Nuclenor, la matriz de la Central Nuclear de Garoña, está dando más quebraderos de cabeza a Endesa e Iberdrola de lo que les gustaría. Ya no sólo por las vueltas sobre su posible reapertura o no, en donde todavía no han llegado a un acuerdo; también en torno al dinero que les está costando mantenerla en estado de pre desmantelamiento. En lo que va de año han tenido que ingresar en la compañía 41 millones de euros, para cuadrar los números y evitar que pudiera caer en causa de disolución.
Una cifra que iba destinada a restaurar el patrimonio neto de la sociedad, que tras los últimos resultados del ejercicio 2016 quedó en negativo por importe de 38 millones de euros. Es la consecuencia de unas pérdidas registradas en el año de algo más de 67 millones de euros, debido a la falta de actividad que presenta el principal activo de Nuclenor: la central de Garoña, que está parada desde diciembre del año 2012. De hecho, las pérdidas acumuladas desde entonces alcanzan ya los 158,4 millones.
El futuro de la compañía está en el aire. Por un lado, el ministerio de Industria debe decidir si confirma el informe del Consejo de Seguridad Nuclear -en el que da el visto bueno a la continuidad de sus operaciones-. Por el otro, Endesa e Iberdrola tienen que decidir si les sale rentable o no reabrir la central. Y aunque hay división de opiniones entre Borja Prado y Sánchez-Galán, la mayor parte de la decisión dependerá de lo que haga el Gobierno. Ambos presidentes reclaman a Industria, con el ministro Nadal a la cabeza, que reduzca o elimine el impuesto nuclear; sin embargo, parece que al titular de la cartera no se le pasa esa opción por la cabeza. De hecho, su obsesión ahora es la de apostar por las renovables -al contrario que su predecesor, el ministro Soria, quien era pro nucleares.
Así que cuatro años y medio después del cierre de Garoña, la situación sigue igual que estaba. La solución, teóricamente, debe llegar antes del verano. Una reapertura que costaría en torno a los 100 millones de euros. Sin embargo, el cierre será mucho más elevado. Se estima que será de entre 500 y 600 millones de euros, de los que 100 millones los aportaría Nuclenor. Así que ya tiene provisionados 85 millones, a lo que hay que sumarle otros 15 millones en rescindir contratos de personal. ¿El resto? Le corresponde a Enresa -la Empresa Nacional de Residuos- desembolsar la cantidad.
De hecho, el calendario previsto por Nuclenor para el desmantelamiento definitivo es el siguiente: la fase de pre desmantelamiento terminará en 2019; momento en el que Enresa se ocupará de la gestión de la central para ir almacenando los residuos y desmantelar por completo la infraestructura. Un período de duración indeterminada por ahora, pero tras el cual el emplazamiento de Garoña seria devuelto a sus propietarios.