jueves, 12 diciembre 2024

El Ibex 35 se queda huérfano: Rivera hunde a Ciudadanos

Desde que dio el salto a la política, Albert Rivera se ha ganado las simpatías de las grandes empresas. Él mismo dejó su puesto en La Caixa para formar Ciudadanos, un partido que nació para acabar con el independentismo en Cataluña y conformarse como alternativa al bipartidismo desde el centro. Una posición desde la que las compañías ansiaban una coalición con el PSOE, pero su negativa a pactar con Pedro Sánchez le ha pasado factura en las elecciones del 10 de noviembre. Rivera ha dimitido y los 10 diputados de Ciudadanos dejan al Ibex 35 huérfano.

Los resultados electorales han sido un auténtico fracaso para la formación naranja. Rivera ha perdido 47 escaños en tan solo seis meses. Los mismos en los que ha dejado claro que no rompería su “cordón sanitario” a los socialistas. Solo lo hizo in extremis para evitar las lecciones cuando sabía que las encuestas le daban un mal resultado. El Ibex 35 presionó para romper su cruzada contra el PSOE, pero no lo consiguió. Y eso, en el plano empresarial, nunca se llegó a entender. Dentro de Ciudadanos tampoco.

Su alejamiento de la gran empresa también se refleja en su programa electoral, más centrado en ganar los votos de autónomos y pymes. La formación naranja propuso aumentar a dos años la tarifa plana para nuevos autónomos o que no pagasen cuota con ingresos reales inferiores al salario mínimo anual. También apoyó la contratación indefinida o la bajada del 15% del Impuesto de Sociedades a las pymes que reinviertan sus beneficios para estimular su crecimiento.

El Ibex se despide de su protegido obligado a dimitir después de 13 años como presidente de Ciudadanos y como diputado. En definitiva, abandona la política tras la debacle electoral y la convocatoria de una Ejecutiva Nacional y más adelante la de un Congreso.

Ahora, a las grandes empresas siempre les quedará un hipotético pacto –casi imposible– en el que Ciudadanos dé sus votos a la coalición de PSOE (120 escaños), Podemos (35) y otros partidos que forman parte del galimatías electoral. O incluso, sin llegar a pactar, los 10 diputados podrían simplemente no obstaculizar la formación de Gobierno. Es decir, abstenerse. Eso sí, ya sin Rivera. Tal y como cantaban los militantes socialistas tras las elecciones de abril.

CRECE LA INCERTIDUMBRE ECONÓMICA

Pero con o sin Rivera, la incertidumbre económica crece a la espera de un Gobierno estable. El nuevo Ejecutivo tendrá que hacer frente a un escenario complicado en el plano laboral. Los datos del Ministerio de Trabajo arrojaron el peor octubre en aumento de paro desde 2012 (97.948 parados más), aunque creció con fuerza la afiliación a la seguridad social (106.541 nuevos cotizantes). 

Y la Encuesta de Población Activa (EPA) no fue mucho mejor. Entre julio y septiembre apenas se generaron 69.400 puestos de trabajo, una cifra que contrasta con los 183.900 empleos del año pasado o los más de 200.000 en cada uno de los dos ejercicios anteriores. La mitad de este empleo es ya público.

Las empresas privadas contratan menos. La falta de confianza entre los empresarios es un síntoma preocupante, especialmente por la incertidumbre regulatoria en cuestiones como el salario mínimo, las cotizaciones sociales o la reforma laboral. Todas estas muy presentes en los programas electorales de los principales partidos políticos.

Además del problema laboral, el nuevo Ejecutivo tendrá que hacer frente a la desaceleración económica y la amenaza a una nueva crisis económica. La Comisión Europea rebajó cuatro décimas el crecimiento previsto del PIB español en 2019, hasta el 1,9%. Además, Bruselas mantiene la previsión de déficit en el 2,3% para este año, tres décimas más que el Gobierno.

Por otro lado, los presupuestos prorrogados del último Gobierno de Mariano Rajoy (abril de 2018) también suponen un dilema económico para la inversión en las regiones, ya que limitan el gasto y la inversión de las entidades públicas.


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