A sus 41 años empieza a ser considerado como un héroe en el mundo del taxi catalán. Su nombre es Alberto, pero todo el mundo le conoce como Tito. Él es quien -a través de Elite Taxi- denunció a Uber Pop ante la justicia, y gracias a él el sector ve un poco más cerca la posible prohibición del servicio. Una victoria que se cuece lentamente en Bruselas, donde ahora tendrá que ser la Corte del Tribunal de Justicia de la Unión Europea quien ratifique el dictamen del Abogado General: que Uber Pop incumple la legislación en materia de transporte, y que no puede ser considerado como un servicio de sociedad de la información porque obtiene rédito económico.
Un primer paso, «un primer revés», asegura, para unas empresas que Tito considera están moviéndose en una situación de vacío legal. Según este líder sindical, ya que es la principal cabeza visible de Elite Taxi -la asociación que presentó la primera denuncia- Uber, Cabify y BlaBla Car «no podrán seguir engordando sus bolsillos a costa de vendernos la economía colaborativa». Sin embargo, lamenta la «lentitud de la justicia, que las permite llenarse de dinero los bolsillos. Por eso hace una reclamación urgente: «o las cierran, o cualquier sanción que puedan imponerles serán calderilla para ellas».
Todas las veces que Uber ha intentado pasarse de lista
Una conversación que transcurre amistosa, durante la que muchos taxistas le tocan el claxon para saludarle; «me conoce todo el mundo», ríe para -después- afirmar con rotundidad que llevarán a juicio «a todas las plataformas. Se van a sentar en el banquillo, y demostraremos que cometen irregularidades. Los pondremos a todos en su sitio», clama. ¿A todas? Sí, afirma. «Dicen que pagan impuestos, y no es verdad. Llevamos mucho tiempo trabajando y tenemos las pruebas que demuestran que no es así; que se saltan constantemente las normas. Lo vamos a demostrar, porque cuando empezamos un tema judicial es para ganarlo».
Palabras muy duras, aunque las dice con convicción de que tiene todo bien armado. Será la justicia quien tenga que dirimir, aunque -a su juicio- «si esto sale adelante, será un gran cambio social porque afectará a toda la economía colaborativa. Al final, si tengo un autónomo trabajando, y sólo yo le doy empleo, es un falso autonomo. Ahí no hay nada de colaborativo».
Ahora bien, no tiene palabras sólo contra las plataformas. También las tiene para los usuarios, a quienes piden que apuesten por el Taxi como medio de transporte. «Uber o Cabify contribuyen a acabar con los servicios públicos«, repite una y otra vez. Sin embargo, nosotros le preguntamos si no le parece que el taxi lleva años operando en régimen de monopolio con la aquiescencia de los Ayuntamientos. Tras una breve pausa responde rápido: «hablamos de 70.000 autónomos compitiendo entre ellos; eso no es un monopolio», sentencia. Sin embargo, considera que «los taxistas padecen competencia desleal por parte de estas plataformas, porque no es normal que puedan poner una carrera al aeropuerto por sólo cinco euros».
Y va un paso más allá. Para Tito las plataformas de transporte «durante los primeros años revientan el mercado tirando los precios». ¿Y realmente les sale rentable? «Sí. Cuentan con ello. Luego lo van a recuperar, porque una vez que tienen el control del mercado, pueden poner las tarifas que les da la gana. Las suben y las suben, y si no te gusta te aguantas», clama. Una situación de la que se han quejado en numerosas ocasiones las autoridades de Nueva York, por ejemplo. Allí son muchas las críticas contra Uber por haber elevado los precios de forma desproporcionan en eventos de gran afluencia de público.
Sea como sea el sector del taxi ha ganado una batalla, y confían en ganar la guerra. Sin embargo, las plataformas piensan todo lo contrario. ¿Quién será el vencedor? En septiembre tendremos el desenlace.