Los proverbios castellanos suelen tener orígenes y razones que justifican ampliamente que hayan sobrevivido en muchos casos desde la época medieval hasta la actualidad, y que los sigamos usando. El problema es que muchas veces su desconocimiento y sus efectos no suelen ser previstos por los que hablan con un cierto tono populista, tratando de hacer ver a los demás sólo aquello que les interesa.
Acaba de hacer unas declaraciones la Ministra de Trabajo en las que se enorgullece de haber sido capaz de aflorar 430.773 empleos que estaban en la Economía sumergida, y que a través de inspecciones y, también hay que decirlo, de tarifas planas y ayudas a la contratación a las empresas, han dejado de ser “negros” para formar parte de las cifras de empleados en España.
Esta noticia no es mala; de hecho, es razonablemente buena, si no fuera porque muchos de los empleos que han aflorado por cuasi-eliminación de las cotizaciones a la Seguridad Social, o por ayudas directas a la contratación, suponen una merma de ingresos, y precisamente nuestro sistema de pensiones no está para muchas alegrías. Pero, seamos justos, la noticia es buena, sobre todo porque una vez aflorados los puestos, no es fácil que vuelvan a ennegrecerse.
Pero claro, esas declaraciones a bombo y platillo en relación a lo bien que lo están haciendo, tienen su lado oscuro, que no es otro que la gestión de la política de empleo. Aclarémoslo; la Ministra dice que desde que entraron en el poder, el 1 de enero de 2012, han aflorado 430.773 empleos ocultos, es decir, empleos que ya existían y que, por tanto, no se han creado. Si nos vamos a los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) que publica el Instituto de Nacional de Estadística (INE) (vamos, que la hacen ellos), el 1 de enero de 2012 la población ocupada era oficialmente de 18.153.000 personas, a las que tendríamos que añadir las que trabajaban en la economía sumergida, 430.773; por lo que en España tenían ingresos procedentes de rentas de trabajo 18.583.773 españoles.
Deberían exigir en las oposiciones a registrador de la propiedad el conocimiento del presupuesto base 0
En la última EPA publicada por el INE al 31 de diciembre de 2016, la población ocupada era de 18.508.100; es decir, que hoy en día trabajan en España 75.673 personas menos que cuando el Partido Popular llegó al poder hace cinco años. Si a ello añadimos que mucho del trabajo que se generado a partir de la manida Reforma Laboral ha sido empleo precario con salarios que prácticamente son la mitad de sus homónimos en Europa y que no se ha cambiado para nada el modelo productivo, a lo mejor, las alharacas sobraban en esta ocasión.
Seamos realistas, el empleo en España es un gravísimo problema. Nuestro país no tuvo Revolución Industrial, y nuestros empresarios, salvo honrosas excepciones, no tienen ese espíritu emprendedor que tenían, por ejemplo, los empresarios británicos en la segunda mitad del siglo XIX, o sus homónimos estadounidenses y alemanes en la misma época. Las grandes empresas españolas, como Repsol, Telefónica o la mitad del BBVA tuvieron que surgir por iniciativa pública, porque si no seguiríamos usando el gasógeno o hablando por tam-tam. Los bancos españoles privados que se crearon en la segunda mitad del siglo XIX, lo hicieron por iniciativa francesa y con el modelo que tomaron del Crédit Mobilier de dicho país. Salvo casos como Inditex, Mercadona y algún otro, los empresarios españoles se sienten muy ufanos si son capaces de comprar algo por 10 y venderlo por 15, en lo que yo llamo la “semilla fenicia” de la gestión empresarial española. Pero eso no es ser empresario. Hay que investigar, desarrollar, innovar, crear nuevos productos que se puedan comercializar fuera de nuestros país, etc. De esa manera, no ocurriría como ocurre, que el 70% de las empresas familiares no pasan de la segunda generación.
El crecimiento del PIB español en los últimos dos años se explica sobre todo porque han disminuido tan notablemente los costes laborales que hasta podemos competir por precio con nuestros homónimos europeos, aparte de por el boom del turismo, la bajada de los precios del petróleo o el encarecimiento del dólar que nos permite exportar más barato. Y ninguna de estas cosas es debida a la gestión del Gobierno.
Por tanto, dejemos de alardear de la situación económica, y centrémonos en los importantísimos retos a los que tenemos que hacer frente en los próximos meses, cisnes negros incluidos. El Sr. Rajoy lleva ya unos cuantos meses de Gobierno, y no le ha plantado cara a ninguno de los grandes problemas: pensiones, déficit, deuda y desempleo. Y en lo que respecta a este último, repito que no se ha creado empleo en los últimos cinco años, y que las disminuciones del paro registrado se deben a que se han jubilado un millón de personas y se han ido a trabajar fuera otras 300.000. Por tanto, considero que es una tomadura de pelo el que ahora se convoquen multitud de plazas de funcionarios en el Sector Público, porque, y ya lo he dicho en otras ocasiones, eso no es otra cosa que gasto, déficit y deuda, aparte de maquillaje para las cifras de ocupados y parados.
A ver si alguna vez se incluyen algunos conceptos económicos en las oposiciones a Registrador de la Propiedad, como por ejemplo, el de presupuesto base cero, que es lo que habría que hacer con los Presupuestos Generales del Estado, en vez de ajustar porcentajes todos los años. Sólo así, conseguiríamos saber realmente qué gastos son superfluos y por tanto eliminables; y a la vez, qué inversiones se realizan en empresas colombianas y brasileñas por un precio cuatro veces superior a lo que valen.