Las promesas ecológicas se cuelan en las elecciones del próximo 10 de noviembre. Iñigo Errejón ha rescatado la idea de IU y PSOE de limitar los vuelos en trayectos que se puedan hacer en tren para reducir la contaminación. Pero, ¿realmente es viable para los bolsillos de los españoles? Actualmente, las tarifas marcan la diferencia. Y aquí, en la mayoría de los casos, se cumple una regla de oro: el precio y la duración del AVE –que contamina menos– duplica al del avión –acusado de contaminar más–.
Si cogemos como referencia un trayecto entre Madrid y Barcelona para la próxima semana en cuatro medios de transporte la escala de tarifas favorece a los más contaminantes. El coche y el autobús son los medios más baratos. Viajar en Alsa desde Madrid a Barcelona cuesta 33 euros (el billete más barato) y su duración es de 7 horas 50 minutos. En Blablacar, recorrer los 616 kilómetros tiene un precio mínimo de 24,5 euros.
Pero por duración y precio, el avión es la mejor opción. Por 41 euros es posible volar con Vueling de la capital a la Ciudad Condal el miércoles 30 de octubre o por un poco más con Air Europa con una duración media de 1 hora y 15 minutos. De hecho, buscadores como Skyscanner arrojan un dato a tener en cuenta por el usuario: los vuelos menos contaminantes. En este sentido, el vuelo de Vueling emite un 11% menos de CO₂ en comparación con la media de vuelos de la búsqueda.
La oferta del AVE supone el doble en precio y duración. El trayecto más barato cuesta 80,15 euros y dura 2 horas y 15 minutos. Eso no quita que muchos usuarios decidan viajar en AVE por encima del Puente Aéreo operado por Iberia y Vueling. Si bien es cierto, los expertos aseguran que los turistas prefieren el avión para viajar a Barcelona porque el vuelo tiene una duración más corta y es más barato.
Las diferencias entre avión y AVE se producen en otros desplazamientos. Si elegimos viajar entre Madrid y Málaga, hay billetes de Iberia Exress desde 38 euros o por 43 euros Air Europa ofrece la opción más ecológica al emitir un 46% menos de CO₂ en comparación con la media de vuelos de la búsqueda. El vuelo dura 1 hora y 15 minutos. Aquí se vuelve a cumplir la regla del doble de precio y de duración en AVE: 80 euros y 2 horas y 30 minutos de duración. Lo cierto es que los precios del AVE no son populares.
Las estadísticas, de momento, favorecen al avión. Más de 4,1 millones de usuarios utilizaron el transporte aéreo en el mes de agosto, mientras que 2,9 millones de viajeros usaron la larga distancia, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
LA SOLUCIÓN DE ERREJÓN
En junio, IU registro una iniciativa parlamentaria para limitar los vuelos cuyo recorrido pueda realizar el tren. Estos alegaban, por ejemplo, que un vuelo entre Madrid y Barcelona emite unos 70 kilogramos de dióxido de carbono (CO2) por pasajero, mientras que en el mismo trayecto en ferrocarril supone unos 6 kilogramos, es decir, una contaminación 12 veces menor.
En la mayoría de los casos se cumple una regla de oro: el precio y la duración del AVE duplica al del avión
A finales de mes, fue el ministro de Fomento en funciones, José Luis Ábalos, quien aseguró estar estudiando esta posibilidad. Idea que apoya la Fundación Alternativas, afín a los socialistas, que propuso recientemente un impuesto sobre los billetes de avión que prevea una devolución para las rentas más bajas, la igualación al alza de los tipos impositivos de la gasolina y el diésel o un impuesto sobre el uso de los vehículos por carretera, y subraya el escaso uso en España de este tipo de fiscalidad clave para la transición energética.
Pero realmente es Errejón quien ha abanderado con más fuera el movimiento nacido en Suecia Flygskam (o vergüenza de volar en avión) liderado por activistas como Greta Thunberg. Más País asegura que “cada viaje en tren de alta velocidad contamina veinte veces menos que un viaje en avión”.
En su programa electoral se encuentran medidas para limitar los vuelos peninsulares para los cuales exista una alternativa competitiva en tren. Para ello, destacan medidas como retirar los privilegios fiscales de la aviación aumentando el IVA de los billetes y gravando el impuesto al queroseno de los vuelos peninsulares, mediante la posibilidad de una tasa adicional a los billetes de avión como la que ha establecido Alemania. Finalmente, plantean la limitación progresiva de dichos vuelos, usando cuando sea posible la recaudación para subvencionar y reducir el precio de los billetes del transporte ferroviario de pasajeros.
LAS AEROLÍNEAS ACELERAN SUS PLANES SOSTENIBLES
Medidas que, más allá de la inversión, suponen abren un nuevo debate e invita a preguntar si son justos y necesarios estos impuestos. Desde Ryanair consideran que no es la solución. “Las aerolíneas ya pagamos impuestos medioambientales. Este año, Ryanair pagará 630 millones de euros en tasas medioambientales, incluida la ecotasa en Cataluña”, apunta Alejandra Ruiz, portavoz de la aerolínea, quien señala que, en caso de aplicarlos, debería ser “en igualdad de condiciones para todos”.
A pesar de ello, las aerolíneas se han puesto las pilas y aceleran sus planes sostenibles. Ryanair actualizó su objetivo en términos de eficiencia de carbono a fin de reducir las emisiones de CO2 en un 10%, de 66 gramos por pasajero y km a 60 para 2030. Otras como IAG –matriz de Iberia y Vueling– se compromete a alcanzar emisiones netas cero de CO2 en el año 2050 y Air France cuentan con su programa ‘Action Carbone’ para proponer a sus clientes compensar las emisiones de CO2 vinculadas a su viaje.