viernes, 22 noviembre 2024

¡Subsidios millonarios! China inyectó más de 215.000 millones de euros para fabricantes de autos

El Gobierno de China ha implementado una estrategia integral para apoyar a sus fabricantes de automóviles en su transición hacia la movilidad eléctrica. A través de una serie de subsidios y políticas de apoyo, China ha logrado impulsar de manera significativa el desarrollo de su industria automotriz eléctrica, posicionándola como un actor clave en el mercado global.

En un informe recientemente publicado por el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), se revela que el Gobierno de Xi Jinping ha destinado más de 215.000 millones de euros en subvenciones a los fabricantes de vehículos eléctricos entre 2009 y 2023. Esta estrategia ha permitido a las empresas chinas reducir considerablemente la brecha tecnológica con los líderes internacionales del sector.

CRECIMIENTO EXPONENCIAL DE LOS SUBSIDIOS

Según el informe, los subsidios del Gobierno chino se han triplicado entre 2018 y 2020, y han continuado aumentando considerablemente desde 2021. Durante los primeros años del período, entre 2009 y 2017, el Ejecutivo chino solo había inyectado más de 6.301 millones de euros en apoyo a la industria.

Estas ayudas se han materializado principalmente en forma de exenciones fiscales a las ventas de vehículos eléctricos, así como en otras medidas como descuentos para compradores, financiación de infraestructura y adquisiciones directas por parte de las administraciones públicas.

Además, el informe señala que estos cálculos son «muy conservadores», ya que no incluyen los programas de apoyo lanzados por gobiernos locales, como los de Shanghái y Shenzhen, ni los subsidios a sectores clave de la cadena de suministro, como empresas mineras, procesadores de materias primas, productores de químicos y fabricantes de baterías.

EXCESO DE CAPACIDAD Y ESCASA RENTABILIDAD

A pesar de esta estrategia de apoyo, el informe revela que existe una sobreproducción en el sector, con más de 200 fabricantes de vehículos eléctricos en China que han creado una capacidad de producción muy superior a la demanda del mercado interno.

De hecho, según la Agencia Internacional de Energía (AIE), en 2023 China utilizó menos del 40% de su capacidad máxima de producción de baterías, y la capacidad instalada de materiales activos de cátodos y ánodos fue casi 4 y 9 veces mayor que la demanda mundial de estos componentes.

Además, el informe destaca que muy pocos productores de coches eléctricos y de baterías son rentables en la actualidad. Si bien los subsidios por vehículo se han reducido desde los 13.860 dólares (casi 13.000 euros) por unidad a unos 4.600 dólares (más de 4.300 euros), aún siguen siendo necesarios para mantener la competitividad de los fabricantes chinos.

Respuesta de Occidente ante el Dominio Chino

Ante el creciente dominio de China en el mercado de vehículos eléctricos, algunos de sus principales socios comerciales, como Estados Unidos y la Unión Europea, han empezado a tomar medidas para proteger a sus propias industrias.

En junio, la Comisión Europea anunció la aplicación de aranceles de hasta el 48% a las importaciones de ciertos vehículos eléctricos procedentes de China. Estas medidas entrarán en vigor el próximo 4 de julio, a menos que se alcance un acuerdo antes.

Por su parte, Pekín ha anunciado una investigación similar sobre las importaciones de carne de cerdo de los países de la Unión Europea. Además, China ha manifestado la intención de aumentar los aranceles de importación de automóviles desde el 15% actual hasta el 25%.

Estas medidas comerciales podrían tener un impacto significativo en los intercambios comerciales, estimándose que podrían costarle a la industria hasta 4.000 millones de euros, según el Instituto Económico Kiel.

La estrategia de China para dominar el mercado de vehículos eléctricos, basada en una sólida política de subsidios y apoyo a su industria, ha generado una reacción de Occidente en forma de medidas arancelarias y comerciales para proteger a sus propios fabricantes. Este escenario plantea un desafío geopolítico y económico que podría tener importantes repercusiones en la industria automotriz a nivel global.


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