“Las elecciones al Parlamento Europeo de 2024, que tienen lugar del 6 al 9 de junio, serán probablemente una continuación del giro a la derecha observado en los recientes comicios nacionales de Holanda e Italia”, explica en MERCA2 John Polinski, vicepresidente, Gestor de Cartera, Grupo de Renta Fija Internacional, Federated Hermes.
Durante los últimos cinco años, la UE ha estado gobernada por una mayoría formada por una coalición de tres grupos: el Partido Popular Europeo (PPE), de centro derecha, los Socialistas y Demócratas, de centro izquierda, y el liberal Renew Europe. Cada vez parece más probable que los democristianos, conservadores y populistas de los partidos Conservadores y Reformistas Europeos (ECR) e Identidad y Democracia (ID) puedan asociarse con el PPE para crear la primera coalición de centro derecha de la historia de la UE.
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Un giro a la derecha tendría importantes implicaciones políticas, sobre todo en cuestiones medioambientales y energéticas. Una coalición euroescéptica probablemente se opondría a medidas ambiciosas para hacer frente al cambio climático y socavaría el marco del Pacto Verde de la UE. Está previsto que el gobierno establezca objetivos y medidas hasta 2030 para que el bloque alcance la neutralidad climática en 2050. La derecha propone normas medioambientales mucho menos estrictas, especialmente en lo que respecta a la política agrícola y la moratoria de los motores de combustión en 2035.
También es probable que la migración y el asilo adopten un tono más restrictivo y ofrezcan a los Estados miembros margen de maniobra para limitar la asignación de refugiados. Este cambio podría atenuar el llamamiento de la izquierda a mancomunar la deuda y aumentar el apoyo a los recortes del gasto -si no a las medidas de austeridad- para reducir los niveles de deuda alcanzados durante la pandemia.
Aunque existe consenso sobre el aumento del gasto en defensa, sigue habiendo dudas sobre cómo recaudar los fondos y el grado de integración. En la actualidad, la derecha está dividida al respecto. Los miembros del ID se oponen firmemente a la integración, mientras que el ECR está a favor de un enfoque más amplio, que incluya la creación de un ejército de la UE.
Aunque el aumento casi seguro del poder del centro derecha -incluso un eclipse del partido de los Socialistas y Demócratas- tendría ramificaciones políticas concretas, es probable que el Consejo Europeo lo limitara. Este órgano está compuesto por líderes nacionales y establece oficialmente la dirección política de la Comisión Europea, el poder ejecutivo. Tres de los países más influyentes de la UE -Francia, Alemania y España- tienen dirigentes socialistas o de izquierdas, por lo que en teoría controlarán a la derecha, garantizando una negociación compleja.
«Creemos que un giro político a la derecha tendrá un efecto moderado en los mercados europeos de renta fija a corto plazo. Pero a más largo plazo, un cambio podría afectar significativamente a los mercados, especialmente en lo que respecta a las fusiones y adquisiciones transfronterizas y a la política industrial, ESG y fiscal”, señala.
ELECCIONES: CAMBIO EN LAS PRIORIDADES POLÍTICAS
Por otor lado, Nicolas Wylenzek, estratega macroeconómico en Wellington Management, apunta que las próximas elecciones europeas podrían acelerar un cambio en las prioridades políticas de la Unión Europea (UE). Los responsables políticos de la región están reorientando claramente su atención de la transición energética a la defensa. Algunos factores clave que resulta necesario tener en cuenta, son:
- Una atenuación de la crisis energética -Aunque Europa sigue presionando en favor de la independencia energética, la fase aguda de la crisis de disponibilidad y asequibilidad de la energía ha terminado. Esta reducción de la presión hace que la transición a las energías renovables sea menos urgente a corto plazo.
- El actual conflicto de Ucrania – Una prolongación de la guerra en Ucrania sigue siendo una posibilidad clara. Después de años de gasto insuficiente, Europa está significativamente mal preparada para defenderse o apoyar significativamente a Ucrania sin la ayuda de Estados Unidos.
- Un posible Trump 2.0 – Una segunda presidencia de Trump aumentaría significativamente la presión sobre los países europeos para aumentar el gasto militar.
Entre los ámbitos en los que los Estados miembros de la UE quieren colaborar más estrechamente figuran una mejor coordinación y cooperación en proyectos de desarrollo a gran escala, como los carros y aviones de combate de nueva generación, una mayor armonización de los esfuerzos en materia de adquisiciones y el fortalecimiento de la industria europea de defensa para reducir la dependencia de las importaciones.
Dado que el gasto en defensa sigue siendo una cuestión nacional, queda por ver si ideas como la de un Comisario de Defensa de la UE o el fondo común de defensa promovido por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, se harán realidad. Sin embargo, en mis conversaciones con los responsables políticos he observado una clara voluntad de incrementar el gasto. Aunque durante mucho tiempo el objetivo de gasto del 2% de la OTAN se consideró un techo, muchos países de la UE lo consideran ahora un suelo, y Alemania y los países de Europa del Este en particular están aumentando sus presupuestos de defensa.