El gran proyecto urbanístico del norte de Madrid, Distrito Castellana Norte (DCN), espera que 2020 sea un punto de inflexión entre los casi 30 años que llevan de trámites y el cuarto de siglo que durarán las obras.
La conocida como Operación Chamartín ha vivido en 2019 un empujón clave para que en 2020 por fin vea la luz. La entrada de Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid y José Luis Martínez-Almeida en el Ayuntamiento de Madrid como presidente y alcalde, respectivamente, han acelerado la aprobación de uno de los mayores proyectos urbanísticos de Europa que Manuela Carmena dejó casi listo. Atrás quedan años de parálisis, modificaciones y denuncias que acumularon los gobiernos regional y municipal de todos los signos políticos.
El último pleno del Ayuntamiento de Madrid celebrado en julio aprobó el proyecto con los votos a favor de todos los grupos municipales. El alcalde celebró en su momento el «consenso» logrado para un desarrollo que «va a generar una operación mejor para cerrar el norte». Mientras unos y otros se ponían medallas, comenzaba otra carrera burocrática para que la Comunidad de Madrid aprobase la modificación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) vigente.
El Ayuntamiento remitió a la Comunidad de Madrid el proyecto el 1 de agosto. A partir de ahí, había tres meses para responder. Tal y como apuntó el consejero de Administración Local y Vivienda, David Pérez, en una entrevista a MERCA2, “detectamos una serie de carencias e informes pendientes y pedimos una serie de aclaraciones en un informe de unos 200 folios para solventar y completar el expediente”. La nueva fecha marcada en el calendario es marzo.
EL FUTURO DE LA CASTELLANA
Solo tras la aprobación definitiva de la Comunidad de Madrid, comenzará la fase de ejecución del proyecto Distrito Castellana Norte (DCN). Para que esto ocurra también es necesario que la mayoría de propietarios de suelo formalicen su iniciativa de ejecución y constituyan las Juntas de Compensación, tal y como indica DCN.
Solo tras la aprobación del proyecto de reparcelación por parte del Ayuntamiento pasan a existir jurídicamente las parcelas resultantes, que son edificables. El proyecto contempla la construcción de 10.500 viviendas, el 24% de ellas con protección pública, la remodelación de la estación ferroviaria de Chamartín y la creación de un nuevo centro de negocios anexo, dentro de un ámbito que comprende 3 millones de metros cuadrados.
De manera independiente a la reparcelación, las Juntas de Compensación han de redactar los proyectos de urbanización de los distintos ámbitos, que definen la realidad física de la urbanización, explica DCN. Una vez que el Ayuntamiento apruebe dichos proyectos de urbanización, se podrá proceder al inicio de las obras de urbanización de cada uno de los ámbitos.
La previsión es que las obras de urbanización arranquen a finales de 2020. La primera fase del complejo se prevé para 2028, si bien todo el desarrollo contempla un calendario de ejecución a 24 años.
Se establece un gasto para las administraciones públicas en su conjunto, de 2.452 millones de euros y unos ingresos de 3.762 millones, lo que representa un saldo a favor de las administraciones de 1.310 millones de euros.
Por otro lado, durante la construcción se generarán 63.000 empleos directos, 31.000 indirectos y 23.000 inducidos. Esto representa un empleo total estimado durante la fase de construcción, de 117.792 empleos, según los datos que estiman.
BBVA, MERLIN Y SAN JOSÉ
En paralelo a los avances burocráticos y legales de Distrito Castellana Norte, las acciones del proyecto también han tenido movimiento. DCN inició su andadura con dos socios principales: BBVA (75%) y San José (25%). Tras varios intentos, Merlin logró en octubre entrar en el accionariado del desarrollo urbanístico madrileño. La empresa dirigida por Ismael Clemente compró el 14,46% de la sociedad promotora a San José por 168,89 millones de euros.
De esta manera, Merlin se convertía en el segundo mayor accionista de DCN, por detrás de BBVA (75%) y por delante de San José (9,5%). Esta distribución podría variar si BBVA finalmente vende una parte y la totalidad de su participación. La presión del BCE para que se centre en sus negocios y limpiar su reputación tras el ‘caso Villarejo’, así como la inversión necesaria para llevar adelante el proyecto, hacen pensar que el banco presidido por Carlos Torres realizará una desinversión en el mismo.
El otro gran movimiento en Distrito Castellana Norte tuvo que ver con el que fuera su presidente, Antonio Béjar. Pocas semanas después de su imputación en el ‘caso Villarejo’, la promotora, controlada por BBVA, decidió rescindir del directivo. En su lugar nombró a Álvaro Aresti. Así limpiaba cualquier vinculación con el excomisario en el proyecto a la espera de la aprobación del Ayuntamiento que finalmente llegó.