El colesterol tiene unas repercusiones nefastas para tu salud si lo tienes alto. Las consecuencias que tiene tenerlo por las nubes pueden ser letales. Todo el mundo tiene colesterol circulando por su sangre. El problema es que, cuando tienes los niveles elevados, este se puede adherir a las paredes de tus arterias, lo que se conoce como placas.
Con el tiempo, estas sustancias cerosas que se van pegando van formando depósitos que crecen y pueden llegar a obstruir tus conductos provocando que sea más difícil que la sangre circule por las arterias. El cuerpo necesita colesterol para formar las células, pero no demasiado.
Si estos sedimentos se desprenden de pronto crean un coágulo que puede producirte un paro cardíaco o accidente cerebrovascular. Si tienes los niveles altos puede ser debido a una herencia genética, pero en la mayoría de las ocasiones es por culpa del sedentarismo, de una mala alimentación o de ambos.
Angina de pecho
Cuando las arterias coronarias, que son las que se encargan de administrar la sangre al corazón, se ven afectadas a causa de las placas que deja el colesterol alto puedes comenzar a tener anginas de pecho.
Las anginas de pecho o dolores de pecho, son los síntomas de que posiblemente estés comenzando a tener una enfermedad en las arterias coronarias.
Realmente no es para tomárselo a broma, esta enfermedad te va dañando poco a poco las arterias. Si se estrechan las arterias coronarias tienes angina de pecho. Si se rompen las placas te provocan la trombosis, pudiéndote dar un infarto; y si el tejido cardíaco se ve muy dañado el corazón dejará de funcionar correctamente y puedes tener insuficiencia cardíaca.
Ataque cardíaco
Como te he dicho, cuando las plaquetas de colesterol que se han quedado pegadas a tus arterias se desprenden o se rompen pueden formar coágulos en la sangre en donde se hayan roto.
Las placas ahora en forma de coágulo pueden obstruir y obstaculizar el flujo habitual de sangre haciéndolo más lento. En algunas ocasiones, puede llegar a taponar por completo la arteria y si el corazón deja de recibir sangre tendrás un infarto.
No debes tener la cifra de colesterol en más de 200. Está comprobado que las personas que lo tiene en 240 tienen el doble de riesgo de tener un infarto de miocardio. En los que ya han sido intervenidos por infarto, tienen un by-pass, anginas de pecho o enfermedad coronaria los niveles no deberían superar los 100 mg/dl.
Accidente cerebrovascular
Al igual que pasa cuando tienes un infarto de miocardio, los accidentes cerebrales suceden por el mismo motivo. Cuando el colesterol crea esas placas y estas se desprenden de las paredes de las arterías, te ponen en riesgo.
Si la masa de colesterol pasa al flujo sanguíneo corres el riesgo de tener un trombo en cualquier parte del cuerpo, incluido el cerebro. Si este deja sin sangre alguna zona de tu cabeza te provoca un infarto cerebral y si la arteria se rompe, forma una hemorragia interna.
Esto puede desencadenar en un ictus o en accidente cerebrovascular. No tiene por qué suceder solo en el cerebro. Si las venitas del cuello también se rompen o se obstruyen el flujo sanguíneo que va al cerebro deja de circular.
Obesidad y sobrepeso
El colesterol alto y el sobrepeso o la obesidad van de la mano. El problema es que cada día hay más menores que tienen este problema con todos los factores de riesgo que ello conlleva.
Tienes que tener más cuidado cuando la grasa se crea alrededor de la cintura o abdomen. Esto es un síntoma de que tu colesterol está por las nubes y de que comes demasiada comida basura.
La artrosis, diabetes, enfermedades cardiovasculares y algunos cánceres van ligados a padecer obesidad o sobrepeso. Si tu colesterol es alto lo más probable es que tu peso también lo sea.
Amputación de miembros
Cuando el colesterol es alto y esas placas se han formado en tus arterías ya te he comentado que pueden afectar a cualquier parte de tu cuerpo, incluyendo las extremidades.
Si se obstruye o se limita el riego sanguíneo hacia las extremidades durante mucho tiempo esta puede ser que no se recupere y haya que amputarla.
El colesterol también hace que te duelan las piernas al andar y que notes que cuando paras el dolor también cesa, se llama claudicación intermitente. Si eso continúa así, la muerte de los tejidos es inminente con la consiguiente amputación.
Arterosclerosis
Esta enfermedad se forma tras muchos años de depósitos de grasa y colesterol en las paredes de las arterias. A causa de estas placas extra, las arterías se endurecen y se estrechan haciendo que la sangre que las atraviesa sea limitada al igual que el riego que llega a tus órganos.
Cuando tienes demasiado colesterol en la sangre, el que tus células no son capaces de utilizar queda nadando en tu sangre y provoca la arterosclerosis. A corto plazo no significa un problema grave, pero con el tiempo sí.
La muerte de los órganos puede ir sucediendo de forma degenerativa y crónica sin que te des cuenta hasta que sea demasiado tarde.
Disfunción eréctil
La mayoría de las veces que los hombres tienen disfunción eréctil no es porque no tengan ganas de mantener relaciones sexuales, es porque algo les está sucediendo. Si tienes los niveles de colesterol muy altos también puedes sufrir este problema.
Tener los niveles de testosterona bajos puede ser provocado por tener los de colesterol altos. Controlar esto es necesario si quieres mantener una vida sexual activa.
En ocasiones, tener disfunción eréctil puede significar que tu cuerpo te esté avisando hasta con tres años de antelación de un posible infarto de miocardio debido a una obstrucción.
Estrés
En este caso, sucede como con la obesidad. El colesterol está ligado a los problemas de estrés y viceversa. La ansiedad, los cambios laborales, sentimentales, la escasez monetaria puede provocar que tu cuerpo tenga el colesterol alto.
Cuando las emociones afectan a los niveles de estrés es importante que la medicación también vaya dirigido a ese problema.
El colesterol, si es por herencia, no se puede evitar. No obstante, si se debe a una mala vida, malos hábitos alimenticios, alcohol, tabaco, sedentarismo o drogas, está en tu mano no sufrir ninguna de las enfermedades anteriores.