Hace una semana que el Real Madrid ganó la Champions número quince; hace dos, se cumplieron diez años de ‘La Décima’, una final recordada, sobre todo, por el gol de Sergio Ramos en el minuto 93. Este tanto dio vida al Madrid cuando el Atlético ya casi agarraba la ‘Orejona’. El tanto del central sevillano se produjo en la portería que tenía detrás las publicidades estáticas de PlayStation, Heineken y Unicredit.
final de champions salvaje
Fue una final salvaje. Brutal, terrible para el Atlético y descomunal para el Madrid. Los colchoneros llegaban como campeones de Liga y el Madrid, que había ‘tirado’ la disputa por el campeonato doméstico en las últimas jornadas, se jugaba el título por excelencia.
El Real Madrid jugó con Casillas, Carvajal, Varane, Sergio Ramos, Coentrao, Khedira, Modric, Di María, Bale, Benzema, y Cristiano. En el Atlético estuvieron Courtois; Juanfran, Filipe, Godín, Miranda; Gabi, Tiago, Koke, Raúl García; Diego Costa y Villa.
El partido tuvo varias claves antes de iniciarse, sobre todo, por el lado del Atlético. Los rojiblancos no pudieron contar con un jugador fundamental en ataque como Arda Turán, que se perdió el choque por lesión. A los nueve minutos se quedaron sin un delantero, ya que Diego Costa, que llegó ‘justito’ al choque, se retiró lesionado a los 9 minutos. El choque se puso complicado antes del primer cuarto de hora en el estadio Da Luz de Lisboa para el equipo entrenador por Diego Simeone.
En la primera parte, el choque fue más del Atlético de Madrid, que del Real, aunque ambos tuvieron ocasiones. El Atlético se fue por delante en el marcador al descanso tras una primera parte (Diego Costa fue sustituido en el minuto 9) muy intensa en la que Bale perdonó un gol en el minuto 32, un tanto que parecía cantado. Tiago falla en la salida, pero Bale, que pisa área, tumba a Courtois y dispara fuera. Muy poco después marcó Godín. Iker Casilla dudó en la salida por alto, se quedó a medio camino y el charrúa anotó de cabeza.
Fue el 0-1 en el minuto 36. Las cosas se ponían muy feas para el cuadro que dirigía Carlo Ancelotti a diez minutos para el descanso. El asunto era que un equipo muy poco vulnerable en defensa tenía el partido donde quería: en ventaja para esperar al Madrid e intentar las contras. Los blancos no daban con la tecla, no descifraban cómo encontrar el resquicio que le permitiera encontrar una ocasión clara para sus delanteros, en especial el portugués Cristiano Ronaldo.
En el segundo periodo llegaron los cambios, unas sustituciones que empezaron antes de lo que suele ser habitual en la pizarra de Ancelotti, que tenía como segundo de a bordo al francés Zinedine Zidane.
Isco, un mediapunta, entró por el centrocampista defensivo Khedira, mientras que en el lateral izquierdo, salió el pelotero Marcelo por Coentrao. El cambio de cromos del minuto 59 surtió efecto. El Madrid empezó a llegar más. Entre el 73 y el 78, dos ocasiones de Bale y una de Ronaldo. Los colchoneros, atrás, defendiendo con todo la arremetida merengue.
El arreón blanco no conseguía el objetivo. Pero, entonces, sucedió. Minuto 92. Un córner para el Madrid, termina en un nuevo saque de esquina. El croata Modric lanza y Sergio Ramos, que llega como un obús, cabecea abajo, al ángulo, donde ni siquiera Courtois puede llegar.
La afición del Madrid, que ya se veía sin la ‘Orejona’, estalla. Sabe que ese gol es más que un gol. Los seguidores rojinblancos, desolados. Saben que han perdido una gran ocasión y que ese tanto de Ramos les pasará factura. Simeone lo entiende así y pide ánimos a la afición. El presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, de modales exquisitos, no se puede contener en el palco de honor y lo celebra. Es un empate que lleva a la prórroga.
En el tiempo extra, el Madrid vuela. Un jugadón del Madrid por la izquierda, lo salva como puede el portero rojiblanco, pero el balón, tras el paradón de Courtois a Di Maria, lo pone dentro Bale, con un remate de cabeza bastante difícil. Después Marcelo marca un gol en el pudo hacer más el arquero del Atlético. Ronaldo puso fin a la final con un gol de penalti.
El fútbol es un estado de ánimo. Lo dice siempre Jorge Valdano y se cumplió en Lisboa en la final de la Champions. El Madrid, que estaba muerto, resucitó y se llevó la ‘Orejona’.