La junta general de accionistas de Repsol fue en general una jornada de alabanzas a la gestión de la petrolera, aunque se han vivido algunos momentos de tensión al abordar el apartado de sostenibilidad. La respuesta de la cúpula de la compañía ha sido una feroz reivindicación de sus políticas de transición energética y desmitificar la electrificación como solución universal a los problemas derivados de las emisiones.
El presidente de Repsol, Antonio Brufau, ha defendido que en la compañía «no son ni retardistas ni negacionistas», y ha asegurado que la energética se toma en serio «la lucha contra el cambio climático» en cada una de las acciones de su estrategia para ser una empresa descarbonizada.
«A mí no me gustaría que se me malinterpretase con lo que digo y con lo que diré. En esta casa no somos ni retardistas ni negacionistas, todo lo contrario. Somos absolutos activistas en la lucha contra el cambio climático, y lo demostramos cada día con todo lo que estamos haciendo desde una óptica industrial para convertir la industria, en este caso la de Repsol, en una industria muy descarbonizada», señaló Brufau ante la junta de accionistas.
TENSIÓN CON LOS ECOLOGISTAS
Por ello, llamó a Europa a hacer «una reflexión» respecto a la regulación en la región, ya que una «buena» regulación «da señales claras y permite la inversión.
En este sentido, puso el ejemplo de Estados Unidos con su ley IRA (Inflaction Reduction Act) de «la zanahoria» para incentivar la inversión, frente a la legislación europea, basada en el apoyo a la industria regulada, como la energía eléctrica, «que no tiene que competir con lo que viene de fuera», olvidándose mientras de la industria.
Uno de los asistentes, vinculado a la Fundación Finanzas Éticas, acusó a Repsol de ser «el principal generador de cambio climático en España», recordando «las demandas de la CECU, Greenpeace y Ecologistas en Acción contra la compañía», así como la sonada denuncia de Iberdrola por greenwashing. El participante reclamó a la petrolera «un plan de descarbonización creíble cuyo término sea 2030, no 2050».
Brufau se mostró contrariado por esta crítica, tirando de sarcasmo al replicar al asistente que «con sus cinco acciones, está muy preocupado por la sostenibilidad de esta casa». El CEO de Repsol, Josu Jon Imaz, entró al trapo espetándole que «no es ético cerrar los ojos ante la realidad social de familias y empresas que no pueden pagar las facturas, y que necesitan energía asequible».
«Las emisiones de CO2 han aumentado en 2023 gracias a ustedes, que impiden que los países en desarrollo financien las instalaciones de gas, por lo que deben recurrir al carbón», remató Imaz dirigiéndose a los representantes de Greenpeace y Finanzas Éticas.
EL MANTRA DE QUE ELECTRIFICACIÓN ES LA SOLUCIÓN «ES UN AUTÉNTICO ERROR»
El presidente señaló que la transición hacia una economía baja en carbono «solo pasará» si se respeta la neutralidad tecnológica y se deja competir a todas las tecnologías. «El mantra instalado en la legislación de que la electrificación solucionará los problemas de la descarbonización es un auténtico error», añadió.
A este respecto, lamentó que todas las políticas en Europa están enfocadas en «potenciar la electricidad», que apenas representa en España un 22% del consumo de energía final, dejando de lado al gas natural o los combustibles renovables.
«La pregunta que yo me hago es, si esto es así y si llevamos tanto tiempo insistiendo en electrificar todo, ¿no nos estaremos equivocando de camino?», apuntó.
Además, señaló la necesidad también de «mejorar la calidad regulatoria», ya que en Europa «somos expertos en regularlo todo, también en prohibirlo casi todo». «Pero esto no es el camino», dijo.
REPSOL, «OPTIMISTA» RESPECTO A LOS CAMBIOS EN EUROPA
A pesar de ello, no quiso parecer «pesimista» y se mostró «optimista» respecto a los cambios que se están produciendo en Europa y que se pueden avecinar en las próximas elecciones de junio, ya que el Viejo Continente «se está dando cuenta de que la industria es un motor esencial para la prosperidad y el bienestar».
«Finalmente hablamos en voz alta, los políticos hablan en voz alta sobre los desafíos que tenemos. Los desafíos que tiene Europa frente a sí, y no solo los desafíos en la reducción de emisiones, porque el planeta no está siguiendo las directrices europeas», aseveró el presidente de Repsol.
BRUFAU subrayó que LOS BIOCOMBUSTIBLES son una solución también para la descarbonización de la movilidad, especialmente aquella que no puede ser electrificada
Por otra parte, defendiendo que «transición energética y transición industrial es lo mismo», Brufau puso también en valor la apuesta de la compañía por la producción de biocombustibles como una vía «para crear una nueva industria» y para «potenciar la transformación de las unidades industriales que hoy trabajan en los combustibles fósiles».
Además, subrayó que estos combustibles líquidos son una solución también para la descarbonización de la movilidad, especialmente aquella que no puede ser electrificada.
Asimismo, criticó como la regulación solamente tiene en cuenta los objetivos «uno detrás de otro», sin pensar en «las consecuencias económicas», y como en Europa «cada país de los 27 tiene sus propias normas mercantiles, tiene sus propias normas jurídicas y fiscales, y no hay una uniformidad».
EL ‘IMPUESTAZO’ SALE DE NUEVO A LA PALESTRA
En este sentido, puso el ejemplo en España del impuesto extraordinario del Gobierno a las energéticas -el denominado ‘impuestazo’-, que representa «una desventaja competitiva» frente a otros países.
Además, pidió «definir» las ayudas públicas de Estado en «un nivel equilibrado», ya que la legislación actual permite a cada país decidir qué tipo de ayudas públicas va a dar a aquellas empresas que «crea que son importantes para la descarbonización».
«No se les escapa que los países ricos van a tener más posibilidades de ayudar a sus empresas que aquellos países que tienen un problema de déficit o un problema de deuda. Por tanto, también aquí estamos creando un mercado único europeo. Evidentemente, basta ya de tener 27 sistemas financieros, basta ya de tener 27 regulaciones bancarias y centrémonos en tener más tamaño a nivel europeo», destacó.
Por lo demás, la junta general de accionistas de Repsol aprobadó un dividendo complementario de 0,5 euros brutos por acción con cargo a los beneficios de 2023 y el reparto de otros 0,45 euros brutos por acción, pagaderos en enero de 2025.