Ingeniero químico de formación, Carlos López no tiene dudas al enunciar la fórmula del éxito en el mercado de la fabricación de plantas de energía solar: «Innovación y calidad». La competencia desleal, sin embargo, es un reactivo que puede dar al traste con todos los esfuerzos; por ello, el director de ingresos de PVH, la más potente filial de Gransolar, no se recata en exigir a la gobernanza europea unas normas competitivas ecuánimes. «Y si a eso se le llama proteccionismo, que así sea», sentencia en su conversación con MERCA2.
MERCA2: PVH está especializada en la instalación y suministro de seguidores solares en zonas desérticas. ¿Será el desierto el recurso del futuro en el mercado energético?
Carlos López: En puridad, no es que estemos especializados, sino que los terrenos ‘fáciles’, por así decirlo -aquellos que son planos, próximos a un punto de conexión, etcétera- son cada vez más escasos. En nuestro sector se intenta tener la menor el menor impacto posible en la en la sociedad, por lo que las áreas desérticas, muy frecuentes en en regiones como Oriente Medio, representan una oportunidad, pues no dejan de ser terrenos en el cual sin ningún tipo de aprovechamiento al que se consigue dar vida.
El recurso a explotar, en todo caso, es el sol, no el desierto. Lo que pasa es que, como entorno, el desierto presenta la ventaja de tener un albedo (el coeficiente de radiación solar aprovechable) muy alto. Por otro lado, al ser zonas apartadas, las infraestructuras solares no provocan ningún menoscabo social. No hay controversias.
M2: ¿Cuáles son los desafíos de logística y suministro al trabajar en esos entornos?
CL: En el desierto siempre trabajas en condiciones extremas, pero todo depende de las infraestructuras. Tiene que haber carreteras, medios para llegar a la localización elegida, y obviamente los recursos necesarios para poder llevar a cabo el proyecto.
Nosotros hemos desarrollado plantas de más de tres gigavatios (GW) en Arabia Saudí; en este tipo de iniciativas, obviamente el instalador tiene que tener muy bien en cuenta todos las los condicionantes que van a afectar la construcción: durante las horas centrales del día no se puede trabajar, hay que hacer turnos de descanso, constante hidratación para los trabajadores, organizar turnos de trabajo nocturnos…
M2: Recientemente, PVH ha llegado a un acuerdo con la china CHINT para el suministro de seguidores para plantas de energía solar. ¿Qué significa este negocio para la compañía?
CL: Básicamente es un partnership. La relación entre ambas compañías, como te puedes imaginar, es fantástica. Ha sido siempre un socio estratégico en geografías como Australia. Hay un vínculo a nivel de dirección extremadamente fuerte y, obviamente, eso se valora.
El acuerdo no ha sido más que formalizar algo que ya existe en el día a día. La transcripción de los fuertes lazos que unen a dos compañías líderes a nivel mundial como CHINT y Grupo Gransolar.
M2: También se ha abierto una fábrica en Estados Unidos, nada menos que en Houston, una de las mecas de la industria aeroespacial. Y otra en Arabia Saudí. ¿Hasta dónde llega el plan de internacionalización de PVH y cómo se compara con el resto de filiales de Gran Solar?
CL: Como fabricantes, tenemos que tener centros de producción propios, y lo mejor que hemos hecho en este sentido es diversificar. Hemos montado fábricas en Europa, Sudáfrica, Turquía, Oriente Medio y, por supuesto, también en Estados Unidos, que con 40 GW de capacidad potencial es el mayor nicho de mercado del mundo. Hay que estar allí.
Actualmente estamos asfaltando nuestro camino hacia la India, otro mercado gigantesco que hasta ahora ha estado dominado por China. Es esencial invertir en países donde existe certidumbre y estabilidad económica.
VALENTÍA PARA PROTEGER LA FABRICACIÓN SOLAR EUROPEA
M2: ¿Están las empresas de componentes solares europeas preparadas para resistir la competencia asiática?
CL: La respuesta monosilábica a esa pregunta es sí. Estoy seguro de que podemos hacer frente porque constantemente estamos invirtiendo en I+D, en innovar en desarrollo del producto y en mantener y mejorar la cadena de suministro. Eso sí, tenemos que jugar todos con las mismas reglas.
Si llega al mercado un player de cualquier país, sin mencionar a ninguno en concreto, cuya balanza de costes es significativamente inferior, todo se rompe. No estamos jugando con las mismas reglas y ese es el es el quid de la cuestión. ¿Por qué surge el antidumping? ¿Y el proteccionismo? Porque lo que se pretende es construir un tablero en el que todos compitamos en las mismas condiciones. Si sabemos que el coste de un producto es 100, no deberías poder venderlo a 80.
A mí me cuesta mucho competir en China, así que cuando ellos entran en Occidente, no digo que haya que poner trabas al libre mercado, pero sí una normativa justa. El mejor ejemplo lo encontramos en el sector del coche eléctrico.
M2: ¿Qué tal vendría un poco de proteccionismo por parte de la UE?
CL: No queremos acuerdos de exclusividad, sino simplemente las mismas exigencias para todos. Pedimos una regulación que nos permita mantener una infraestructura y una cadena de suministros respetando las normas de negocio. Y si a esto lo llaman proteccionismo, que así sea. Por muy eficiente que sean mis procesos de producción, si tengo que pagar 100 por el acero no voy a poder competir con alguien que lo obtiene a 50.
M2: Los precios de la electricidad están subiendo y los tipos de interés bajan, lo que favorece a las fotovoltaicas. ¿Se acaba el calvario de los dos últimos años?
CL: El entorno macroeconómico es de suma importancia. Efectivamente, estos dos últimos años hemos visto como los proyectos dejaban de materializarse por culpa de la coyuntura. Ahora los beneficios son mejores y la financiación también.
Me gustaría ser más optimista y decir que vamos a asistir a un nuevo boom de la energía solar, pero en este momento seguimos arrastrando proyectos de hace meses y años, ya que existe un cuello de botella causado por tantos meses de parálisis.