viernes, 22 noviembre 2024

La verdadera historia de la madrastra de Blancanieves y su representación en Disney

¿Te hubieras imaginado que la reina malvada de Blancanieves en realidad existió? Bueno… no literalmente, pero su imagen fue inspirada por la estatua de Uta von Ballenstedt, la hija de un conde nacida en el año 1000, de la que no se tiene mucha información.

Es que, mientras el equipo de Disney se encontraba buscando inspiración para la que sería una de sus primeras y legendarias películas, se toparon con la imagen perfecta para representar a la famosa madre de Blancanieves. En este artículo te contamos este dato sobre el gran clásico de Walt Disney.

La inspiración de la Reina Malvada de Blancanieves

“Uta von Ballenstedt” fue una noble alemana del siglo XI, también conocida como “Blancanieves histórica”. Según la leyenda, su estatua fue la inspiración para representar a la madre del emblemático personaje adaptado por Disney. Se dice que Walt Disney nunca vio en vivo al monumento, sino a través de libros de arte que incluían fotografías de la escultura, 

Sin embargo, la relación entre la figura histórica y el cuento de Blancanieves es objeto de debate y no hay pruebas concluyentes que lo confirmen. Uta fue una figura real de la nobleza alemana, pero su conexión con la historia de Blancanieves es más una conjetura que un hecho comprobado. No obstante, su similitud con la reina que vemos en el clásico largometraje de Disney, es innegable.

Cómo luce la estatua que sirvió de inspiración para la Reina Malvada

La verdadera historia de la madrastra de Blancanieves y su representación en Disney

Situada en la Catedral de Naumburgo, en Alemania, la estatua está posada al lado de su menos agraciado consorte, y separada de él por un escudo, Uta aparece ante el espectador glacial y misteriosa, con una mirada en sentido recto y serio. El monumento luce un vestido adornado con un valioso broche y bajo la garganta sujeta con la mano derecha una pesada capa con un amplio cuello, levantado sobre la nuca, que resalta el óvalo de su cara.

Por encima de su rostro, enmarcado por una toca blanca ribeteada de oro, luce una tiara decorada con lirios. La expresión distante y atemporal, los ojos verdes almendrados, aún más vívidos y magnéticos a causa de la policromía general, la nariz recta y los labios de color rojo carmín, le aseguraron un lugar definitivo y duradero en el imaginario colectivo popular de la sociedad alemana. Es que esta famosa estatua, que representa a Uta, es una imagen idealizada y realizada unos 200 años tras su muerte, por lo que no se conoce con exactitud su apariencia.


- Publicidad -