El sexo en pareja es más complicado de lo que uno se imagina. Cuando eres adolescente no tienes demasiada práctica y tus expectativas por culpa del porno están un poco por las nubes. Con el tiempo, te vas dando de “bruces” con la realidad y compruebas lo difícil que es para algunas personas tener relaciones sexuales placenteras.
Hay momentos en la relación de una pareja en la que ya es hora de que cada uno sepa qué y cómo le gusta al otro tener un orgasmo, pero ¿qué sucede cuando pasan los años y esto sigue sin suceder?
Al principio, puede ser que no digas nada a tu amante por miedo a que el otro se pueda enfadar o a que se sienta humillado. Lo primordial en toda pareja es el diálogo, sin él, tiene sus días contados.
Sabes que es hora de decirle a tu pareja que lo hace “como el culo” cuando al terminar el coito le instas para que se dé una ducha relajante y mientras aprovechas para masturbarte y concluir lo que el otro ha dejado a medias o casi sin empezar. Si te sucede esto, vas a tener que practicar delante del espejo distintas maneras de ser sutil.
El lazarillo
No se trata de hundir para toda la vida a tu pareja. Que te digan que eres un cero a la izquierda en el sexo no es plato de gusto para nadie. Tienes que escoger el momento y las palabras adecuadas para que no le mines demasiado la moral.
El problema es cuando tu pareja “realmente se cree Nacho Vidal”. Hay algunos hombres que han visto tanto porno que no viven en la realidad y ellos mismos se creen sus propias fantasías mientras la mujer tiene cara de nutria y finge el orgasmo o los gemidos.
No tienes por qué hacer eso. En su lugar, intenta guiarle en modo lazarillo. Es decir, cuando se esté viniendo arriba, pero tú no te enteres de nada, es momento de que cojas las riendas de la cama e intentes arreglar la faena. Nadie te dice que tú debas quedarte quietecita, también puedes cambiar las tornas.
Si sigue sin convencerte una vez que haya terminado su fiesta debes sentarte, mirarle a los ojos y decirle: “Tenemos que hablar”. Todo el mundo odia esa frase así que seguramente tu pareja te prestará atención con los ojos como platos.
Pareja antimorbo
Definitivamente, estás con tu pareja porque lo quieres, pese a que haya momentos en los que no tengas muy claro por qué. El caso es que no hay casi nada en él que te dé morbo o te ponga a tono por mucho que se esfuerce “a su manera”.
Lo primero que tienes que hacer es reconocer que prefieres acostarte con el indigente de la esquina antes de que tu pareja te insinúe una noche de sexo. Cuando la respuesta es afirmativa, debes hacer algo para remediarlo. Lo que sucede es que una cosa es que sea malo en la cama, y otra muy distinta es que te ponga menos que los cotilleos de Telecinco.
Puedes intentar hablar con él y explicarle de la forma más suave posible que quieres jugar a otras cosas. Usad disfraces, apaga la luz o hazle operación gamba, es decir tápale la cabeza y entretente con el resto, intenta no asfixiarlo. Con estos métodos puedes intentar salvar lo vuestro sin causarle un trauma de por vida.
Momento profesor
Es importante tener paciencia e intentar enseñar al otro. Si nunca le has dicho a tu pareja que el sexo con él es nefasto, la criatura no tiene ni idea. Es recomendable que abarques el tema en modo profesor.
Nadie nace sabiendo y una buena forma de mejorar es hacer un “Quid pro quo”. Primero debes preguntarle qué quieres que le hagas y luego al contario. No lo hagas demasiado bien porque entonces no atinará a hacerte nada y estarás en las mismas que al principio.
En ocasiones, te callas las cosas que más te gustan por miedo a ser rechazado. Puede ser que te excite que te chupen el dedo gordo del pie y que no lo hayas dicho nunca en alto. Tu pareja no es vidente, si no lo dices, no lo sabe.
El sexo es para disfrutarlo y si en vez de eso supone un suplicio para ti, con el tiempo la relación se va a ir resintiendo.
Dominación y sumisión en la pareja
Otra forma de intentar mejorar tu sexo en pareja es jugar a dominación y sumisión en modo light. Encárgate de explicarle que estás un poco cansada de tener siempre las mismas posturas o de que quieres darle «chispa» a lo vuestro.
Para hacer esto tienes que tener confianza con el otro y tener una palabra clave que concluya el juego por si se te va de las manos. Puede ser que este juego sea lo que necesitas para que tu vida sexual sea como siempre imaginaste.
Hay mujeres que adoran dominar a su pareja y de paso es una buena técnica para enseñarle sin que su virilidad se vea afectada. Dile lo que quieres exactamente que te haga y para la próxima vez no necesitarás las esposas.
Modo mapa
Si tu pareja, pese a que has intentado por activa y por pasiva decirle qué y cómo tiene que hacerlo, sigue sin entenderlo, te toca ser clara y concisa en modo Señorita Rottenmeier. Haz un último intento y, aunque no lo esté haciendo bien, háblale como si fueses un GPS: “Me encanta cuando mueves la lengua hacia un lado” o “Estaría genial que me pusieras a cuatro patas”.
Ver una película porno en pareja también puede ayudar a que las clases sean más interactivas y que pueda ver de forma visual qué le estás pidiendo.
Si tras todos estos intentos el sexo sigue sin gustarte es hora de que te sientes y le digas la verdad. Muchas veces, más vale una colorada que mil amarillas y si la cosa sigue en ese plan al final acabarás por comenzar a fijarte en otras personas.
