Hablar de Portobello es hablar de Galicia, de mar, de marisco… Pero también es hacerlo de negocios, papel cuché y grandes personalidades. Este restaurante, que colinda con el mesón Txistu, cierra sus puertas tras más de cuatro décadas abierto. Ubicado en el número 18 de la calle Rosario Pino, Juan Antonio Prieto, fundador del mismo, ha decidido dar un paso a un lado y ha puesto el local a la venta. Desde esta semana, el cartel de ‘se traspasa’ en un espacio vacío sustituye al bullicio habitual de uno de los bares con más solera de Madrid.
Punto y final para Portobello. «Pensar en comer marisco en Madrid y optar por ir al restaurante Portobello era un acierto en toda regla», recuerda uno de los clientes más fieles de este establecimiento. Una marisquería que se caracterizaba por ser un lugar donde comer bien y disfrutar de un buen producto de mar y por el ambiente de negocios de la zona. De hecho, era un lugar de peregrinaje para muchos abogados que buscaban refugiarse en un trocito de Galicia, después de pleitear en los juzgados de Plaza Castilla.
El restaurante cierra tras más de 40 años abierto en el centro de Madrid
En 2018 cumplió cuatro décadas sirviendo marisco en un local donde no era raro encontrar algún que otro famoso de postín asiduo (también) a los juzgados. La fama de su marisco era su principal reclamo. De hecho, hasta su cierre era una de las más famosas marisquerías de todo Madrid, según las páginas web especializadas en gastronomía y en reservas de restaurantes. Una fama que se ha ganado a base de esfuerzo y trabajo un leonés. Porque sí, la realidad es que Prieto no es gallego, pero si un profesional del pescado desde los doce años que aterrizó en la capital.
Con 22 años abrió su primera marisquería ubicada en la calle Capitán Haya y durante todo este tiempo no ha dejado de trabajar para ofrecer la mejor selección de pescados y mariscos. Esos diez años de experiencia en el sector ha sido la base donde se ha sustentado el éxito de este restaurante. Un bagaje que ha permitido a este maragato ofrecer las mejores piezas del mar.
«El mar no es infinito y suele ocurrir que el producto de verdadera calidad no se encuentra fácilmente, por lo que hay que tener mucho cuidado y algunos conocimientos para adquirir sólo el mejor género», asegura este hostelero con casi medio siglo de experiencia en el sector en una web gastronómica.
Años de atención al público hacían de Portobello un clásico de Madrid que jamás defraudaba. Productos de primera, forma de cocinar impecable y atención exquisita a todos los comensales. Tres características que han servido a Portobello para aguantar más de cuarenta años al lado de, tal vez, el restaurante más afamado de toda la capital: el mesón Txistu. Ahora el hermano pequeño del asador donostiarra ve como su vecino marinero echa el cierre y cuelga el cartel de se traspasa. Prieto cree que ya ha sido suficiente aventura.
CIERRES Y REFORMAS GASTRONÓMICAS EN PLAZA CASTILLA
De todos modos, la clausura de Portobello no es si no un síntoma más de que el paisaje gastronómico de la zona está en proceso de cambio. Porque el cierre de la marisquería no es el único que se ha producido en esta calle en los últimos tiempos. De hecho, justo enfrente del local propiedad de Prieto también ha dicho adiós Chimenea, otro restaurante que ha colgado el cartel de se alquila. Además, tan sólo unos metros más arriba (dirección Paseo de la Castellana), el bar La Piñera se encuentra en pleno proceso de reforma del local. Cerramientos y obras que vienen a cerrar un capítulo gastronómico de los aledaños de la Plaza Castilla.