El presidente de EFPA, Santiago Satrústegui ha puesto en valor la educación financiera como recurso para alcanzar la libertad financiera, entendida como la capacidad que tiene una persona de no depender económicamente de nadie. Según ha destacado en una entrevista con MERCA2.
¿Cuál es la principal ventaja de la educación financiera?
La educación financiera, entendida como la capacidad de comprender los distintos productos financieros y poder decidir entre los mismos, debe ser un reto que cualquier país moderno se tiene que marcar como una verdadera prioridad. Una sociedad bien informada es fundamental para lograr un país próspero y libre. Precisamente, la educación financiera permite alcanzar la libertad financiera, nada más y nada menos que la capacidad que tiene una persona de no depender económicamente de nadie. Para lograrlo es fundamental involucrar a todos los estamentos del ámbito público y a toda la industria financiera. Y aquí, sin duda, los asesores financieros siempre son actores fundamentales para fomentar la cultura financiera entre todos sus clientes, que tendrán mayor libertad de elección cuando entienden los conceptos de los que se está hablando.
¿Dónde debe estar el punto de partida?
Es fundamental que, desde el colegio, los niños empiecen a conocer los conceptos básicos relacionados con la economía, al final y al cabo es algo que afecta a todo el mundo, independientemente del modo de vida o la profesión que elija en un futuro. De hecho, las futuras generaciones se enfrentarán a nuevos retos importantes a la hora de planificar sus finanzas, sin ir más lejos, por la creciente necesidad de ahorrar para la jubilación para mantener el poder adquisitivo en la jubilación, todo esto en un entorno cada vez más complejo por la naturaleza de los nuevos productos financieros y servicios y los constantes cambios a los que se enfrentan los mercados financieros.
¿Qué hace EFPA por ponerla en valor?
En EFPA estamos completamente comprometidos con el fomento de la educación financiera desde que la asociación nació hace casi 20 años. Como la mayor asociación de asesores y planificadores financiero patrimoniales, estamos completamente concienciados en colaborar para mejorar las capacidades financieras de la sociedad.
Lo hemos hecho con diferentes iniciativas públicas y privadas para el fomento de la educación financiera, como el programa EFEC de la Generalitat, que se imparte a estudiantes de secundaria en Cataluña. Pero, además, hace más de cuatro años, y fruto de esa necesidad social, la vocación de servicio, la predisposición y sensibilidad mostrada por nuestros propios asociados, creamos un programa de educación financiera propio de EFPA, dirigido especialmente a colectivos y asociaciones profesionales, con el que hemos llegado ya a más 2000 personas.
¿. Al fin y al cabo, las tecnologías pueden ayudar a mejorar y acortar diferentes procesos, las tecnologías ofrecen diferentes vías para mejorar la forma de administrar las finanzas, por lo que se convierten en un magnífico complemento, pero nunca podrán sustituir la labor de fomento de la educación financiera que llevan a cabo los propios profesionales preparados para ello.
¿Cuál debería ser nuestro objetivo como país?
Lo cierto es que España ha mejorado mucho en la última década en el ámbito de la educación y en el fomento de la cultura financiera, gracias a la implicación de diferentes actores. Pero no es menos cierto que partíamos de niveles muy bajos, en comparación con el resto de países de nuestro entorno, y sigue quedando mucho camino por recorrer. Reino Unido siempre ha sido un espejo en el que mirarse en el sector financiero y también los países nórdicos, al final y al cabo los elevados niveles de educación tienen una influencia directa a la hora de proveer el mayor acceso a la cultura financiera.
Sin duda, el asesoramiento de calidad tiene un papel fundamental para mejorar ese campo, los propios profesionales con su trabajo diario y su servicio al cliente también pueden ayudar, aunque la apuesta firme por mejorar la profesión y la colaboración entre el sector público y el privado siguen siendo indispensables para mejorar la educación financiera en todas las etapas de la vida de una persona.