La eurozona enfrenta un nuevo retroceso en su actividad manufacturera, cayendo por tercer mes seguido al ritmo más fuerte

La industria manufacturera de la zona euro sigue atravesando una situación complicada, con un nivel de actividad que se ha mantenido en retroceso por tercer mes consecutivo. Los datos revelan que el índice PMI, que mide el desempeño del sector, se situó en agosto en los 45,8 puntos, reiterando el peor nivel registrado en lo que va de año.

Este entorno adverso se vio marcado por una nueva y pronunciada contracción de los nuevos pedidos, lo que derivó en una caída de las ventas totales, la más acentuada desde principios de 2023. Ante este panorama, los fabricantes continuaron con sus esfuerzos de reducción de costes, disminuyendo la compra de insumos, el empleo y los inventarios.

La Debilidad de la Demanda Hunde la Producción

La debilidad de la demanda ha sido el principal lastre para la actividad manufacturera europea. Los nuevos pedidos se contrajeron a un ritmo acelerado, lo que obligó a las empresas a depender cada vez más de los pedidos pendientes de entrega para sostener la producción. De hecho, estos encargos retrasados se redujeron al ritmo más veloz desde febrero.

Si bien la caída de la producción se ralentizó ligeramente en comparación con los meses previos, siguió siendo notablemente más débil que la de los nuevos pedidos. Esto obligó a las compañías a mantener sus esfuerzos de recorte de gastos, disminuyendo la compra de insumos, el empleo y los inventarios.

En este contexto, el volumen de compras se contrajo a un ritmo «sustancial» y el más fuerte desde abril, mientras que los niveles de stock de materias primas y productos terminados también se redujeron, si bien a un ritmo más lento.

Perspectivas Débiles y Presión Inflacionaria

Las perspectivas empresariales para los próximos 12 meses fueron las más débiles desde marzo, situándose por debajo de la media histórica. Esto se tradujo en una nueva caída del empleo, que acumula ya 15 meses consecutivos en terreno negativo.

Por otro lado, los fabricantes informaron de un aumento sostenido de sus costes, si bien la tasa de inflación se desaceleró ligeramente, manteniéndose cerca del máximo de 18 meses registrado en julio. A pesar de ello, los precios de venta se incrementaron por primera vez desde abril, en un contexto de débil demanda.

En cuanto a la situación por países, las dos grandes economías de la zona euro, Alemania y Francia, fueron las que ejercieron un mayor lastre sobre el conjunto del sector industrial. Por el contrario, Grecia, España e Irlanda fueron los únicos mercados que registraron un crecimiento, si bien a ritmos más lentos que en meses anteriores.

En resumen, la industria manufacturera de la eurozona continúa sumida en un entorno de debilidad generalizada, con una demanda deprimida, presión inflacionaria y perspectivas poco alentadoras a corto plazo. Los expertos coinciden en que esta situación de estancamiento y recesión se prolonga ya por más de 2 años, sin visos de una pronta recuperación.