En una empresa, existen trabajadores muy contentos con su trabajo, con su sueldo, etc. Pero también nos podemos topar con otro tipo de trabajador más conflictivo al que no le parezca bien el trabajo en equipo.
En ese caso, como buenos líderes, podríamos empezar por preguntarnos a nosotros mismos si podemos ser la causa del problema. Conviene mantener en todo momento una actitud reflexiva y también madura, con el fin de poder ver la situación desde el punto de vista más objetivo posible. Muchas veces, un cambio de actitud en el líder o directivo se refleja también en la actitud del trabajador. Y es un buen comienzo.
Si no sabes por dónde empezar a actuar, es conveniente que conozcas algunos trucos infalibles que harán que ese empleado no ponga más pegas a la hora de tener que integrarse en el equipo.
Afrontar los problemas del trabajador con el equipo
Hay un tipo de trabajador que se vuelve conflictivo simplemente porque sabe que se lo puede permitir. Es decir, no existe mucho interés por parte de los directivos.
Si esto es así, no estarás imponiendo de forma correcta tu autoridad para con tus empleados. Y ellos se ven con la libertad de hacer lo que quieran. Es correcto decir que en la empresa todos deben gozar de libertad, pero siempre y cuando exista el máximo respeto y el trabajo siempre salga adelante de forma correcta.
En el caso de que el problema sea este, hay que actuar de forma rápida y efectiva, pues si no se hace nada y todo el mundo calla, se pensará que no pasa nada, y siempre actuará de la misma manera. ¿Es esto lo óptimo para tu empresa y tu equipo de trabajo?
Recopila hechos y mantén una conversación
Cuando hayas identificado que tenéis un problema con dicho trabajador conflictivo, es hora de ponerse a trabajar para acotarlo y erradicarlo cuanto antes.
Lo primero que debes hacer es recopilar todos los datos objetivos que puedas con el fin de tener información veraz que aporte una estabilidad a tu relato. No vale con opiniones o valoraciones personales. Se actúa con hechos, no con opiniones.
Con esas pruebas objetivas, debes acudir o hacerle llamar para mantener una conversación cara a cara con él. En la misma, deberás explicarle el efecto que tiene para el equipo su actitud conflictiva, así como sus actos. Hazlo siempre en privado y con la máxima confidencialidad. No puedes exigir respeto si el primero que no lo tienes eres tú.
Causas del problema
En la conversación, dentro de lo posible, al explicarle cómo se sienten sus compañeros, debes intentar que el trabajador consiga abrirse a ti. Y que te cuente las causas de este problema.
Muchas veces, puede que sean personas poco empáticas o que cuentan con demasiados problemas personales como para poder afrontar el trabajo con normalidad. En otras ocasiones, el problema es el propio empleo, en el que se sienten estancados o poco valorados.
Otra clase de problemas pueden ser la escasez de habilidades sociales con las que cuente el empleado para trabajar en equipo. En este caso, se puede solucionar ofreciéndole una formación específica en este aspecto. Si el problema es la desmotivación, debemos hablar con él para que se sincere y sepamos cómo ayudarle.
Sé benévolo, da plazos para efectuar el cambio
Una vez que hayamos hablado con el trabajador de forma tranquila, es hora de exponer las posibles soluciones.
Dentro de las mismas, debemos establecer ciertas opciones de mejora. Además, en estas pautas también deben ir incluidas algunas sobre cómo deseamos que efectúen el cambio, hojas de ruta, etc.
La mejor opción a la hora de plantear soluciones es empezar con pequeños retos. Para ello, debemos fijar metas cortas de, por ejemplo, tan solo un mes de duración. Puedes colocarle en el equipo durante un mes o tan solo unas semanas, para que vayan cogiendo confianza y se pueda ir abriendo a sus compañeros, en el caso de que este fuera el problema principal.
Grupos de mentoring y apoyo
Si tan solo con tus metas, retos y objetivos no es suficiente, es hora de pasar a medidas de mayor calibre.
Puede que después de ese seguimiento interno de un mes o pocos meses no hayáis alcanzado los resultados esperados. En ese caso, no está de más contar con grupos especializados de formación, mentoring o apoyo que guíen al trabajador y lo ayuden a resolver sus problemas con la empresa y/o con el equipo de trabajo.
Hacer esto tendrá un valor especial para el trabajador, pues se trata de una solución personalizada que lo ayudará en su vida profesional y quizá también en la personal.
Rota el puesto con otro compañero
El problema puede ser que el trabajador se sienta estancado porque lleva años situado en el mismo puesto de trabajo.
En ese caso, es bueno moverlo de puesto. Cuando un empleado lleva mucho tiempo en el mismo lugar, no siempre es capaz de desarrollar la actitud adecuada para seguir adelante con el trabajo.
Esto se puede traducir en desmotivación, que lo llevará a tener actitudes conflictivas con el resto del equipo. Una solución puede ser hacer una rotación de puestos, para volver a motivar al conjunto de los empleados.
Usa la baza del sueldo
No es demasiado recomendable, pero también se trata a veces de premiar en positivo.
Esto es puede conseguir reconociendo de forma pública los buenos comportamientos del trabajador, pensando de forma creativa incentivos con los que el empleado desee aportar más de sí mismo y, por qué no, que vea más dinero en su sueldo cuando algo sale realmente bien.
Los colaboradores productivos deben destacar por algo, no deben ser medidos con las mismas variables que los demás. Esta es otra forma de premiarlos por su trabajo.
Consecuencias graves
Como últimas opciones, si no funciona ninguno de los trucos anteriores, debemos plantearnos pasar a cosas más serias.
Si el trabajador sigue siendo conflictivo pese a todo, puedes optar por ponerle una amonestación. Esto no tendrá repercusión económica, pero sí en su expediente. También es algo conocido por el resto del equipo, lo que transmite que se toman medidas para solucionar el problema.
Por último, si ni con eso vale, se debe barajar la opción de despedirle. Esto se puede considerar como un fracaso de los directivos por no haber sabido atajar la situación. Sin embargo, será lo mejor a largo plazo si no existe un cambio de conducta.