La ducha es un espacio donde la suciedad se acumula con rapidez. Los restos de jabón se adhieren a las paredes y el suelo, creando capas resbaladizas que atrapan polvo. La humedad constante fomenta la aparición de moho en las esquinas y entre las baldosas, tiñendo el ambiente de manchas oscuras. Los residuos minerales del agua se convierten en una capa blanquecina y dura, especialmente visible en los grifos y mamparas de cristal. Los desagües pueden llenarse de cabello y restos orgánicos, lo que no solo obstruye el paso del agua, sino que deja un olor desagradable que invade el baño. Por eso, en este artículo, te contamos cómo dejar tu ducha como nueva en cuestión de segundos con este maravilloso truco de limpieza.
1Si vives en una zona de agua dura, se suele acumular la cal
Vivir en una zona con agua dura implica lidiar con la acumulación constante de cal. Este residuo blanquecino se forma cuando el agua, rica en minerales como calcio y magnesio, se evapora, dejando depósitos en superficies. Los grifos, cabezales de ducha y mamparas suelen presentar una capa opaca y difícil de eliminar, afectando tanto su aspecto como su funcionalidad. Las resistencias de electrodomésticos como lavadoras y calentadores también se ven afectadas, reduciendo su eficiencia y vida útil. Además, la cal puede dejar manchas difíciles de quitar en lavabos y platos de ducha, generando un desafío constante en la limpieza doméstica.