“Hemos pasado de vivir con objetos aislados a estar conectados a ellos, así que vamos a protegerlos” explica Javier Castells, director de BSI en España y Portugal en una entrevista con MERCA2. “Imagínate que soy tu vecino y te hackeo tu nevera para descongelarla, consigo abrir tu casa a través de la llave digital o entrar en tu cuenta bancaria” señala.
“O ahora, que todas las ciudades quieren consumir menos energía, agua, o ser más eficientes y empiezan a conectar los elementos de la ciudad a Internet, pueden dejar a Madrid sin luz” destaca.
El objetivo de BSI (British Standards Institution) es evitar que las casas inteligentes y las ciudades inteligentes sufran. En su día a día, la empresa británica trabaja dando forma, integrando y apoyando la innovación en el Internet de las Cosas (IdC) y el uso seguro y confiable de aplicaciones, datos y dispositivos inteligentes en 193 países y con más de 86.000 clientes. En sectores que incluyen la industria automotriz, aeroespacial, medio ambiente, alimentos y atención médica.
20.000 MILLONES DE OBJETOS EN 20 AÑOS
Los ciberataques a estos objetos han aumentado desde 2016 un 600% y BSI se dedica a generar normativa que ayude a minimizar los riesgos del desarrollo de internet, el hackeo o el uso fraudulento de datos.
Castells calcula que el negocio del IdC tendrá un impacto de un billón de euros en los próximos 20 años y habrá 20.000 millones de objetos conectados a internet. De hecho, ya hay 8.400 millones de dispositivos conectados. Por eso, trabajan con el Centro Nacional de Ciberseguridad, el CSA de Singapur y el departamento de Cultura Digital de Reino Unido (entre otros) en el desarrollo de las normas futuras.
En España, está la Asociación Española de Normalización (UNE), en Alemania el BSI… cada país tiene su ente de normalización, por eso el de BSI define su empresa como “un ente de normalización que colabora con otros entes, como la Comisión Europea (CE), pero no solo”.
Y añade, “la CE tiende a que las normas sean comunes y las cosas se construyen en función de unas normas”. Por ello, se describen como “pioneros” en elaborar normas en torno al Internet de las Cosas o la seguridad de la información. Unas normas, que después “se han adoptado internacionalmente” y se han convertido en normas IPSO.
LO DEMANDAN FABRICANTES Y CONSUMIDORES
Los hogares son cada vez “más inteligentes», de hecho, en Estados Unidos uno de cada cuatro usa un asistente digital como Amazon, Alexa o Google Home. Una categoría de productos que no existían hace cuatro años. Sin embargo, aunque muchos se muestran encantados con el IdC, dos tercios tardan en hacer nuevas compras de dispositivos domésticos inteligentes por motivos de privacidad.
La falta de confianza del consumidor debilita potencialmente a los fabricantes. Por ello, BSI atiende a esos sectores “que piden cosas”. Pueden ser fabricantes de cerraduras inteligentes o televisores inteligentes. Lo que piden es que sus objetos “sean comparables” a otros objetos del Internet de las cosas, que se rijan por las mismas normas.
“Trabajamos con las empresas que ya tienen objetivos en el mercado, que quieren que se verifiquen esos productos en nuestro laboratorio para comprobar que cuando están en el mercado no sufran un hackeo”.
En este sentido, Javier Castells habla de una norma de febrero, la ETSI TS 103645, específica sobre la seguridad de las cosas. “Esta norma tiene que empezar a implantarse a nivel internacional para que todos hablemos el mismo idioma, es de elementos domésticos y de la ciudad. Todo va relacionado porque el objetivo en sí deja de ser independiente” concluye.