El nuevo CEO de Coca-Cola, James Quincey, parece tener claro qué quiere hacer con la compañía en los próximos años. Y su objetivo esencial es lógico: crecer. Pero lograr el crecimiento en una compañía centenaria parece complejo, sobre todo porque es un monstruo que tarda tiempo en enderezar el rumbo. Sin embargo, el CEO cree que es necesario pisar el acelerador de los cambios. Y el primer paso es reconocer que «Coca Cola no tiene por qué ser la marca favorita de los consumidores». Sin duda, un cambio brutal que rechina en el interior de las paredes de la compañía.
Y es que parece que Quincey tiene claro que los hábitos de sus clientes han cambiado. Se buscan nuevos productos, con menos azúcar, que ayuden a cuidarse… Es decir, hay más demanda de aguas, tes, bebidas energéticas, etc. En definitiva, que «Coca-Cola tiene que ser una compañía de bebidas integrales», máxime porque en una década la venta de las bebidas carbonatadas podría suponer tan sólo la mitad de las ventas.
El CEO de Coca-Cola tiene claro que las bebidas carbonatadas estan en declive
¿Y cómo quiere evitar los problemas financieros a medio-largo plazo? Con mayor inversión en productos internos, pero también con la compra de startups que permitan crecer. Eso sí, «siendo conscientes de que unas empresas y productos funcionarán y otros no», ha dicho en declaraciones a varios medios anglosajones. Así que su premisa para los empleados es clara: «hay que equivocarse, porque si no lo hacemos, quiere decir que no hacemos lo suficiente», ha sentenciado.
Eso sí, recuerda que la mítica Coca-Cola será siempre «el alma de la empresa, pero tenemos que ser mucho más grandes que eso», ha dicho.
El futuro
Ahora bien, Quincey se niega a los peores augurios: que la firma pueda acabar en manos de algún fondo de inversión o del gigante de las bebidas Anheuser-Busch InBev, algo que no está en sus planes. Según el nuevo CEO «somos una empresa con perspectivas de seguir creciendo, y más ahora que la gente empieza a consumir más.
De hecho, la preocupación por el portafolio y las ventas es compartida por Coca-Cola y sus embotelladoras. Esta misma semana Coca-Cola European Partners, la embotelladora europea, avisaba de que los cambios de consumo pueden hacer que su negocio esté en riesgo si no tienen los productos que reclama el mercado. Así que parece que Quincey ha decidido coger el toro por los cuernos.