Iberdrola ha puesto rumbo al Reino Unido y, como Felipe II, tendrá que luchar contra los elementos, sí, pero solo para instalar sus aerogeneradores marinos. La eléctrica vasca es una de las compañías que protagonizarán la oleada de inversiones en renovables que va a arribar a las costas de las islas, junto con otros ‘pesos pesados’ como Orsted, Greenvolt y McQuarie. Como la british invasion del rock de los 60, pero a la inversa.
Según el medio especializado en sostenibilidad Edie, la Cumbre Internacional de Inversiones ha venido precedida por el anuncio de más de 24.000 libras esterlinas (casi 29.000 millones de euros) de inversión privada. El Primer Ministro británico, Keir Starmer, ha elogiado la noticia como un «gran voto de confianza» en la capacidad de su gobierno para hacer crecer la economía y acelerar la transición energética.
El Partido Laborista tiene como objetivo descarbonizar la red eléctrica para 2030, cinco años antes que el plazo marcado por el anterior Gobierno dirigido por los conservadores.
El secretario de Seguridad Energética y net zero, Ed Miliband, dijo: «Este gobierno tiene prisa por garantizar la seguridad energética, reducir las facturas, crear buenos empleos y liderar el clima para el pueblo británico, y estas inversiones son otro paso importante hacia adelante».
IBERDROLA DUPLICA SU APUESTA EN LAS ISLAS
Iberdrola ha sido una de las compañías no británicas que más ha aumentado su compromiso con las inversiones en el Reino Unido hasta 2028, pasando de 12.000 millones de libras a 24.000 millones (14.300 y casi 29.000 millones de euros, respectivamente). La inversión será facilitada a través de su empresa Scottish Power, que está implementando infraestructuras como el parque eólico marino East Anglia 2, con una capacidad de 960 megavatios (MW).
El presidente ejecutivo de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, dijo que la decisión fue posible gracias a «la clara dirección política, los marcos regulatorios estables y el atractivo general del Reino Unido» como mercado de inversión en energía eólica marina.
Otras inversiones confirmadas incluyen 8.000 millones de libras (9.500 millones de euros) de Orsted en eólica marina; 2.500 millones de libras (3.000 millones de euros) de Greenvolt, también en aerogeneradores offshore; y 1.300 millones de libras (1.550 millones de euros) de McQuarie en infraestructura de energía solar y carga de vehículos eléctricos, entre otros.
Ernst & Young (EY) clasificó al Reino Unido como el sexto mercado de energía renovable más atractivo para los inversores internacionales
El director ejecutivo de Orsted, Mads Nipper, dijo: «La razón por la que estamos invirtiendo en el Reino Unido es que, junto con los objetivos de energía limpia, también vemos el compromiso con la creación de los marcos políticos necesarios para alcanzar esos objetivos y un gobierno que quiere trabajar con las empresas para posibilitar las inversiones necesarias».
Antes de las elecciones generales de julio, Ernst & Young (EY) clasificó al Reino Unido como el sexto mercado de energía renovable más atractivo para los inversores internacionales. Su posición mejoró ligeramente después de caer inicialmente bajo el mandato de Rishi Sunak, debido al interés corporativo en soluciones in situ y acuerdos de compra de energía (PPAs).
La Cumbre Internacional de Inversiones, organizada por el Gobierno del Reino Unido, tendrá lugar este lunes 14 de octubre y reunirá a hasta 300 asistentes.
LA SOSTENIBILIDAD SEGÚN LABORISTAS Y ‘TORIES’
La visión de los laboristas para la transición energética incluye apoyar nuevos proyectos nucleares a gran y pequeña escala, cuadruplicar la capacidad eólica marina del país, triplicar la capacidad solar y duplicar la capacidad eólica terrestre esta década. Esto equivale a escalar la capacidad de generación de energía eólica marina del Reino Unido a alrededor de 60 gigavatios (GW), la eólica terrestre a 30 GW y la solar a 32 GW.
En comparación, informa Edie, el gobierno conservador anterior apuntaba a 50 GW de energía eólica marina para 2030, 70GW de energía solar para 2035 y no tenía objetivos específicos para aumentar la energía eólica terrestre, que había intentado restringir.
Otro diferenciador clave es el gas. Los conservadores habían apoyado nuevas plantas gasísticas equipadas con captura de carbono, una política ausente en la propuesta tory.