La costalada que se han pegado compañías como EiDF, Holaluz y Solarprofit ha estimulado la asociación del manido concepto de ‘pinchazo’ al autoconsumo fotovoltaico. No obstante, aunque es cierto que hay evidentes elementos de burbuja en el sector, ésta ha sido hinchada por la mala gestión de las compañías caídas, y no debido a problemas sistémicos en el mismo, que tiene todo el futuro del mundo.
Los primeros meses de 2024 han estado marcados por el descalabro de firmas que hasta ahora eran referentes en el mercado fotovoltaico. EiDF ha dado nuevos aires a su largo sainete con múltiples irregularidades y litigios en un pandemónium contable que parece no tener fin; mientras que Holaluz, en medio de una guerra interna, trabaja contrarreloj para conseguir préstamos de unos 15 millones de euros y un equity line de hasta seis millones, con el poco ambicioso objetivo de seguir existiendo. Por su parte, el pasado abril Solarprofit se acostó con un devastador ERE -que dejará en la calle a nueve de cada 10 empleados– para despertarse al día siguiente en concurso de acreedores.
Y no son las únicas, ni mucho menos: otras destacadas firmas del autoconsumo doméstico como Svea Solar, Solideo -adquirida por Acciona- o la startup Sunalizer también están entre la espada y la pared. Para rematar, empresas mucho más grandes como Solaria o Acciona Energía las están pasando canutas en Bolsa, con pérdidas acumuladas que superan el 35% en el caso de la primera.
Este escenario, que sería la pesadilla de cualquier CEO, invita a pensar en el fin del autoconsumo como negocio. Nada más lejos de la realidad: la mayoría de las empresas mencionadas han sido las causantes de su propia caída, al centrarse en exprimir al máximo la época de ‘vacas gordas’ sin asentar unas bases sólidas para lo que vendría después. Y ese ‘después’ es ahora.
LA DEMANDA SE RALENTIZA, NO DESAPARECE
Eduardo Imedio, analista de la empresa de brokers Renta4, sintetizó la situación en recientes declaraciones a MERCA2: «Tanto Solarprofit como Holaluz hicieron una apuesta muy fuerte por el autoconsumo doméstico en 2021 y 2022, incrementando de forma importante la plantilla y los gastos en publicidad» -expone- «Esta apuesta estaba basada en unas enormes perspectivas de crecimiento del sector de autoconsumo, fruto del descontrolado aumento de los costes energéticos causado por el inicio de la inflación en 2021 y la escasez de gas derivada de las sanciones a Rusia en 2022″.
El meteórico ascenso comercial del autoconsumo fotovoltaico, imparable durante la crisis energética, desfalleció en 2023. Este segmento de la energía solar ralentizó en 2023 el explosivo crecimiento que había mostrado en años anteriores y cayó un 32% interanual. Y la peor parte se la llevó precisamente el segmento residencial, que se desplomó un 54%.
Sin embargo, no puede hablarse de una ‘agonía’ del mercado del autoconsumo, ni mucho menos: el año pasado se desplegaron un total de 1.706 megavatios (MW) de nueva potencia. La demanda, simplemente, se ha normalizado ante la estabilización de los precios eléctricos. Las aguas han vuelto a su cauce tras el caos provocado por la guerra en Ucrania, ni más ni menos. Como resultado, las empresas que confiaron ciegamente en que el crecimiento se mantendría igual de fuerte durante toda la década han sido puestas en evidencia.
LA DIFERENCIA ENTRE BUENA Y MALA GESTIÓN
Greening es la prueba viviente de que la pérdida de fuelle de la demanda no tiene por qué ser una sentencia de ruina para una empresa de autoconsumo. En 2023, esta firma multiplicó por tres el resultado operativo bruto alcanzado el año anterior, presentando unas cuentas impecables que le han valido una mejora en su rating y unas inmejorables perspectivas de negocio. ¿El secreto de este éxito? Entre otras cosas, un acertado énfasis en la internacionalización, que ha aportado resiliencia a la compañía ante el enfriamiento del mercado.
MERCA2 ha vuelto a consultar a Imedio sobre la enorme disparidad en la valoración y resultados entre las empresas del sector. El experto afirma que uno de los factores clave es «la diversificación geográfica; esto es, el tanto por ciento de la exposición de los activos al mercado interno», así como «el apalancamiento alcanzado y la diversificación tecnológica».
«La capacidad de innovación tecnológica, la gestión financiera, la diversificación de fuentes de energía y el acceso a mercados internacionales juegan roles importantes EN EL DESEMPEÑO DE LAS EMPRESAS RENOVABLES»
Sergio Ávila, analista de IG
Su colega Sergio Ávila, analista de IG, también señala la importancia de no poner todos los huevos en el mismo cesto: «La capacidad de innovación tecnológica, la gestión financiera, la diversificación de fuentes de energía y el acceso a mercados internacionales juegan roles importantes», remarca en declaraciones a este medio.
«La escala de operaciones y la eficiencia operativa también son determinantes, junto con la competencia en el mercado y las fluctuaciones en los precios de componentes clave» -agrega- «Todos estos elementos combinados crean un entorno en el que algunas empresas prosperan mientras otras enfrentan mayores desafíos».
Hay otras variantes, claro. La dependencia de unas subvenciones públicas con fecha de caducidad y una adversa política de tipos de interés también juegan en contra, pero se trata de factores comunes a cualquier área productiva que la directiva debe saber asumir y provisionar. En su momento, Imedio destacó en MERCA2 el ejemplo de Grenergy y su «diversificación geográfica» (con activos en España, Italia, Alemania, Chile, Perú y EEUU), lo que la hace «menos vulnerable a la evolución de la energía en un mercado concreto».
«También tiene diversificación tecnológica, con inversiones en solar, eólica y ahora en baterías -expuso el analista de Renta4- «En este caso está desarrollando el proyecto de almacenamiento más grande de América Latina, Oasis Atacama en Chile, donde cuenta con PPAs [contratos de compra-venta de energía a precios cerrados a largo plazo] ya firmados para casi todo el proyecto».
Grenergy también apuesta por una sabia política de rotación de activos que se trasladan al proyecto Valkyria en España y a diversas inversiones en Perú.
BUENAS NOTICIAS PARA EL FUTURO DEL AUTOCONSUMO
De igual modo que la exagerada bonanza de 2022 no duró para siempre, el actual (y relativo) estancamiento tampoco lo hará. El mercado ya da por sentado que más pronto que tarde la gobernanza económica dará el paso de bajar los tipos de interés, lo que se traducirá en la resurrección en Bolsa de las energías ‘verdes’. Según Imedio, éstas solo necesitan que vuelvan a oírse los murmullos sobre la distensión. «Creemos que no hacen falta bajadas de tipos de interés para que se comience a ver el impacto positivo, sino que solo es necesaria la expectativa de esas bajadas», vaticina.
El experto estima que «el proceso de ajuste de las valoraciones por el incremento de los tipos de interés debería estar prácticamente finalizado»; y que, de hecho, la dura y larguísima corrección que han sufrido los valores ‘verdes’ «podría comenzar a ser un viento de cola para las compañías de energías renovables en Bolsa».
la nueva directiva de eficiencia energética en Edificios dispone que los nuevos inmuebles residenciales deberán estar preparados para el autoconsumo solar a partir de 2030
Al margen de su recuperación en los parqués, en el horizonte se vislumbran otros motivos para que vuelva a reinar el optimismo en el sector, como el desarrollo de la regulación para almacenamiento y, sobre todo, la directiva de eficiencia energética en Edificios, que promete inaugurar una nueva era para el autoconsumo fotovoltaico.
Esta norma, recientemente publicada en el Diario Oficial de la Unión Europea (DOUE), dispone que los nuevos edificios residenciales deberán estar preparados para el autoconsumo solar a partir de 2030. Recurrir a la fotovoltaica ya no es una opción para los promotores y propietarios de inmuebles, sino una obligación, lo que abre la puerta a una gigantesca expansión del mercado.
Según las estimaciones de SolarPower Europe, gracias a la directiva el autoconsumo residencial acumulará suficiente potencia instalada para suministrar luz a 56 millones de hogares en los próximos años. Estas cifras pintan un nuevo boom en el sector que representa, además, una segunda oportunidad para las empresas del ramo en dificultades; siempre y cuando hayan aprendido que, como el anterior, no durará siempre.