martes, 24 septiembre 2024

Herrero, de la AIReF, prevé una trayectoria creciente del endeudamiento público a la conclusión de la presente década

La deuda pública española se ha convertido en un tema de creciente preocupación para los expertos económicos y las autoridades fiscales del país. En un reciente evento organizado por Fedea y el Consejo General de Economistas (CGE), la presidenta de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), Cristina Herrero, ha puesto sobre la mesa una serie de advertencias que merecen una reflexión profunda sobre el futuro económico de España.

El panorama actual muestra una ligera mejoría en las cifras de deuda pública, con una caída del 0,5% en julio, situándose en 1,616 billones de euros según los datos del Banco de España. Sin embargo, esta aparente buena noticia se ve ensombrecida por el hecho de que la ratio de deuda sobre el PIB sigue superando el 100%, muy lejos del objetivo del 60% establecido por la Unión Europea. Esta situación plantea desafíos significativos para la economía española y requiere de estrategias a largo plazo para garantizar la sostenibilidad fiscal del país.

El peso de la deuda pública y sus implicaciones futuras

La persistencia de un nivel de deuda pública superior al 100% del PIB es un lastre para la economía española que no se puede ignorar. Este alto nivel de endeudamiento limita la capacidad del gobierno para responder a crisis futuras y reduce el margen de maniobra para implementar políticas económicas expansivas cuando sean necesarias. Además, el servicio de la deuda consume una parte significativa del presupuesto nacional, recursos que podrían destinarse a inversiones productivas o a mejorar los servicios públicos.

A corto y medio plazo, las proyecciones de la AIReF sugieren una estabilización de la deuda en torno al 104% del PIB. Sin embargo, esta aparente estabilidad no debe ser motivo de complacencia. La presión demográfica que se avecina, con un envejecimiento acelerado de la población, amenaza con revertir cualquier progreso logrado en la reducción de la deuda. El aumento del gasto en pensiones y sanidad asociado a una población más envejecida podría disparar nuevamente los niveles de deuda pública a finales de esta década.

La necesidad de un Plan Fiscal Estructural se hace cada vez más evidente ante este escenario. Dicho plan, ya sea a cuatro o a 7,7 años, debe incluir medidas de ajuste que garanticen una senda descendente de la ratio de deuda, incluso más allá de su periodo de implementación. Esto requiere de un compromiso político a largo plazo y de reformas estructurales que mejoren la eficiencia del gasto público y aumenten la base impositiva de manera sostenible.

Desafíos y oportunidades en la gestión de la deuda pública

El camino hacia la reducción de la deuda pública presenta numerosos desafíos, pero también oportunidades para modernizar y hacer más eficiente la economía española. Una de las claves será la diversificación de las fuentes de ingresos del Estado, explorando nuevas formas de fiscalidad que se adapten a la economía digital y global del siglo XXI. Al mismo tiempo, será crucial revisar y optimizar el gasto público, identificando áreas donde se puedan lograr ahorros sin comprometer la calidad de los servicios esenciales.

La innovación y la digitalización de la administración pública pueden jugar un papel fundamental en este proceso. La implementación de tecnologías avanzadas puede mejorar la eficiencia en la recaudación de impuestos y en la gestión del gasto público, contribuyendo así a la reducción del déficit y, por ende, de la deuda. Además, una administración más ágil y eficiente puede ser un catalizador para el crecimiento económico, generando un círculo virtuoso que ayude a disminuir la ratio de deuda sobre el PIB.

El compromiso con la sostenibilidad fiscal debe ir de la mano con políticas que fomenten el crecimiento económico. Invertir en educación, investigación y desarrollo, e infraestructuras críticas puede aumentar la productividad de la economía española, generando mayores ingresos fiscales a largo plazo. Este enfoque equilibrado entre disciplina fiscal y estímulo al crecimiento será crucial para navegar los desafíos demográficos y económicos que se avecinan.

Perspectivas y recomendaciones para una gestión sostenible de la deuda

Mirando hacia el futuro, es imperativo que España desarrolle una estrategia integral y a largo plazo para la gestión de su deuda pública. Esta estrategia debe ser lo suficientemente flexible para adaptarse a los cambios en el entorno económico global, pero también lo suficientemente robusta para mantener el rumbo hacia la consolidación fiscal incluso en tiempos de crisis.

Una parte fundamental de esta estrategia debe ser la mejora de la comunicación y transparencia en torno a las políticas de gestión de la deuda. Un mayor entendimiento por parte de la ciudadanía sobre la importancia de mantener niveles sostenibles de deuda pública puede generar un mayor apoyo a las medidas necesarias para lograrlo. Esto podría incluir campañas de educación financiera y la publicación regular de informes detallados sobre la evolución de la deuda y las medidas tomadas para gestionarla.

Finalmente, es crucial que España aproveche las oportunidades que ofrece la transición hacia una economía verde y digital. Las inversiones en estos sectores, si se gestionan adecuadamente, pueden no solo impulsar el crecimiento económico sino también mejorar la resiliencia del país frente a futuros choques económicos. Un enfoque estratégico en estas áreas podría ayudar a España a posicionarse favorablemente en la economía global del futuro, generando los recursos necesarios para reducir su nivel de endeudamiento de manera sostenible y duradera.


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