jueves, 26 diciembre 2024

La importancia de educar y ‘conectar’ con nuestros hijos desde el ejemplo

Ser y dar ejemplo a nuestros hijos y educarles desde los buenos valores es la tarea más importante, tanto a nivel personal como profesional, para Lucía Galán, conocida en las redes sociales como ‘Lucía, mi Pediatra’. Ella es la nueva protagonista de la iniciativa de Telefónica «Mejor Conectados», en la que afirma que ser padres es el trabajo más importante y complicado, por la repercusión que tiene en cómo se van a conectar nuestros hijos con el mundo y con los demás a lo largo de su vida.

Conocida por su manera sencilla y cercana de divulgar, acompañar y sobre todo desmontar mitos en todo lo que se refiere al cuidado de los niños y niñas, nos habla también como escritora y madre de dos adolescentes para ofrecernos consejos que nos den seguridad y confianza a la hora de crear buenos valores mientras educamos a nuestros hijos. La pediatra sabe bien de lo que habla cuando se trata de conectar con nuestros niños y adolescentes, formarles para procurar que su crecimiento y desarrollo sea el mejor posible y que así sepan cómo recorrer la senda de su futuro.

En esta nueva edición de «Mejor conectados» de Telefónica, la pediatra relata cómo tuvo una infancia muy feliz en la capital asturiana, hasta que a los 5 años le diagnosticaron una grave enfermedad. Se recuperó, pero en el proceso se dio cuenta de que un niño «siempre está presente», y que escuchan, sienten y perciben todo lo que se habla entre los adultos si no se tiene cuidado. Y muchas veces lo interpretan de una manera «completamente diferente a lo que es en realidad, porque no llegan a entender del todo bien lo que ocurre. Hay que explicarles las cosas porque una vez se les aclara, se quedan mucho más tranquilos», asegura.

Ya como pediatra, esta experiencia le ha servido para implementar su manera de comunicarse con los padres y con sus pequeños pacientes. Para ella, «es muy importante hablar a los padres, claro que sí, y que me entiendan». Sin embargo hace hincapié en que es «igual de importante conectar con el niño«.

Así, nos insisten en que todos los adultos encargados de la educación de un niño o una niña deben tratar de conseguir esa conexión, que deben ser los padres los primeros en conseguir y aplicar. Lucía Galán admite que cuando ella se convirtió en madre, una de las mayores preocupaciones si se va a estar a la altura. «Por eso nos hacemos la pregunta ¿lo haré bien? ¿voy a educar bien a mi hijo, a mi hija?».

La importancia de educar y 'conectar' con nuestros hijos desde el ejemplo
Debemos conectar con nuestros hijos y educarles en el ejemplo.

EDUCAR EN LA ASERTIVIDAD CON EL EJEMPLO

Ella recuerda que superó esas dudas iniciales aplicando unas pautas ineludibles. Según afirma «tenemos que educar en la amabilidad, porque no sirve de mucho que nos leamos muchos libros sobre educación infantil o disciplina positiva si luego encendemos el televisor y nos escuchan gritarle a la pantalla», señala como claro ejemplo de lo incorrecto.

Reconoce que los docentes hacen una labor extraordinaria, pero recuerda que el principal bagaje se adquiere en casa.»Las ‘mochilas’ de recuerdos las llenan nuestros padres con sus valores». La educación de nuestros hijos se la damos nosotros a través de elementos clave como nuestras palabras, nuestro tono de voz, o «la manera que tenemos de mirar a los demás, con una mirada neutra, compasiva y amable hacia las personas que nos rodean».

Para Lucía es una afirmación categórica que «el ejemplo educa«. Ella quiere que sus hijos sean buenas personas «empáticas, sensibles, humildes, generosas, tolerantes», e insiste en que no hay otra manera de impactar y de llenar su «mochilita» de valores si no lo ven en su casa: «No hay otro secreto«, afirma con contundencia. Esa manera de conectar con los demás va a quedar para ellos y para siempre.

Para Lucía es una afirmación categórica que «el ejemplo educa». Ella quiere que sus hijos sean buenas personas «empáticas, sensibles, humildes, generosas, tolerantes»

Por ello propone para educar a nuestros hijos en la amabilidad detalles como dar las gracias, mirar a los ojos, «o en escuchar de una forma activa, y eso es, por ejemplo, apagando el móvil», tal y como su propia hija con cuatro años le enseñó, cuando al no hacerle caso, porque la pediatra estaba atendiendo su smartphone, la pequeña le increpó con contundencia «¡que me escuches con los ojos!».

Al hilo de la anécdota del móvil, la pediatra recuerda la importancia de enseñar a los niños a poner límites que les sirvan también para saber hacer frente a «acosadores, ataques o insultos que van a encontrarse toda la vida. Si les hemos enseñado a hablar desde lo que sienten, se consigue que el otro niño aprenda que lo que ha hecho no funciona para nada; que el ataque que ha lanzado no tiene los efectos que buscaba. Y con ello obtiene una enseñanza».

Por eso insiste en enseñar a los pequeños desde la más tierna infancia a poner límites, a hablar con asertividad, desde los sentimientos de cada uno pero sin faltar al respeto y manteniendo siempre la elegancia«. Y nos recuerda que cuanto más alto es el tono de la otra persona y más mala educación muestra, más amables, elegantes y calmados debemos mostrarnos. Así «neutralizas completamente a la persona que viene exaltada, porque juegas en una liga diferente».

MOSTRAR A LOS HIJOS EL LADO POSITIVO DE LA VIDA

Galán ha llegado a la conclusión que educar «en la cara amable de la vida es absolutamente maravilloso y revelador cuando lo descubres». Ella siempre ha sido partidaria de educar a los hijos en la realidad, «pero desde ese lado amable y bonito, porque siempre lo hay», explica. Y por eso señala como inadecuado que los padres caigamos en la queja continua y el lamento cuando las cosas no van tan bien, con expresiones como «todo me pasa a mí» o » qué rollo el trabajo». Para ella, hay que tratar de mostrar a nuestros pequeños el lado positivo de cualquier aspecto de la vida mediante el cuidado del mensaje y nuestras palabras, «porque nuestros niños nos están escuchando todo el día».

Para explicar gráficamente su máxima de que «no hay responsabilidad más grande que ser padre o madre» relata que en su experiencia como pediatra con los bebés más pequeñitos, cuando se acerca su médico, que es una persona desconocida para ellos y están en alerta. «Entonces, lo primero que hacen es buscar a papá o a mamá, y conectar con ellos a través de la mirada. Si al verles se encuentra con una sonrisa, con un ‘no pasa nada, cariño, estamos aquí’, el peque se tranquiliza y baja su frecuencia cardiaca».

Esa conexión se produce desde los primeros meses y es para siempre. Por esa razón la educación parental Galán la ve y describe como «ponerle carreteras y señales al campo a través, en el que nacemos, porque sin ellas no sabríamos hacia dónde ir, sin que nadie te explique qué está bien y qué mal». Por eso insiste en que cuantos más límites se le ponga a los hijos de una manera consciente, adecuada y ordenada, «van a caminar a lo largo de la vida y se van a relacionar mucho mejor con las personas que les rodean, incluidos los propios padres, mucho mejor».

Como madre huye de la idea de que los padres debemos ser perfectos, porque somos personas reales, que nos equivocamos. Así nos tranquiliza al decir que la verdadera enseñanza e inspiración, «no se produce cuando se comete un error, o en la caída. Está en lo que haces después para levantarte y continuar». Ella resume su ‘filosofía’ vital cuando dice que ser buena persona ya compensa, pero además, tener la posibilidad de educar a las buenas personas que van a ser tus hijos, «no hay nada más maravillo. Es inmenso».


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