sábado, 23 noviembre 2024

Ruptura: Reglas para sobrevivir si tu pareja te deja

Una ruptura nunca es agradable, un día estás con tu pareja, y al otro no. Cuando esto sucede se pasan por distintas fases y la mayoría de ellas son autodestructivas. Las personas somos seres de costumbres y nos aferramos a lo conocido, pese a que no sea lo que más nos convenga.

En una pareja no siempre los dos dan los mismo y cuando es solo uno el que tira del carro comienzan los problemas. Puedes ser maduro y darte cuenta que lo mejor es una ruptura inminente. Hay personas que se lo toman bien, pero son las que menos.

Lo normal es llorar, no querer vivir, tener ansiedad, depresión, no saber qué hacer con tu vida, perderte a ti mismo, echarlo en falta y cien cosas más de las que iremos hablando. Lo más importante tras una ruptura es que tengas claro que segundas partes nunca fueron buenas y existen muy pocas excepciones.

Primera fase, el duelo

pareja ruptura

Sé que al principio de una ruptura se tiende a idealizar a tu expareja, pero intenta pararte a pensar y analiza un poco lo que ha sido tu vida. Si llevas muchos años con alguien y de pronto todo se acaba, bien por decisión suya, tuya o de ambos, duele y quien diga lo contrario, miente.

No esperes estar bien de la noche a la mañana, no pienses que con bloquearlo en las redes sociales y de tu teléfono también lo harás de tu mente. Hay un duelo. Has perdido algo que formaba parte de tu vida y es normal que estés triste. Da igual si tu relación no era la mejor del mundo, pero era tuya y la quieres de vuelta.

La primera fase que se pasa tras una ruptura es la de intentar por todos los medios que tu pareja vuelva. Se te olvida que tu dignidad y tú sois más importantes que recuperar a alguien que te ha dejado. Le lloras, lo llamas, lo buscas y un error que se suele cometer muy a menudo es tener sexo con tu expareja para intentar que vuelva.

El sexo y las rupturas solo sirven para hacerte más daño. No puedes hacer nada, no te culpes. Lo vas a pasar mal y vas a intentar que regrese contigo por todos los medios, y si el sexo es uno de ellos lo harás.

Segunda fase, la euforia

los duelos cuando la relación se acaba

Después de que te des cuenta que tu pareja no va a volver, se suele cometer otro gran fallo. Hacer como si no te importase y querer recuperar el tiempo que has perdido al lado de alguien que no merece la pena.

Las rupturas sentimentales pueden hacer que te vuelvas autodestructivo, ten cuidado. De pronto, has pasado de ir llorándole, prometiéndole que vas a cambiar y de sentirte una auténtica mierda, a querer salir de fiesta.

No es malo salir, al contrario. Deberías salir con amigos y no quedarte en casa autocompadeciéndote y pensando una y otra vez qué hiciste mal. Ten claro una cosa: “No tienes por qué haber hecho nada”. Hay veces en las que el amor se acaba por muchos motivos. La monotonía, el costumbrismo, el aburrimiento y el convertirte en compañeros en vez de en pareja hacen que el amor desaparezca y que te fijes en otras personas. Sin embargo, continuar esa falsa no es bueno para ninguno de los dos.

No ahogues tus penas en alcohol ni pienses: “Todo lo que pese más que un pollo me lo follo”. Un clavo no saca a otro. Si tienes a tu pareja aún en la mente y te tiras a todo lo que se menea por despecho te harás más daño a ti mismo del que le puedas hacer al otro.

Tercera fase, la ira

pareja ruptura

Después de comprender que suplicarle y salir de fiesta, o tener relaciones esporádicas con otras personas, no te lo quita de la cabeza, viene el momento del enfado. Sí, estás enfadado y mucho. No comprendes por qué no ha sabido valorarte.

Has hecho por tu pareja todo lo que has podido, le has aguantado «carros y carretas» y aún así él está de maravilla y tú sigues perdido. Tienes derecho a estar enfadado, es otra reacción totalmente normal. El problema es saber enfocar esa ira tras la ruptura.

Una buena forma es salir a hacer deporte. Quema esa energía negativa que tienes saliendo a correr. No estés enfadado todo el día con el mundo, este no tiene la culpa de que se haya acabado, porque se ha acabado y debes aceptarlo.

Cuarta fase, depresión

pareja ruptura

Posiblemente, de todas, esta sea la fase más dura y a la vez la más necesaria. Se te ha pasado el enfado, las ganas de salir y ya no quieres estar con nadie. No obstante, la necesidad de verlo no se aparta de tu mente.

En la fase de la depresión es cuando tienes que comenzar a mentalizarte. Es hora de pasarlo mal, pero no tienes por qué estar todo el día llorando. Tienes que ver qué fallo en tu pareja, sí, pero qué salió mal por parte de los dos. Ya has dejado de idealizarlo, ahora debes ver mejor la realidad.

Piensa las veces que incluso antes de la ruptura te has sentido solo, las que no te has notado amado o las que no comprendías por qué actuaba así. Es hora de unir las piezas del puzle, terminarlo y aceptarlo.

Quinta fase, aceptación

mujer

La última fase de todas puede ser la más sencilla si lo haces bien. Debes plantearte metas a corto plazo. La aceptación de la ruptura y que nunca más volveréis a ser pareja es lo más importante para que vuelvas a ser tú mismo de nuevo.

Puede ser que no fueses tú mucho antes de que te dejase, solo que no te dabas cuenta. Haz planes, disfruta de la naturaleza, retoma hobbies que has olvidado por dedicarle tiempo. Mentalízate de que primero eres tú, segundo tú y tercero tú.

Si no sabes quererte a ti mismo nadie lo hará. Tienes que enfocarte en cosas que te hagan feliz y hacerlas solo y exclusivamente por ti. La soledad no es mala, incluso a veces es necesaria para encontrarte.

A veces, para abrir las ventanas antes hay que cerrar las puertas y no dejar que tus propios sueños se escapen por realizar los de los demás. Eres único e irrepetible.

Si piensas que necesitas ayuda para superar a tu pareja habla con tu entorno, cuenta lo que te pasa, no te guardes las cosas para ti solo. Pedir ayuda no es de cobardes, hay que tener mucho valor para reconocer que se está mal. Y si lo necesitas, acude al especialista.

Una ruptura no es el fin del mundo, que tú te rompas sí es el fin del tuyo.


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