Aumenta la expectación por las elecciones generales de México del 2 de junio, ya que los ciudadanos votarán por un nuevo presidente y legislatura, así como por numerosos funcionarios de los gobiernos locales. A pesar de los altos índices de aprobación, el actual presidente Andrés Manuel López Obrador (mejor conocido como AMLO) no puede buscar la reelección bajo las reglas del país que limitan al jefe de Estado a un mandato de seis años. Está previsto que el presidente entrante asuma el cargo el 1 de diciembre y, dadas las encuestas actuales, podríamos ver que las elecciones marcan el comienzo de la primera mujer líder de México.
Luis López Vivas, EM Economist (Latin America) para AXA IM desarrolla en MERCA2 los cuatro puntos clave de las elecciones generales que celebra México este próximo fin de semana (2 de junio).
- Las elecciones generales de México tienen más de 20.000 puestos en juego. Claudia Sheinbaum, del partido gobernante Morena, lidera la carrera presidencial por un amplio margen y podría convertirse en la primera mujer líder del país
- Es probable que una presidencia de Sheinbaum sea una continuación de las políticas de Andrés Manuel López Obrador: mayor gasto social, rectitud fiscal, apoyo estatal continuo y control sobre el sector energético de México
- Aunque la victoria de Sheinbaum parece segura, enfrentará una serie de desafíos, incluida la falta de una super mayoría en el Congreso, un sector energético en crisis y la próxima revisión del acuerdo comercial T-MEC en 2026
- Una victoria de Sheinbaum también significaría una continuación de las políticas de AMLO, lo que probablemente tendría varias implicaciones positivas para los inversionistas
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Estas elecciones serán nada menos que monumentales, con más de 20.000 puestos en juego, incluidos 628 escaños en el Congreso, incluidos 128 senadores y 500 diputados federales. En general, indica que habrá cambios significativos en el panorama político de México.
En medio de temas apremiantes como el estado del sector energético, el nearshoring y la próxima revisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) en 2026, el resultado podría tener profundas implicaciones. Además, dado que las elecciones presidenciales de Estados Unidos y México coinciden por primera vez en más de una década, la interacción entre estas dos naciones agrega complejidad a este ciclo electoral crucial.
OTRO TIPO DE LUCHA POR EL PODER EN MÉXICO
Años de negligencia en la inversión en infraestructura han exacerbado los desafíos que enfrenta el sector industrial de México, con la energía emergiendo como una preocupación crítica. Una encuesta de 2023 reveló que más del 90 % de los parques industriales privados tuvieron problemas con la electricidad fiable, lo que refleja las repercusiones de la fuerte dependencia del sector del petróleo, que representa aproximadamente el 43 % del consumo de energía primaria.
La industria petrolera ha sido históricamente un sector muy importante en México. De 1979 a 2002, México estuvo entre los cinco principales productores mundiales de petróleo y, hasta hace unos años, los ingresos relacionados con el petróleo representaban alrededor de un tercio de los ingresos públicos totales. Sin embargo, la producción de petróleo comenzó a caer en 2004 cuando el yacimiento petrolífero más grande del país comenzó a agotarse.
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Para revitalizar la maltrecha industria, la administración anterior aprobó una ambiciosa reforma energética en 2014, que permite la inversión privada tanto en el sector petrolero como en el eléctrico, al tiempo que pone fin a los monopolios de 75 años en manos de los dos gigantes estatales, la petrolera Pemex y la empresa de servicios públicos CFE.
Sin embargo, desde que asumió el cargo, AMLO ha trabajado constantemente para desmantelar esta reforma, alegando que la dependencia del país de las grandes importaciones de productos petroleros refinados como la gasolina y el diésel es el resultado de la llamada crisis de soberanía energética. El gobierno ha cancelado subastas de yacimientos petrolíferos, ha renegociado contratos de oleoductos y ha impuesto barreras a la entrada de nuevos proveedores de energía renovable. Asimismo, ha intentado durante años otorgar el control total del sector eléctrico a la CFE.
Si estas tendencias, destinadas a reforzar el control del Estado sobre el sector energético, persisten bajo una administración de Sheinbaum, probablemente resultarían perjudiciales para las necesidades energéticas a largo plazo de México y podrían disuadir a las empresas extranjeras de invertir si carecen de acceso a energía asequible. De hecho, México ya es un importador neto de energía, consumiendo más energía de la que produce. Según el Fondo Monetario Internacional, es poco probable que las demandas energéticas del país se satisfagan sin la inversión y la experiencia del sector privado, especialmente dadas las importantes deudas de las empresas estatales.
Mientras tanto, los planes energéticos de Sheinbaum son algo contradictorios. Si bien su hoja de ruta 2024-2030 contempla la rápida des carbonización de la matriz energética, el mismo documento indica que su gobierno mantendría la política energética de AMLO de luchar por la autosuficiencia energética mediante el fortalecimiento de Pemex y la adquisición de más refinerías, sin mencionar el compromiso de lograr cero emisiones netas. Sheinbaum también ha declarado sus intenciones de invertir más de 13.000 millones de dólares (0,7% del PIB) hasta 2030 en energías renovables.
MEXICO: DESACELERACIÓN DE LAS PERSPECTIVAS DE CRECIMIENTO
Se espera que las próximas elecciones generales de México mantengan la continuidad dentro del panorama político, con la probable elección de Claudia Sheinbaum, del partido gobernante Morena. Sin embargo, se avecinan desafíos, ya que Sheinbaum puede carecer de una super mayoría en el Congreso, lo que podría obstaculizar reformas constitucionales significativas.
Sin embargo, estas elecciones también presentan una oportunidad para abordar cuestiones económicas apremiantes como la revitalización del sector energético, el aprovechamiento estratégico de las oportunidades de nearshoring y la próxima revisión del T-MEC. Además, el resultado de las elecciones estadounidenses podría añadir otra capa de complejidad al panorama político.
Si Claudia Sheinbaum tiene éxito en la carrera presidencial, es probable que la continuación de las políticas de AMLO por parte de su administración tenga varias implicaciones positivas para los inversionistas. Su compromiso con la disciplina fiscal y la estabilidad de la deuda pública podría proporcionar un entorno económico estable, atractivo para los inversores en bonos. Además, su enfoque en la inversión en energías renovables puede presentar oportunidades significativas en el sector de la energía verde, atrayendo a inversores interesados en proyectos sostenibles y respetuosos con el medio ambiente.
En cuanto a las perspectivas de crecimiento de México, esperamos que el crecimiento del PIB se desacelere a 2.2% en 2024, desde 3.0% el año pasado, a pesar del aumento del gasto público antes de las elecciones de junio. El crecimiento ya ha caído al 1,6% interanual en el primer trimestre (1T), el más lento desde el 1T 2021. De cara al futuro, se avecinan importantes vientos en contra, como los altos tipos de interés y la disminución de las remesas en pesos, lo que refleja la fortaleza de la moneda local.
Sin embargo, también hay puntos positivos, como la estabilidad de los flujos de crédito, la resiliencia del mercado laboral y la reducción de la inflación. De cara a 2025, el crecimiento debería seguir moderándose hasta el 2,1%.
Sin embargo, esta cifra sigue dependiendo de varios factores, en particular la capacidad del próximo presidente para atraer inversión extranjera, que en parte depende de la colaboración efectiva con el gobierno de EE.UU. antes de la revisión del T-MEC de 2026.