martes, 26 noviembre 2024

COP29: las claves de una cumbre climática intrascendente

Tras dos semanas de negociaciones al límite, la Cumbre del Clima de Naciones Unidas (COP29) concluyó en la madrugada del sábado con un pacto ultracensurado. No hay menciones a los combustibles fósiles; ni se obliga a China a rascarse el bolsillo para ayudar a los países pobres en la lucha contra el calentamiento global; ni se establece para los estados desarrollados un deber de financiación remotamente próximo a las necesidades señaladas por la comunidad internacional.

Los negociadores nadaron contra la corriente hasta altas horas de la noche para salvar un texto calificado de «pobre», «decepcionante», «vergonzoso» y «broma» por las organizaciones ecologistas y las naciones más vulnerables.

Un desenlace que no sorprende a nadie, ya que la conferencia de Bakú, como su predecesora de Dubái, destilaba pesimismo por los cuatro costados: desde la elección de la sede -Azerbaiyán es un Estado que se financia mediante los combustibles fósiles- hasta la nutrida presencia del lobby petrolero en la cumbre, nada invitaba a confiar en un resultado esperanzador; máxime cuando algunos de los líderes más influyentes del mundo ni siquiera se presentaron.

UN ACUERDO FINANCIERO MANIATADO

La declaración final refleja un compromiso de financiación anual por parte de los países desarrollados de 300.000 millones de dólares (290.000 millones de euros) hasta 2035 a sus socios en vías de desarrollo. El propósito de dichos fondos es ayudar a los países en desarrollo a mejorar la protección del clima y adaptarse a los efectos devastadores del calentamiento global, como sequías, tormentas e inundaciones más frecuentes.

Si bien se ha conseguido triplicar el mínimo de 100.000 ‘kilos’ obligatorio hasta ahora, la cantidad pactada está a leguas de las cifras reclamadas por los estados más vulnerables, que se movían en el orden de los billones de dólares. Según un grupo independiente de expertos de la ONU, la necesidad de asistencia externa asciende en la actualidad a alrededor de un billón de dólares por año hasta 2030, y los grupos internacionales de acción climática como Ecodes, Ecologistas en Acción y Greenpeace calculan cifras en esa misma horquilla.

El compromiso que muy a duras penas se ha conseguido arrancar al primer mundo representa menos de un tercio de esas estimaciones, lo que difícilmente puede calificarse como un avance significativo.

MÁS DEUDA PARA LOS PAÍSES VULNERABLES

Si la cantidad de financiación ha levantado ampollas, el origen de la misma ha hurgado en las heridas. Ya tras la presentación del ridiculizado primer borrador de acuerdo, los delegados presentes en la conferencia en Bakú señalaron acaloradamente la falta de detalles sobre cómo se logrará ese nivel de financiamiento, incluida la cantidad que provendría de préstamos que podrían aumentar el endeudamiento de los países pobres.

El texto definitivo adoptado menciona que los 300.000 millones de dólares comprometidos procederán de fuentes públicas, pero también de herramientas financieras privadas, como créditos e inversión ligada a proyectos de infraestructuras. Se consagra, pues, la posibilidad de cargar aún más de endeudamiento a estados en dificultades, una fórmula que no ofrece «ningún tipo de garantía» a los 130 países que se encuentran en una situación «como mínimo, crítica» por los efectos de la deuda, lamentaban este sábado las organizaciones ecologistas.

CHINA SE VA ‘DE ROSITAS’ DE LA COP29

Siendo desde hace tiempo la segunda economía del mundo, solo por detrás de Estados Unidos, difícilmente se puede concebir a China como un país en vías de desarrollo. Ese es, sin embargo, el tratamiento que ha recibido en la COP29, cuyo texto final ha eximido al gigante asiático de la obligación de colaborar en la financiación climática de las naciones más desfavorecidas.

EEUU, la Unión Europea (UE), Canadá, Suiza, Australia y Japón siguen conformando el ‘club de desarrollados’ de la COP, que no ha dado la bienvenida a nuevos miembros desde la Convención Marco de Cambio Climático de la ONU, de 1992. Más de tres décadas en las que tampoco se ha conseguido hacer ‘pasar por el aro’ a otros grandes contaminadores como Arabia Saudí, Corea del Sur y Rusia.

REACCIONES: «VERGONZOSA» Y «BROMA»

Greenpeace, una de las ONG más activas en la COP29, ha expresado mediante un comunicado su lectura sobre los resultados de la cumbre de Bakú: «Vergonzoso» es el calificativo que preside sus conclusiones.

«El acuerdo de financiación queda muy lejos de las demandas de la sociedad civil» -señala- «Las necesidades son actualmente de 900.000 millones anuales, pero se ha acordado que los países del norte global deben aportar sólo 300.000 millones de dólares […] Una oferta ridículamente baja comparado con las necesidades reales actuales».

La ausencia de menciones concretas a la desaparición de los a los combustibles fósiles también ha sido muy criticada por la histórica organización: «El acuerdo final también incluye agujeros decepcionantes en los mercados de carbono y poca acción climática, aunque no supone un retroceso en la decisión de la COP28 de abandonar los combustibles fósiles» -denuncia- «El resultado final en Bakú eliminó, en el último momento, las frases que incluían el principio de ‘quien contamina, paga’, lo que desanimó aún más a la sociedad civil y a los países que ya soportan el peso de la crisis climática».

Entre los países que van a ser receptores de los fondos CLIMÁTICOS comprometidos en la COP29, el rechazo es generalizado. India lo tacha de «decepcionante», mientras que la representación de Nigeria ha declarado que se trata de una «broma» y que no va a aceptarlo

Greenpeace se ha sumado al clamor de otras ONG como WWF, Ecologistas en Acción, Alianza Verde y SEO/BirdLife, que han asegurado que el acuerdo alcanzado en la COP29 es un resultado «pobre, muy decepcionante e inadecuado».

Entre los países que van a ser receptores de los fondos, el rechazo es generalizado. India lo tacha de «decepcionante», mientras que la representación de Nigeria ha declarado que se trata de una «broma» y que no va a aceptarlo.

cop29 desenfocada

En el lado rico del mundo, las reacciones han sido bastante más benévolas. El todavía presidente estadounidense, Joe Biden (ausente en la cumbre), ha celebrado el «histórico resultado» de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP29) y ha animado a «todos los países» a «dar un paso adelante» para alcanzar el «ambicioso objetivo internacional de financiamiento climático para 2035.

Alemania también ha celebrado el texto -«Sabemos que nuestras decisiones de hoy no bastarán por sí solas para satisfacer todas las necesidades», ha afirmado la ministra alemana de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock-; mientras que el comisario europeo de Acción por el Clima, Wopke Hoekstra, ha proclamado que «los que creen en un mundo mejor han ganado».

Por su parte, el secretario general de la ONU, António Guterres, ha presentado el acuerdo como una «base» sobre la que seguir avanzando, aunque ha reconocido que sus expectativas eran más ambiciosas.


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