Sea tu destino es el mar o la montaña, si este verano te decides a viajar en coche, uno de tus principales enemigos es el calor. Aunque la mayor parte de los coches tengan aire acondicionado, no siempre es posible contar con él y los trayectos pueden convertirse en un auténtico infierno. No solo es molesto, sino que supone un problema para el conductor.
Un conductor con molestias por el calor puede tener sus capacidades mermadas y producir un accidente. Además, el calor aumenta la sudoración, por tanto el cuerpo elimina más líquidos y genera sed. La falta de hidratación genera también un cansancio, somnolencia y falta de atención, un cóctel peligroso cuando se trata de conducir a altas velocidades.
No hace tanto tiempo que los automóviles no contaban con aire acondicionado. Hace unas décadas solo contaban con aire y calefacción, pero no eran capaces de enfriar.
Los coches de hace años no eran precisamente cómodos si los comparas con los coches de ahora, en cambio, a todos parecían todo lo contrario. Muchas familias se han desplazado en verano con los coches cargados hasta arriba y sin aire acondicionado. Se hacía uso del aire del ventilador o las ventanillas abiertas para conseguir algo de brisa.
En cambio, en la actualidad eso sería casi impensable. Acostumbrados a los climatizadores y aires acondicionados, volver a un coche sin aire acondicionado en verano nos resulta extremadamente incómodo.
En 1884 William Whiteley fue el que tuvo la idea de colocar cubos de hielo bajo la cabina de los carruajes y soplar aire mediante un ventilador situado en el eje para conseguir aire fresco. Luego evolucionó con el enfriamiento por evaporación Weather Eye más parecido a los actuales aires acondicionados de tu coche.
Pero no fue hasta 1939, cuando Packard comenzó a montar sistemas de refrigeración en los coches de lujo. Luego fue evolucionando y extendiéndose hasta los coches producidos en cadena. De hecho, la inclusión de aire acondicionado en los coches ha sido interpretado por muchos expertos como una medida de seguridad muy importante, ya que mantiene al conductor fresco y puede evitar accidentes.
Consejos para viajar en coche en verano
Tengas o no un coche con aire acondicionado, hay una serie de consejos que puedes seguir para que tu viaje este verano sea mucho más placentero y el calor no te moleste tanto:
- Planifica la ruta con antelación: eso te permitirá localizar puntos donde parar a descansar si te sientes fatigado, poder estirar y beber para mantenerte hidratado.
- Para: en rutas de dos horas o más, especialmente en verano, debes parar al menos una vez para descansar. No hagas la ruta completa de una vez. Aunque creas que puedes hacerlo, el cansancio podría hacerte cometer errores al volante de tu coche en la carretera.
- Lleva líquidos: puedes llevar botellas de agua o cualquier otro líquido para beber cuando lo necesites. Si vas con una mascota, lleva una botella de agua para él y un recipiente donde pueda beber.
- Mantén el coche a punto: además de revisar la mecánica, debes asegurarte que los sistemas de refrigeración también funcionan adecuadamente en tu coche. En verano es imprescindible para luchar contra el calor.
- Temperatura del habitáculo: la temperatura interior no debería sobrepasar los 36ºC. Temperaturas por encima de eso pueden ser muy peligrosas. Si tienes aire acondicionado y el coche ha estado aparcado al sol, deberías encenderlo un poco antes para que el habitáculo esté a una buena temperatura cuando partas. Usar el aire acondicionado en el coche es necesario en verano, pero hazlo con moderación (no por debajo de los 20ºC).
Recuerda parar frecuentemente para beber y mantener el habitáculo a una temperatura adecuada, especialmente si llevas bebés o mascotas. Y jamás los dejes dentro del coche solos. Ellos son los más vulnerables y podrían tener serios problemas de insolación por el calor.