Ferrari tiene un problema con su sección de F1. La marca italiana, a diferencia de otras escuderías, omite esta partida en sus cuentas. Sin embargo, cada vez que estos resultados trascienden a algún medio, el resultado es el mismo: pérdidas. Este curso los números rojos han sido de once millones de euros, aunque a la firma italiana no parece importarle demasiado. El objetivo de Ferrari para los próximos años es el mismo que hasta ahora: aumentar el gasto para ganar el campeonato. Una fórmula peligrosa que no ha dado frutos en la última década.
Cuesta aceptar la derrota cuando ganar es parte de la rutina. En esa situación se encuentra inmersa Ferrari, que tras el aislado título de Raikkonen en 2009 no ha conseguido levantar un solo Mundial. Ni con Alonso, ni con Vettel: el problema no es el piloto, es el coche. Y han tratado de subsanarlo con una mayor inyección económica. ¿El resultado? Ninguno. Bueno sí, gastos y más gastos. En 2016, la otra partida más reciente sacada a la luz por el diario The Independent reflejó pérdidas de 112 millones de euros.
La cifra es desorbitada si se tiene en cuenta que Ferrari es, con diferencia, el equipo más favorecido económicamente de la F1. Lo era antes, y también ahora con Liberty Media. Más allá de los conocidos ‘pacto de la concordia’ o ‘pacto de caballeros’ se encuentra el Long standing teams (equipos de largo recorrido), un premio que los propietarios le otorgan a la marca italiana por ser la escudería más longeva en el gran circo, sin haber interrumpido nunca su participación.
FERRARI REGISTRA PÉRDIDAS PESE A SER EL EQUIPO DE LA F1 QUE MÁS INGRESA
De esta partida, de otros repartos y de su posición en el Mundial, Ferrari recibió 179 millones de euros en 2016. Los patrocinios (casi 190 ‘kilos’) y el suministro de motores a tres escuderías le permitieron embolsarse más de 400 millones de euros, la escudería con más beneficios de la parrilla. El problema es que los gastos alcanzaron, al menos, los 510 millones de euros. Inversión en desarrollo, gasto de personal y dinero para la dirección. Un problema similar al que en la actualidad atraviesa Renault, donde pese al aumento de la inversión ha recibido el sorpasso de McLaren.
FERRARI DISPARARÁ EL GASTO EN 2020 Y 2021
El problema de Ferrari es que no tiene intención de echar freno al gasto. La firma italiana plantea todo lo contrario, elevar la inversión de cara al cambio de reglamento de 2021. En ese año, el presupuesto para invertir en el monoplaza estará limitado para fomentar la igualdad entre las diferentes escuderías. Sin embargo, Ferrari gastará más para potenciar otras áreas que según su cúpula han quedado obsoletas.
Es el caso del simulador, que cuenta ya con diez años. “Es una de las prioridades”, señaló este verano Louis Camilleri, presidente ejecutivo de Ferrari. La otra partida que se llevará una importante suma será el personal. “Llegarán algunos ingenieros nuevos especializados en dinámica del vehículo y gestión de neumáticos. Nombres desconocidos para el público en general, pero figuras clave para corregir debilidades”, apuntó Camilleri.
También afrontará más gasto en cuanto a sus pilotos se refiere. Tener a dos perfiles de campeones supone un problema de egos en la pista, y fuera. El novato Leclerc ha sumado más puntos que Vettel y Ferrari le recompensará en 2020 con un aumento considerable de sueldo. El monegasco cobrará tres veces más, hasta nueve millones de euros. Gastos y más gastos pese a ser conscientes de la escasa rentabilidad que en los últimos años ha deparado su sección en la F1.
VALOR DE MARCA Y VENTA DE COCHES
La estrategia de Ferrari parece algo alocada, sobre todo después de que no haya obtenido fruto alguno en una década. Sin embargo, la firma italiana tiene motivos para exponerse a semejantes pérdidas. Un reciente informe de la revista Forbes sitúa el valor de la marca italiana en 1.225 millones de euros, muy por encima de Mercedes, que ha enlazado seis Mundiales consecutivos en el gran circo.
No sólo es eso. Al contrario que la escudería alemana, Ferrari cuenta con modelos deportivos a la venta. Y ahí la F1 supone un tirón. Aunque las matriculaciones, tras un fuerte auge en 2015, se han mantenido sin excesivas variaciones, casi siempre a la baja.
También está, por su puesto la mera expectación que genera la F1, con una audiencia potencial de 500 millones de personas por todo el mundo. Ingredientes que le han dado un resultado positivo: en 2018 Ferrari ganó 787 millones de euros, un 46% más. Por el camino, sin embargo, se ha dejado cientos de millones de euros. La incógnita es hasta qué punto saca provecho Ferrari de su sección en la F1. Los números, de momento, no engañan: el ansia por ganar a toda costa prolonga la agonía de la escudería, abocada a más pérdidas en los próximos años.