viernes, 13 diciembre 2024

Las estaciones de tren alimentan la polémica de los precios abusivos del agua

Hace un año, Aena anunciaba el compromiso de vender en algunas de las tiendas del aeropuerto agua a un precio máximo de 1 euro (50 cl). Una medida que, aunque cumplida a medias, supone todo un logro dentro de un espacio público. Sin embargo y, salvando las diferencias entre el avión y el tren, en las estaciones de Adif y Renfe es casi imposible encontrar una botella de agua a precios razonables. Lejos de mejorar la oferta, la empresa pública no intercederá en las tarifas.

Botellas de medio litro de agua a 3 euros en la estación de AVE de Atocha o a 1,95 euros en el mejor de los casos. Más abusivos si hablamos de la estación catalana de Sants, donde una botella de agua de 75 cl puede alcanzar el precio de 3,65 euros. Estos son solo algunos de los ejemplos que ponen en entredicho la política comercial en estos espacios públicos y que llenan las redes sociales de críticas de usuarios.

En España, Adif es la encargada de gestionar las estaciones y también de defender su política. “Adif fomenta la competencia entre los concesionarios de restauración de sus estaciones. De este modo, la libertad de precio se equilibra a través de dicha competencia”, aseguran fuentes de la compañía a MERCA2.

De hecho, alegan que para favorecer dicha competencia y la contención de precios, Adif ha instalado en las principales estaciones máquinas de venta automática de bebidas a los precios habituales de este servicio, “lo que no resulta un precio mucho más elevado que en cualquier establecimiento externo a las estaciones”.

Adif se niega a aplicar la política de Aena de ofrecer botellas de agua a 1 euro en las estaciones de tren y mantienen los precios abusivos

Y como ejemplo de ello, explican que “en la estación de Chamartín (Madrid) se dispone de venta de botellas de agua en algunas librerías al precio de 1,25 euros, lo que no supone una diferencia excesiva respecto al precio de los comercios de alrededor”. Precios que doblan o triplican, en el mejor de los casos, las tarifas en un comercio a pie de calle.  

¿EXISTEN DIFERENCIAS ENTRE AEROPUERTOS Y TRENES?

En marzo del pasado año, Aena se sumaba a la recomendación del Consejo Internacional de Aeropuertos (ACI, en sus siglas en inglés) de junio de 2015 para la venta de agua a un precio máximo de 1 euro (50 cl). Esta medida entró en vigor en 19 tiendas de siete aeropuertos españoles: Adolfo Suárez Madrid–Barajas, Palma de Mallorca, Bilbao, Tenerife Sur, Santiago, Vigo y Girona. Tras esta medida, muchos usuarios esperaban que desde Adif tomaran ejemplo y se aplicase en las estaciones de tren.

Aeropuertos y estaciones de trenes son espacios públicos gestionados por las empresas públicas Aena y Adif, respectivamente. Si bien es cierto existen diferencia en las que Adif se ampara en la política de los aeropuertos de no permitir entrar con líquidos del exterior a la zona de embarque o avión.

“Hay que considerar que las circunstancias de las estaciones ferroviarias y los aeropuertos no son en absoluto similares, toda vez que los viajeros tienen la posibilidad de introducir en el tren todo tipo de bebidas, sean estas adquiridas tanto en el exterior como en el interior de la propia estación; además de poder transportarlas desde su domicilio”, señalan desde la empresa de infraestructuras ferroviarias.

Además, la distancia con el centro urbano también sirve de defensa para la compañía. “Entendemos que las condiciones que se dan en los referidos aeropuertos no son comparables con las de nuestras estaciones, la mayor parte de las cuales se encuentran ubicadas en las proximidades de entornos urbanos y comercios”, afirman.

Con respecto a las fuentes de agua, la polémica también está servida. En las estaciones de tren apenas hay fuentes potables más allá del grifo del agua de los lavabos. Todo lo contrario que en Aena, donde hay 224 fuentes de agua potable distribuidas en zonas púbicas y de embarque de 27 aeropuertos.

En otros países ya se han puesto las pilas. Network Rail anunció el pasado año su compromiso de instalar fuentes de agua potable en las principales estaciones de ferrocarril británicas, una decisión que se engloba dentro de la campaña del Gobierno para animar a los ciudadanos a que lleven botellas de agua rellenables.


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