La fusión de Euskaltel y Telecable (Zegona) tiene visos de ir a alargarse en el tiempo. Todavía es posible que en una inminente reunión que hipotéticamente pueda celebrarse a la vuelta de Semana Santa acerquen posturas definitivamente y lleguen a un acuerdo satisfactorio para todas las partes, pero existe un plan B en el horizonte: Retrasar la operación.
Sería como ese momento clásico en una comedia romántica en el que los protagonistas están a punto de besarse pero en el que se descubre algo que impide que se consume la cosa. Pero por más retrasos que haya, los espectadores sabemos lo que va a terminar pasando. Ambas compañías terminarán unidas. La única duda es cuánto tardarán.
Fuentes próximas a Euskaltel lo tienen claro: «Hace unas semanas parecía que estaba todo hecho, ahora empieza a cundir la impresión de que no pasaría nada si se dejasen pasar unos cuantos meses«.
La jugada de Euskaltel
Este retraso tendría una ventaja esencial para Euskaltel: Estaría en una posición de mayor fortaleza financiera para ofrecer una participación mayor en efectivo y menor en acciones, lo que reduciría el peso de Zegona en la compañía y mantendría la ‘pureza’ de un proyecto que en País Vasco muchos ven más como una necesidad estratégica relacionada con el soberanismo que como un simple negocio en una industria que tiende a la consolidación.
Esa postura desagrada a los fondos, que ven en Zegona a un socio fuerte que ayudará al grupo a afrontar una nueva etapa de expansión, mucho más parecida a lo que intentó hacer en su momento el exconsejero delegado del grupo, Fernando Ojeda.
Si Euskaltel no compra ahora, en una operación cuyas cifras están situadas ligeramente por encima de los 700 millones de euros (que a los ingleses les cunden más por la devaluación de la libra), cree que podrá adquirir Telecable con más dinero y menos amenaza al control de Kutxabank.
La jugada de Zegona
En Telecable tampoco ven con malos ojos un posible retraso. La compañía asturiana, a pesar de ser mucho más pequeña que la vasca (que suma a la gallega R), es mucho más ambiciosa que Euskaltel y ha recorrido el mercado en busca de nuevos proyectos de inversión en caso de que falle el acuerdo con los vascos.
Si estos no se animan a comprarles ahora, la estrategia está clara: Comprar todo el ebitda que puedan para que cuando llegue el momento de aplicar el múltiplo que corresponda, puedan pedir más por su negocio. Esta maniobra tiene ventajas por dos lados: Si Euskaltel no compra, se garantizan el futuro y un plan de crecimiento para una compañía que hoy tiene notables límites geográficos. Si les compra después de que se vayan de compras, se lo harán pagar.
Incluso desde Euskaltel hay quien piensa que no es mala idea dejar que Telecable cargue ahora con el crecimiento. Y es que, en sus presentaciones a accionistas, el operador que dirige Francisco Arteche se ha presentado básicamente como una gran vaca lechera exprimevascuences, capaz de obtener pingües beneficios sin apenas inversión.. Una cash cow de manual.
Prometo que seré la operadora más aburrida del mundo.
En su presentación del pasado mes de marzo, Euskaltel recordaba que tiene un ebitda ajustado de 281 millones sobre una facturación de 573 millones. Eso supone un alucinante margen ebitda del 49% que la operadora ha prometido que llevará por encima del 50% hasta 2019. Y eso, con la promesa de un incremento anual del 2-3% de los ingresos, algo difícil de lograr en un entorno de crecimiento estancado en número de clientes. Sería difícil de lograr incluso si se lanzaran a subir los precios sistemáticamente a sus abonados.
Para hacernos una idea de lo que supone ese margen ebitda del 50%, que permitirá un crecimiento anual de más del 10% en el dividendo, baste recordar que Telefónica se mueve en un margen ebitda situado en el entorno del 30%. El compromiso de mantener esas cifras implica que Euskaltel básicamente no invertirá en nada, no gastará nada, no comprará nada y no arriesgará absolutamente nada.
¿Cómo hacerlo entonces sin hacer trampas al solitario? Pueden dejar que sea Telecable quien engorde sus números por su cuenta, quien arriesgue lo que tenga que arriesgar, y quien, en el momento de comprar, ya le haya dejado hecho el trabajo de campo a los vascos.
Expertos en reconquistas SA
Telecable tiene, además, un primer ejecutivo mucho más preparado para arremangarse. Alejandro Martínez Peón fue quien trajo a Zegona a España, frustrando la primera intentona de compra de Euskaltel. Fue quien estuvo a punto de comprar Yoigo (sólo se vio frustrado por el empecinamiento de ACS por MásMóvil). Fue quien compró los derechos del fútbol cuando Euskaltel se negó a hacerlo y fue también quien obtuvo el reciente y ventajoso acuerdo mayorista 4G con Movistar… Tanto cuando le ha acompañado el éxito como cuando no, nadie puede discutir que el exdirectivo de Telefónica es mucho más osado que la actual dirección de Euskaltel.
Pero aviso a navegantes: Por muchos redaños que se gaste Martínez Peón, es inimaginable que vaya a competir por la posición de primer ejecutivo en un hipotético nuevo grupo. Euskaltel va a luchar a muerte por conseguir que la fusión parezca una compra y va a poner al frente del grupo a un directivo vasco para que no quepa ninguna duda de quién manda. No es un concurso de méritos, para ganar sólo hace falta recuento de apellidos vascos.
¿Pero esperar un poco y dejar a los asturianos haciendo un poco de reconquista para luego quedarse ellos con el botín? Ahora mismo, si Zegona se presta, no parece un mal plan B para ninguno.
Quizá este artículo quede en nada en unas horas porque todo el mundo se dé un abrazo, se olviden las tensiones, y la operación quede amarrada en un periquete. Ha estado tan avanzada como para eso. Pero si seguimos sin ver beso de película es porque los guionistas se están pensando muy en serio dejar el desenlace romántico para la próxima temporada.