La transición energética es una oportunidad clave para impulsar la competitividad industrial de Europa. Maarten Wetselaar, consejero delegado de Cepsa, destaca que Europa necesita una industria fuerte que no puede depender únicamente de los servicios. Para ello, la industria europea del futuro debe ser verde para poder hacer frente a la competencia global.
La razón detrás de esta afirmación es que los precios de la energía fósil tradicional que se importa a Europa son dos o tres veces superiores a los de otras regiones del mundo. Esto hace que Europa no pueda competir a nivel industrial con esas otras regiones. Por lo tanto, la única salida es cambiar y aprovechar las oportunidades de la energía renovable.
España, Plataforma Ideal Para La Industria Verde Europea
Según Wetselaar, España tiene una gran oportunidad en esta transición hacia una industria verde. Nuestro país produce la energía renovable más competitiva, lo que lo convierte en un lugar ideal para reindustrializar y atraer la nueva industria verde que se está desarrollando.
Para lograr este objetivo, es necesaria una mayor coordinación entre las empresas y los reguladores, así como una legislación adecuada que fomente esta industria verde y asegure su competitividad frente a las importaciones no sostenibles. De esta manera, Europa podría convertirse en una potencia exportadora tanto de energía renovable como de las tecnologías y sistemas para producirla y distribuirla.
El Reto de Ejecutar con Urgencia la Transición Verde
Sin embargo, Wetselaar también demanda una mayor agilidad en la ejecución de las políticas y regulaciones que se han ido implementando en los últimos años, como el Green Deal y el Green Industrial Deal de la Comisión Europea. Es necesario recuperar el sentido de urgencia para lograr los objetivos de lucha contra el cambio climático, ya que Europa tiene todo lo necesario para conseguirlo.
En conclusión, la transición hacia una industria verde es clave para que la industria europea pueda ser competitiva a nivel global. España tiene una gran oportunidad en este proceso, pero se requiere una acción coordinada y ágil entre empresas y reguladores para aprovecharla al máximo y convertir a Europa en una potencia industrial sostenible.
