Desde que el 7 más famoso del Real Madrid hasta la llegada de Raúl calificó a Florentino Pérez como “un ser superior” pocos se han atrevido a cuestionar al ingeniero anodino de traje gris que, tras sonoros fracasos en la política española, cambió las urnas por el maletín llegando a convertirse en uno de los primeros constructores del planeta.
El joven “Tinín” que vivía en la madrileña calle Hortaleza en la última etapa del franquismo acumula en nuestros días una fortuna de más de 2.000 millones de euros y es la cabeza visible de un imperio forjado a su imagen y semejanza. Populares, socialistas y comunistas de salón han servido al empresario como trampolín personal y profesional. Porque el color político nunca ha sido un problema para Florentino.
Un hombre capaz de provocar que Juan Abelló llegue tarde a una cacería, o de llamar al Rey (hoy emérito) por teléfono en medio de una regata cuando tan sólo unos metros separaban su embarcación de la del monarca son tan sólo dos anécdotas de las muchas que ilustran el nivel de poder que ha acumulado el presidente de ACS a lo largo de su carrera.
Y todo ello a pesar de que no pega tiros, ni juega al golf, y eso que hasta hace poco vivía en el mismo adosado que compró cuando era concejal del Ayuntamiento de Madrid y veraneaba en un yate de baja eslora. Ramón Mendoza se refería a Florentino como ese “hombre tristón, gris y con aire de cenizo”, unas características que le han permitido permanecer alejado de los focos durante décadas, al menos hasta que consiguió su gran aspiración: presidir el Real Madrid.
Quienes le conocen aseguran que Florentino pasó de ser en un solo día un hombre que todavía mantenía los pies en la tierra a considerarse una figura divina con poder onnímodo. Fue el 15 de mayo de 2002, en Glasgow, cuando la irrepetible volea de Zidane dió al club merengue su novena Copa de Europa. Tal como relata el periodista Juan Carlos Escudier en el libro Retrato en blanco y negro de un conseguidor (Foca Ediciones, 2005) –un rara avis que sólo se puede conseguir en el mercado de segunda mano– “a partir de ese momento dejó de escuchar consejos, a enfadarse y a castigar a los críticos”. Esa misma noche le ofreció a Arsene Wenger el puesto de Vicente Del Bosque, que a pesar de ganar su segunda Champions no era del agrado de Florentino porque no vestía trajes caros ni iba al peluquero a diario.
EL SEÑORÍO DE ALCOCER: COMIDA Y NEGOCIOS
Pérez no tiene vicios reconocidos, exceptuando su pasión por el trabajo como herramienta para hacer crecer su leyenda. Aunque desayuna, come y cena fuera de casa no es un habitual de las largas sobremesas excepto por cuestiones laborales. Su lugar preferido durante décadas para combinar la gastronomía con los negocios ha sido el restaurante El Señorío de Alcocer, un lugar en el que prácticamente le reservaban cada día un espacio alejado de las miradas indiscretas. Nunca le ha gustado el teléfono para cerrar acuerdos, conocedor como pocos de que en España todas las conversaciones importantes se graban, aunque nunca ha tenido problema en llamar cuarenta veces a quienes toman las decisiones que le afectan. Es tenaz, perseverante y no le gusta delegar, una combinación incómoda para quienes se ven obligados a negociar con el.
Obsesionado con su imagen, Florentino siempre ha considerado a los departamentos de comunicación de sus empresas como agentes encargados de ocultar información, en lugar de facilitarla. Piensa que es mejor que no hablen de su figura a arriesgarse a quedar en entredicho. El se basta y sobra para proyectar un halo de santidad que le acompaña también fuera de nuestras fronteras, aunque ahora periodistas mexicanos de la revista Proceso se atrevan a señalarlo directamente como responsable de haberse enriquecido de manera ilícita con la concesión a filiales controladas por ACS de contratos públicos irregulares por valor de unos 6.000 millones de euros.
Su enorme poder y las alianzas que ha tejido durante toda su vida han permitido que su nombre haya quedado en un segundo plano en casos de corrupción, como el de las comisiones pagadas al partido de Jordi Pujol a cambio de obra pública. Es cierto que en España siempre ha sido habitual (y lo sigue siendo) que los funcionarios pidieran dinero a los constructores para otorgar las concesiones, pero en el caso del ya ex molt honorable Florentino siempre aseguraba a propios y extraños que el no había pagado ni un duro a Pujol y que su negativa le había puesto las cosas difíciles en Cataluña.
TRABAJO Y PERSUASIÓN PARA LOGRAR EL ‘PELOTAZO’
Conocedor de que los gestos le delatan, a Florentino nunca le ha gustado aparecer en televisión y cuando lo hace mantiene ese rictus impostado de persona que nunca ha roto un plato, pero quienes trabajan con el saben que cuando se enfada es mejor darle la razón y no convertirse en su enemigo. Las dos facultades que le han llevado a lo más alto han sido su inagotable capacidad de trabajo y su capacidad de persuasión, que le han abierto siempre las puertas adecuadas.
Con contactos políticos hasta en el infierno, Florentino llegó a convencer a Inés Sabanés (IU) para que votara a favor del pelotazo de la recalificación de la Ciudad Deportiva del Real Madrid, operación que salvó de la quiebra al club. Capaz de ser amigo de Gallardón y de Rubalcaba al mismo tiempo, y mezclando sindicalistas con empresarios del Ibex en el Palco del Bernabéu (a la izquierda le gusta el dinero como a todos) Florentino ha tenido pocos adversarios en el mundo de la política. Y los que han osado enfrentarse a el no han acabado bien. Y si no que pregunten a Ignacio González por su oposición al desembarco en Valdebebas de toda la maquinaria blanca.
LA «CORTE DEL REY PÉREZ» Y LOS ALBERTOS
La “corte del Rey Pérez” –como la define Escudier en su documentado libro– está compuesta por varias personas clave en el éxito de este ingeniero que, en realidad, siempre ha sido más un ejecutivo que empresario. Entre ellas destacan su hermano Enrique, el abogado José Luis del Valle (alias “Chitín”) y su fiel secretaria Conchita, quizás las tres figuras que mejor conocen los entresijos de cómo se ha gestado la creación del héroe Florentino.
Todo comenzó cuando un preboste franquista –que tras la muerte del dictador se convertiría en alcalde de Madrid– le enchufó en la Asociación Española de la Carretera (AEC), puesto desde el que asistió cómodamente al cambio de régimen. Posteriormente accedería al Ayuntamiento de Madrid como delegado de saneamiento, pateándose las chabolas y las obras que en aquellos años se realizaban en la capital. Fue la época en la que conoció a Los Albertos, que años después le prestarían los 13.000 millones de pesetas a través del Banco Zaragozano con los que fichó a su primer galáctico: Luis Figo.
Bajo el paraguas de UCD, Pérez logró ser concejal en el gobierno de Tierno Galván junto a un joven Álvarez del Manzano que se convertiría más tarde en uno de sus principales apoyos. Y de ahí a la dirección general de Infraestructuras en el Gobierno de Adolfo Suárez, donde descubrió que el PSOE se financiaba ilegalmente mediante mordidas a las contratas de limpieza que trabajaban en Madrid. Lo denunció pero lo único que consiguió fue facilitar a Felipe González un ajuste de cuentas con la Federación de Socialistas de la capital del que se salvó Tierno Galván.
EL FRACASO DE LA OPERACIÓN ROCA Y EL NACIMIENTO DE ACS
Tras el desmantelamiento de UCD se acercó a Miquel Roca, un político eclipsado por Jordi Pujol con el que Florentino creó el Partido Reformista, que más tarde absorbería a los liberales de Antonio Garrigues. Es en ese momento cuando comienza a trabajar en construcciones Padrós, participada por Banca Catalana, que después de fusionarse con OCP, e integrar Auxini, Ginés y Navarro y el gigante Dragados –entre otras empresas– crearía la actual ACS.
En el Partido Reformista fue una figura clave como «recaudador», porque era más eficaz en la gestión que en la captación de votos. Ya por entonces se comprobó que la oratoria no era su fuerte, aunque su gran capacidad para llevar las cuentas y conseguir financiación de forma milagrosa le hizo destacar en la formación. El batacazo electoral hizo que estuviera dos semanas sin salir de casa por vergüenza y decidió abandonar sus aspiraciones políticas para dedicarse a dos objetivos: convertirse en uno de los mayores empresarios de España y presidir el Real Madrid.
Cuando a finales de los años setenta del pasado siglo Florentino decía a sus compañeros de partido que tarde o temprano acabaría sentándose en el palco del club blanco como presidente la risa y el cachondeo se apoderaban de aquellos jóvenes políticos que nunca tomaron en serio las aspiraciones del ingeniero. En la constructora OCP –que integró a Padrós– ninguno de sus socios quería que se presentara a las elecciones. Coincidiendo con la visión que que defendieron posteriormente los March en ACS, en que la exposición pública de Pérez era un obstáculo para la gestión de la compañía.
No obstante, el ya talludito “Tinin” siguió adelante y, tras una primera derrota contra Ramón Méndoza, logró arrebatarle la presidencia a Lorenzo Sanz en unas reñidas elecciones. En aquel momento de la historia los votos por correo eran determinantes para acceder a la presidencia de la casa blanca y, por ello, fuente de controversia. Los candidatos recomendaban cerrarlos con celofán para que no fueran abiertos con una vaporeta antes del recuento oficial. Ese era el Real Madrid de los años noventa, un club en el que el presidente Sanz sacaba dinero de la caja fuerte para echar la partidita de rigor con Jesús Gil.
Incorporar a sus empresas a altos cargos de la administración que habían sido parte en adjudicaciones a la compañía ha sido una de las estrategias más efectivas para navegar en las turbulentas aguas del sector constructor ibérico. Unos funcionarios/políticos que no ha dudado en utilizar a pesar de que en muchos casos ha sentido un profundo desprecio hacia ellos.
FLORENTINO PEREZ, SU RELACIÓN CON AZNAR Y LA GUERRA CON ‘SUPERGARCÍA’
Para Florentino la lealtad es uno de los valores más importantes en la vida y por ello ha premiado con creces a todos los que han sido fieles. José María García no fue uno de ellos y desde que abandonó las ondas acusa al presidente de ACS de haber terminado con su carrera con la inestimable ayuda de José María Aznar, el ex presidente del Gobierno que rompió su idilio con el ingeniero después de que este fichara al periodista García Ferreras (entonces máximo responsable de informativos de la cadena SER) tres días después de los atentados de Atocha que llevaron a Zapatero en volandas a La Moncloa. A pesar del enfrentamiento con Supergarcía, a Florentino no le gusta tener enemigos y cuando ha podido ha tendido la mano para solucionar viejas cuitas, aunque no siempre con el éxito esperado.
El único hombre que ha conseguido que los funcionarios municipales trabajen los domingos se encuentra ahora en un momento vital dulce. En lo personal disfruta de su relación con una francesa treinta años más joven que él y que trabajaba en el barco “Pitina”, apodo de la esposa que acompañó a Florentino desde su juventud hasta que un infarto se la llevó al otro mundo en 2012 después de superar un cáncer. Fue un golpe muy difícil de asumir para Florentino –quizás el mayor de su vida– pero poco a poco ha recuperado su vida amorosa con discreción. Sus tres hijos (Florentino, Eduardo y Cuchi) le han ayudado mucho y mantiene excelentes relaciones con ellos. Todos ven con buenos ojos la nueva relación de su padre, al menos públicamente.
En lo profesional actualmente Florentino tiene el corazón partido. ACS le da las alegrías que le quita el Real Madrid. El grupo empresarial es el primer concesionario de infraestructuras de transporte del mundo, mientras el club de fútbol está inmerso en una crisis de identidad y de resultados. No obstante, lo único que le quita el sueño a Florentino es haber aparecido en los papeles del ex comisario Villarejo, que le acusa de de pagar presuntamente sobornos a políticos sudamericanos y financiar a la oposición de Guinea Ecuatorial vía Panamá. ¿No lo sabían? Normal. Es una noticia de esas que no aparecen en los telediarios, aunque tal vez vayan a oir pronto novedades sobre estos asuntos.