega de txakolí, una casa de apuestas, una escudería de motos, una factoría que se encarga de la pelota vasca y una productora que realiza espacios míticos como ‘Bricomanía’ y ‘Decogarden’.