El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, ha señalado que los potenciales nuevos procesos de consolidación bancaria deben ser guiados por el mercado, es decir, por la creación de valor para los accionistas.
Así lo ha puesto de manifiesto De Cos en su discurso de apertura en el ’15 Encuentro del Sector Bancario’ organizado por el IESE y EY, en el que también ha destacado el esfuerzo realizado ya por las entidades, que han reducido en un 30% el tamaño del sector en España desde 2009.
De este modo, el Banco de España ve las fusiones como una palanca para el aprovechamiento de economías de escala y de mejora de eficiencia, lo que derivará en un incremento de la rentabilidad.
Además, la institución monetaria las ve como un mecanismo favorable para elevar la rentabilidad en un contexto de fuerte presión de costes por la realización de fuertes inversiones en tecnología para hacer frente a los cambios en un entorno competitivo con nuevos competidores.
ACCESO A MERCADOS INTERNACIONALES
También ha hecho referencia a la necesidad de las entidades de tener acceso preferente a los mercados internacionales para poder responder eficientemente a la implementación de la nueva regulación bancaria poscrisis y, en particular, hacer frente a los requerimientos europeos del MREL (mínimo requerido de pasivos exigibles).
El gobernador del Banco de España ha reconocido los riesgos asociados a la actividad en países emergentes y a la diversificación internacional del negocio bancario -sobre todo minorista-, pero cree que las ventajas son más importantes.
«Tenemos evidencia de que estas ventajas son superiores a medida que el nivel de sincronía entre los ciclos económicos y financieros en los países en los que se opera sea menor»
En este orden de cosas, De Cos ha pedido una «profunda reflexión» a escala europea e internacional sobre el tratamiento regulatorio de la diversificación en el negocio bancario, para que, en paralelo a la mayor complejidad que pueda conllevar, se reconozcan mejor algunos de sus efectos beneficiosos sobre el perfil de riesgo de las entidades.
LA REPUTACIÓN
Hernández de Cos ha advertido sobre la potencial materialización de costes asociados a riesgos legales en el caso concreto del sector bancario español. «Esto continúa contribuyendo al riesgo operacional de las entidades de depósito», ha advertido.
Los procesos vinculados a litigios pasados tales como el de las cláusulas suelo han tenido un coste estimado para el sector de más de 2.200 millones de euros hasta junio de 2019, al tiempo que existen otros procesos legales relevantes pendientes de resolución, como es el caso del índice IRPH.
El gobernador del Banco de España ha avisado de que la reputación y la confianza de los clientes «son elementos fundamentales» en los que se basa el negocio bancario, mientras que el coste de la litiogisidad a largo plazo sobrepasa «con creces» el eventual beneficio que se pudiera obtener en el corto plazo a través de comportamientos «cuestionables».
«Las entidades deben esforzarse en revertir esta tendencia proporcionando a sus clientes los productos y servicios financieros adecuados a sus necesidades y capacidades, así como suministrando la información relevante de manera clara y transparente», ha apostillado.
PRUDENCIA EN LA CONCESIÓN DE CRÉDITO
De acuerdo con el análisis realizado en el último Informe de Estabilidad Financiera, correspondiente a otoño de 2019, se constata que el balance de riesgos para la estabilidad financiera se habría deteriorado desde la publicación del informe inmediatamente anterior.
No obstante, sí que ha admitido que las entidades bancarias, para hacer frente al contexto de tipos bajos, han recompuesto sus carteras hacia operaciones que «proporcionan mayor margen de intereses a cambio de aceptar un mayor perfil de riesgo en las carteras crediticias». Con todo, el Banco de España ve «pocas señales» de apetito por el riesgo del sector bancario español.
A su vez, considera que el estrechamiento del margen de intereses responde al aumento del peso relativo de los activos improductivos, como los créditos morosos y los activos adjudicados, y a la contracción del saldo de la cartera crediticia como reflejo de la corrección del «excesivo» endeudamiento que habían acumulado empresas y familias antes de la crisis y de la pérdida de peso de la banca en la financiación total de la economía.