En la misma semana en la que se ha conocido que Google ha superado los 100.000 millones de beneficio, la compañía antes defensora del «buenismo bien» de los ideales simulados de Silicon Valley de trabajar «por el bien de la humanidad» ha anunciado que elimina su compromiso de no utilizar sus herramientas de inteligencia artificial (IA) para fines bélicos. Este miércoles se ha sabido que también elimina sus objetivos de contratación basados en la diversidad. La compañía está realizando un claro viraje hacia posiciones reaccionarias como las que vocifera Donald Trump desde la presidencia estadounidense.
Sunar Pichai no quiere perder el puesto que ocupó como uno de los tecno-oligarcas al lado del polémico presidente de Estados Unidos el día de toma de posesión. Se vio en el bando ganador cuando revisó las imágenes, junto al resto de los líderes de las grandes tecnológicas; Jeff Bezos, Mark Zuckerberg y el inefable Elon Musk, que con su conquista del corazón de Trump parece que a arrastrado a todos a redil del poder neo-republicano.
Google, Meta, Amazon… la maldad racista, machista, homófoba y tránsfoba de Trump lo pudre todo, y el poder tecnológico y económico, nunca ha tenido principios, pero si los que tenían no le gustan al nuevo amo o no son rentables, tiene otros a mano
La compañía hasta ahora tampoco es que fuera el bien personificado, toda vez que se la ha señalado como monopolista, con bastante falta de ética a la hora de dominar el mercado de la publicidad en su buscador, y de hacer caer al resto de buscadores. También es todopoderosa al controlar la vidas de sus usuarios al conseguir que utilice múltiples de sus servicios tan solo abriendo una cuenta gratuita de correo gmail y utilizar un smartphone con su sistema operativo Android. Los datos que Google recaba son petróleo de colores para la compañía.
Por si no fuera suficientemente rica y controladora, Google quiere mantener la fiera Trump con ella como si fuera un gatito, y ha comenzado a aplicar la crueldad, incluso la maldad o la vileza en sus últimas y polémicas decisiones.
GOOGLE ‘PASA’ DE LA DIVERSIDAD Y SE VUELVE BELICISTA
Así, el omnipresente buscador ha hecho público este miércoles que actualizaba sus «principios par la inteligencia artificial» y como no le gustan a Trump, ha aplicado otros que además pueden proporcionar interesantes beneficios a la compañía. Google ha declinado su compromiso de no desarrollar armas basada en IA.
Hasta que ha tomado esa decisión, los de Mountain View dejaban claro su bondadosa intención a través de su documento de intenciones, que incluía una sección específica en el que recogía las aplicaciones que la empresa no iba a explorar en ningún caso. Se trataba de aquellas que desarrollarían armamento y herramientas de vigilancia que claramente violarían estándares internacionales. Pues las violaciones ahora ya pueden darse.
Una de las razones es que la competencia en lo que a desarrollo y aplicaciones de la inteligencia artificial se ha vuelto casi bélico también , y las empresas si quieren firmar acuerdos con el pentágono, por ejemplo, tienen que abrir sus miras y abandonar el buenismo. En ese sentido, hasta la nacida como si ánimo de lucro Open AI ha ajustado también sus políticas.
Antes del cambio Google aseguraba que no iba a abordar aplicaciones relacionadas con tecnologías diseñadas para causar daño a personas; sistemas de armamento con IA como finalidad principal; tecnologías de vigilancia que incumplieran normas internacionales y aplicaciones que contravinieran el derecho internacional o los derechos humanos.
El documento ha cambiado y ya no apareces esos preceptos, sino un comunicado firmado por James Manyika (SVP de Google) y Demis Hassabis (director de Google DeepMind), donde hablan del compromiso con el desarrollo responsable de la IA, pero las exclusiones anteriores relativas al armamento no aparecen por ningún lado. Bien al contrario, aparece la IA como uno de los productos al servicio del Gobierno de EE.UU para sus necesidades defensivas.
Sunar Pichai no quiere perder el puesto que ocupó como uno de los tecno-oligarcas al lado del polémico presidente de Estados Unidos el día de toma de posesión
El colmo ha sido cuando al día siguiente de conocerse su deriva belicista la compañía ha anunciado que abandona su objetivo de contratar más empleados de grupos subrepresentados y está revisando algunas de sus iniciativas de diversidad, equidad e inclusión (DEI), siguiendo la estela de una serie de empresas estadounidenses que están reduciendo sus iniciativas de diversidad.
Según explicaba sin despeinarse la directora de personal de Alphabet, Fiona Cicconi, en un correo electrónico dirigido al personal el mismo miércoles que enseguida se filtró a la agencia de noticias Reuters, «En 2020, establecimos metas de contratación ambiciosas y nos enfocamos en hacer crecer nuestras oficinas fuera de California y Nueva York para mejorar la representación, pero en el futuro ya no tendremos metas ambiciosas«.
El casi indignante ver la deriva de esta compañía. Google ha sido durante años una de las empresas que más ha presionado por políticas más inclusivas a raíz de las protestas contra los asesinatos de George Floyd y otros estadounidenses negros a manos de la policía en 2020.
Ese año el mismo Sundar Pichai que gozaba de un lugar privilegiado al lado del Trump en su investidura, se propuso que para 2025 un 30% más de sus directivos pertenecieran a grupos subrepresentados. En ese momento, alrededor del 96% de los altos y medios cargos de Google en Estados Unidos eran blancos o asiáticos, y el 73% a nivel mundial eran hombres.
ha anunciado que abandona su objetivo de contratar más empleados de grupos subrepresentados y está revisando algunas de sus iniciativas de diversidad, equidad e inclusión (DEI)
En 2021, comenzó a evaluar el desempeño ejecutivo en materia de diversidad e inclusión en el equipo, después de que una destacada líder de investigación en IA contara a los cuatro vientos que la empresa la había despedido abruptamente tras criticar sus esfuerzos en materia de diversidad. La directora de diversidad de Google, Melonie Parker, presumió en una entrevista de 2024 con la BBC que la empresa había alcanzado el 60% de sus objetivos quinquenales.
En la presentación anual de sus resultados el miércoles se pudo ver como la compañía había omitido una líneas en su escrito que sí aparecía en años anteriores (desde 2021 hasta 2024) en la que decía que estaba «comprometida a hacer que la diversidad, la equidad y la inclusión sean parte de todo lo que hacemos y a desarrollar una fuerza laboral que sea representativa de los usuarios a los que servimos». La empresa a reconocido que la supresión de la frase refleja la revisión de sus políticas de contratación en materia de diversidad.
Aunque parezca una rareza, Google tiene un sindicato. El ingeniero de software y presidente del sindicato ha lamentado la deriva de la empresa a través de un comunicado en el que dice que «este es un verdadero ataque a los logros que los trabajadores han logrado en la industria tecnológica a través de movimientos que luchan contra el racismo, la discriminación de género y la discriminación LGBTQ, que se remontan al movimiento por los derechos civiles. Esto es parte de una preocupante tendencia de derecha anti-trabajadores que se está desarrollando dentro de las empresas tecnológicas y contra la que AWU (Alphabet Workers Union) se ha comprometido a luchar».
Google vende computación en la nube y otros servicios al gobierno de Estados Unido, y por eso ha confirmado que están revisando los cambios de política del presidente Donald Trump destinados a frenar la diversidad, equidad e inclusión (DEI). «Como somos un contratista federal, nuestros equipos también están evaluando cambios en nuestros programas necesarios para cumplir con recientes decisiones judiciales y órdenes ejecutivas de Estados Unidos sobre este tema», ha dejado escrito Cicconi en el correo electrónico.
Meta y Amazon también han manifestado el pasado mes de enero que se había acabado la fiesta de la diversidad en sus empresas. La maldad racista, machista, homófoba y tránsfoba de Trump lo pudre todo, y el poder tecnológico y económico nunca ha tenido principios, pero si los que tenían no le gustan al nuevo amo o no son rentables, tiene otros a mano.