De entre quienes invierten en productos sostenibles, el 72 % lo hace de forma puntual, en base a los atributos de seguridad, rentabilidad y transparencia. La falta de estandarización en la evaluación de criterios ESG y la escasa comprensión por las personas inversoras son los principales retos de los productos sostenibles.
Quienes invierten en este tipo de productos son personas de entre 35 y 54 años, con estudios relacionados con la economía y la administración de empresas y cuyos ingresos superan los 25.000 euros anuales.
Inversión, triodos y estudio
En España la inversión particular que elige productos financieros sostenibles es escasa. Así lo señala la primera edición del “Estudio sobre el comportamiento del inversor particular en el mercado de productos financieros sostenibles”, presentando hoy por La Cátedra Internacional de Finanzas Sostenibles de la UPF Barcelona School of Management y Triodos Bank, entidad de referencia en banca ética y sostenible.
Los resultados del informe indican que solo un 6 % de quienes han respondido en el estudio manifiesta haber hecho inversiones en productos financieros sostenibles y de ese porcentaje, el 72 % sólo lo hace de forma puntual.
El estudio analiza en detalle el conocimiento, uso y percepción de la clientela bancaria de particulares ante la inversión con criterios de sostenibilidad y responsabilidad (ISR), así como su relación con las entidades financieras. Marcos Eguiguren, secretario general UPF-BSM y director de la Cátedra Internacional de Finanzas Sostenibles UPF-BSM ha explicado que “la creciente demanda de los consumidores y los inversores por productos y servicios responsables, sumada a la presión regulatoria para incorporar criterios ESG en las decisiones de inversión, han provocado un impulso de las finanzas sostenibles. Sin embargo, uno de los retos más urgentes de cara a la futura evolución de las finanzas sostenibles es la mejora en la educación financiera de los inversores particulares”.
“Se requiere mucha pedagogía, no solo del nuevo lenguaje que habla el mundo financiero, cargado de nuevos acrónimos y terminología específica, sino también sobre los verdaderos efectos en la economía en general y en “sus bolsillos” de forma particular”, ha añadido Eguiguren.
Otro de los principales retos detectados en el sector es la falta de estandarización en la evaluación y reporting de criterios ESG que ha abierto el debate sobre el uso de esas siglas como criterio de inversión.
“La medición de estos criterios no ha estado equitativamente desarrollada. Los sociales y de gobernanza son todavía un desafío en términos de definición, medición y estandarización, lo que hace disminuir la confianza en que los factores ESG puedan gestionar el riesgo de las carteras” ha señalado Carolina Luis-Bassa, profesora investigadora en la UPF-BSM y autora del estudio
Inversión con conciencia sostenible
Las personas definidas como “inversores verdes”, como consumidores/as potenciales de PFS dan gran importancia a sus valores sociales y a la ética de sus acciones. La mayoría no invierte exclusivamente en productos sostenibles o responsables, sino que tiene una cartera mixta en la que la inversión sostenible representa una estrategia más amplia para equilibrar el riesgo y el rendimiento.
En ese contexto, al profundizar en los resultados obtenidos, el Estudio desvela que un 42 % de quienes invierten como minorista lo hace en fondos de inversión que promueven características medioambientales o sociales (los denominados ‘light green’), mientras que solo el 21 % invierte en fondos de inversión con objetivos explícitos de sostenibilidad (‘dark green’). Asimismo, los datos también revelan que un 35 % de minoristas invierte en acciones de empresas consideradas sostenibles y otro 14 % en planes de pensiones con características sostenibles.
Al preguntar por la frecuencia de inversión, un 72 % de las personas consultadas confirma que lo hace de forma puntual y más de la mitad (51 %) manifestó que este tipo de productos supone entre el 6 % y el 20 % en su cartera de inversión. Además, al profundizar en los atributos más valorados, la muestra refleja que la seguridad que ofrece el producto junto a la rentabilidad y la transparencia de este tipo de productos son las características que más pesan en su elección.
En esa línea, Susana Cabada, head of Personal Banking de Triodos Bank España, manifestó en el transcurso de la mesa de debate que “las finanzas sostenibles no son una moda. Es clave que las carteras (entidades bancarias, gestores de activos, fondos de pensiones y entidades aseguradoras) estén alineadas con los objetivos del Acuerdo de París, lo que supone una reducción paulatina de emisiones de gases de efecto invernadero. Por eso se debe fomentar la inversión verdaderamente sostenible y verde y hacer pedagogía para que deje de ser algo complejo para la inversión minorista. Así conseguiremos alejarnos progresivamente de las inversiones “marrones”.
Una opinión compartida por Joaquín Garralda, presidente de Spainsif, a la que añadía que “es necesario promover prácticas de financiación e inversión responsables y sostenibles en España, con la finalidad de alcanzar objetivos compartidos en favor del desarrollo sostenible. El sector tiene disponibles las herramientas para ello, pero debemos hacer un acompañamiento desde las instituciones y el regulador para ayudar a las gestoras a adaptarse mejor y más rápido a los cambios que esto supone”.
En lo referente a la comunicación de las características y atributos de los PFS, los resultados constataron que los medios principales de información que se utilizan son el personal de la agencia bancaria y las personas especialistas en asesoría financiera, lo que parece demostrar que la venta directa es el canal principal para la comercialización de este tipo de productos.
El Estudio ha permitido conocer son personas de entre 35 y 54 años, con estudios relacionados con la economía y administración de empresas y cuyos ingresos anuales superan los 25.000 euros. Además, este perfil manifiesta que su porcentaje de inversiones en PFS está entre el 6 y el 20 % de su cartera.
Pie de foto (de izq. a dch): Marcos Eguiguren, Carolina Luis-Bassa, autora del Estudio, Susana Cabada, Joaquín Garralda y Aurora García.
Acerca de la Cátedra Internacional de Finanzas Sostenibles UPF-BSM y Triodos Bank
La cátedra aspira a ser un líder de opinión avanzado en el desarrollo de las finanzas éticas y sostenibles, para apoyar y orientar al sector financiero y a sus grupos de interés hacia una evolución de las finanzas como fuerza disruptiva determinante hacia una economía más justa y sostenible.
Sobre la UPF-BSM
La UPF Barcelona School of Management (UPF-BSM), la escuela de management de la Universidad Pompeu Fabra, es escuela de Management doblemente acreditada por AMBA y EQUIS, dos de los tres reconocimientos académicos más prestigiosos del sector de la educación superior, lo que la sitúa entre las mejores escuelas de negocios del mundo.
La escuela hace una apuesta decidida por la calidad académica y el desarrollo de la investigación como ejes para la transformación social y se basa en valores como el rigor y la ética, algo que le permite generar conocimiento e impacto económico y social, gracias a un modelo de aprendizaje activo, personalizado e interdisciplinar. Cuenta con una red de más de 500 empresas colaboradoras y una comunidad de más de 25.000 alumni.
Triodos, en detalle
Triodos Bank es un banco europeo independiente fundado en 1980, referente en banca ética y sostenible. Su modelo de negocio bancario está basado en la transparencia y combina la rentabilidad financiera con la rentabilidad social y medioambiental.
Opera en los Países Bajos, Bélgica, Reino Unido, Alemania y España bajo supervisión del Banco Central Holandés y la Autoridad de Mercados Financieros holandesa. En España, el Banco de España supervisa a Triodos Bank en materia de interés general, liquidez, transparencia y protección del cliente de servicios bancarios. También opera en más de 40 países de África, Asia, América Latina y Europa del Este a través de sus fondos de inversión y microcréditos.
Triodos Bank es cofundador de la Alianza Global para una Banca con Valores, una red formada por 71 bancos referentes en sostenibilidad en todo el mundo que promueven una renovación del sistema financiero desde un enfoque sostenible.