Como cada diciembre Madrid se acicala y exhibe uno de sus mayores atractivos para esta época: el alumbrado navideño. Paralelamente, Naviluz, el autobús que recorre el centro para contemplar la iluminación de la capital en una posición panorámica, se prepara para hacer su particular agosto. Sin embargo, las recientes inundaciones de los autocares, el colapso que sufrió la web el primer día y el cambio de liderazgo en la gestión han generado la indignación de sus pasajeros y, a la postre, un aluvión de críticas tanto para la subcontrata como para el consistorio.
En años anteriores, Naviluz era una de las competencias de la Empresa Municipal de Transporte (EMT). En el pasado noviembre, la alcaldía decidió externalizar la gestión y otorgársela a UTE (Unión Temporal de Empresas) de la que forma parte Alsa; la misma que realiza el servicio turístico de City Tour. Los 15 autobuses de la EMT se han sustituido por los de la compañía privada porque, según el consistorio, son «menos antiguos y contaminantes».
No obstante, parece que el motivo principal, que ha propiciado este cambio, es la guerra abierta entre los conductores del servicio público y José Luis Martínez-Almeida, alcalde de la Comunidad de Madrid. Las diferencias se iniciaron con el estancamiento de casi un centenar de contrataciones cerradas por el Gobierno anterior. Después comenzaron las faltas de servicio, los retrasos y las quejas de los viajeros. Finalmente, los trabajadores convocaron paros parciales y una huelga de 24 horas para el pasado martes.
La cancelación del servicio ha supuesto una pérdida de fuente de ingresos para la EMT. La empresa pública, el pasado año, ingresó por Naviluz algo menos de 300.000 euros (255.476,36 por la venta de entradas más 30.000 euros de un patrocinio). Este año, recibirá un 6% de la recaudación total.
LAS INUNDACIONES Y EL COLAPSO CONDENAN A NAVILUZ
Por otra parte, la página web de Alsa, portal por el que se podían comprar las entradas, sufrió un colapso el primer día de venta. La compañía vinculó este problema al número de visitas registradas y el inicio de compra se retrasó hasta las 14:30h, cuando inicialmente se estableció a las 9:30h. Además de la caída informática, muchos de los clientes se quejaron de que se les cobró el importe de la compra, pero no recibieron sus tiques. Por su parte, el Ayuntamiento de Madrid echó balones fuera y culpó al “sistema de la compañía” de los fallos.
La actividad, que viene siendo habitual desde 2006, es una de los más demandados por el público. Por ello, los pases se agotaron en las primeras 48 horas. Las ventas alcanzaron los 160.000 billetes, mientras que un día normal se logra una media de 15.000, han informado fuentes cercanas de Alsa a MERCA2. Este gran reclamo ha provocado que aflore la reventa de tickets en portales especializados de segunda mano, donde las entradas se venden incluso a cinco veces su precio.
Por si no fuesen pocos los problemas que envuelven a Naviluz, las lluvias del pasado domingo inundaron algunos de los autobuses del servicio. Los clientes, en redes sociales, demandaron que las condiciones «dejan mucho que desear» y criticaron a la empresa por no haber tomado medidas ante la previsión del tiempo. La entidad dedicada al transporte, en su defensa, declaró que las «condiciones meteorológicas no dependen de ellos» y «que no podían cancelar el servicio». Una respuesta insuficiente para los afectados. Asimismo, los usuarios reclamaron la devolución del dinero de los billetes, que habían comprado con antelación.