La respuesta es clara: sí. Necesitan obtener beneficios para sobrevivir, pero también es cierto que en algunos casos los precios están sobredimensionados y se paga una cantidad mucho más alta que lo que a la propia firma le ha costado fabricar el producto.
Esto suele ocurrir en compañías que son enseñas, o líderes claros de su mercado, en las que lucir un símbolo u otro otorga un valor añadido que va más allá de los servicios que ofrece el propio artilugio. En otros casos sin embargo, la situación es la contraria, y algunas marcas comercializan parte de su producción a un precio más bajo del marcado por los costes, intentando sufragar los gastos a través de otras áreas de negocio.
En los últimos años, Apple es el que ha generado mayor polémica a su alrededor, sobre todo a través de uno de sus modelos más icónicos: el iPhone. Y es que, sus dispositivos inteligentes no dejan indiferente a nadie por lo que rumorología se extiende bajo su alargada sombra comercial.
La leyenda urbana que ha recorrido los debates de los defensores contra los detractores a lo largo de todo el mundo arrojaba un dato a la palestra: a la compañía de Cupertino no le costaría más de una docena de dólares acabar cada unidad. En cualquier caso, ¿es esto cierto?
No, es falso, aunque lo cierto es que el margen de beneficios sigue siendo bastante elevado. En este caso, la consultora internacional IHS despiezó todos los componentes internos del mismo para llegar a una conclusión: el coste de un iPhone 6 sería de 200,1 dólares; mientras que el iPhone 6 Plus se situaría en los 215 dólares. Estimaciones realizadas para modelos superiores, como el nuevo iPhone 7 arrojarían datos similares.
Cabe recordar que, por ejemplo, en España, el dispositivo se comercializa en una horquilla de precios que van desde los 769 euros para los modelos más sencillos, hasta los 1.129 euros para los más caros. En Estados Unidos, su país de origen se puede obtener de manera libre por, aproximadamente, 699 dólares.
El iPhone Made in Usa costaría 40 dólares más
Su competidor principal en el mercado de los smartphones es Samsung, quien ha decidido seguir el camino de la compañía estadounidense. Y es que, como en el resto de los casos IHS se ha encargado de desmontar y calcular el valor de sus terminales de alta gama, pieza por pieza.
El resultado es casi idéntico al anterior: 229 dólares en costes de producción, mientras que se comercializa por algo más de 700 dólares en todo el mundo. Tal vez, en el caso de la sur coreana, los márgenes sean algo más bajos, pero tampoco de una manera exagerada.
El coste de la Nintendo Switch es de 257 dólares, mientras se vende por más de 320 euros en nuestro país.
Pero no solo de inflar los precios vive el negocio de la electrónica y la telefonía móvil. A finales del año 2016, el medio británico, Daily Mail, se hacía eco del esfuerzo económico al que tenía que hacer frente una compañía de estética para producir un bote de perfume. Los resultados son apabullantes, superaba por céntimos los dos euros para un frasco de 70 en el mercado.
En el caso de las consolas, esta semana ha saltado a la palestra el coste de producción de la última máquina de Nintendo. Cada Switch, según el medio japonés Farmhall, le costaría 257 dólares a Nintendo, por lo que no pierde dinero en cada venta, al salir al mercado por un precio de 320 euros -aquí en Europa- y 299 dólares en Estados Unidos. Aunque esto es algo de lo que no pueden presumir otras de las compañías que comercializan aparatos de este tipo.
Y es que, si un caso es llamativo dentro del sector de los videojuegos es el de Sony con su modelo de la generación anterior: PS3; que generaba pérdidas por cada unidad comercializada. Al comenzar su andadura, cada play sangraba 805 dólares en componentes y producción a la firma; mientras que salía al mercado por tan solo 599 dólares.
Al final, lograron reducir el precio final de fabricación, hasta los 336 dólares en 2009, pero por aquel entonces la misma se vendía en tienda a 299 dólares. Un fallo que Sony no volvió a cometer con la siguiente generación; ya que, según los cálculos realizado por IHS, una consultora internacional, PS4 redujo los gastos hasta los 381 dólares. El margen no dejaba cabida a un gran porcentaje de beneficios, ya que la comercialización final era de 399 dólares -el precio inicial de la consola al mercado-.
Margen bruto de los fabricantes de coches
En el año 2013, la Universidad alemana de Duisburg-Essen publicó un estudio que analizaba el margen bruto que ganaba cada compañía de automóviles al comercializar una unidad en el mercado.
Del mismo se desprende que por aquel entonces Toyota controlaba el mercado de los beneficios con 1.801 euros de ganancias, seguido por Hyundai y Kia. Sin embargo, lo que más llama la atención del mismo es que algunas compañías están perdiendo dinero al salir al mercado.
Entre ellas se encontraban Fiat, Seat, Peugeot, GME, Renault y la división de Ford en Europa, por lo que parece un mal que asola -sobre todo- al Viejo Continente.
Estas últimas buscan a través de esta estrategia mantener su posicionamiento en el mercado, mientras obtienen beneficios a través de otros canales y áreas de negocio de la propia compañía.
Las cargas impositivas para los productos dañinos
Hay otros productos cuya producción es bastante barata -dejando a un lado la tecnología y otro tipo de artilugios, pero que no consiguen ofrecer un precio competitivo en el mercado, ya que cuentan con una gran carga impositiva tras sus espaldas. Este es el caso de los productos relacionados con el tabaco y con las bebidas alcohólicas.
La Mesa del Tabaco informaba que si el coste de una cajetilla de cigarros cuesta 4,55 euros de media, el 80% se van en impuestos, lo que supondría más de tres euros y medio. Sin estas cargas impositivas, la realidad sería bastante distinta y se traduciría en céntimos.