Hasta el momento no era nada más que una posibilidad remota. Sin embargo, la ‘purga de benito’ a la que ha sometido al Banco Popular el presidente, Emilio Saracho, ha hecho que los peores augurios se confirmen. Los accionistas están cabreados, sobre todo los minoritarios, y los bufetes internacionales han visto el cielo abierto a presentar demandas colectivas. Sobre todo en Estados Unidos, en donde este tipo de asuntos triunfan en los tribunales con la intención de proteger a los pequeños inversores.
No ha sentado nada bien que se haya descubierto un pastel que el ex presidente, Ángel Ron, creía nunca saldría a la luz. Sin embargo, el análisis de Saracho lo ha puesto al descubierto: el Popular financió con créditos a sus clientes para que invirtieran el dinero prestado en la ampliación llevada a cabo en mayo de 2016. Es decir, una trampa como una catedral. En primer lugar, porque puede haber clientes que se vieran favorecidos en las condiciones; y en segundo, porque es el propio banco (con el préstamo) el que está cubriendo su propia ampliación. Po tanto, se calcula que algo más de 200 millones de euros se vieron afectados, lo que haría que en realidad -la ampliación- fuera de 2.300 millones y no de 2.500 millones. Una situación que afecta, directamente, al nivel de capital de la entidad.
Varias firmas internacionales quieren llevar a la entidad a los tribunales
Una espita que ha servido, por ejemplo, para que la firma Rosen Law haya anunciado que «abre una investigación sobre posibles reclamaciones contra el Popular por haber engañado a los inversores». De hecho, en su propia web anima a quienes se animen a darse de alta en la causa. También se ha lanzado al asunto otra firma experta en estas lides: Pomerantz Law, que ha emprendido acciones contra otras grandes compañías como Fiat o Barclays; y no se puede descartar que muy pronto lleguen aquí también ese tipo de demandas. De hecho, ya contamos en Merca2 cómo algunos de los minoritarios ya están dando pasos para llevar a la entidad a los juzgados. Aunque hasta el momento tan sólo era Ángel Ron quien estaba en el disparadero, y por la pensión que había cobrado de la entidad.
Los inversores siguen castigando el valor en bolsa. De hecho, la entidad se dejaba al cierre de ayer un 1,23% y acumula una descenso de casi el 12% acumulado en las dos últimas jornadas. Descensos que vienen motivados por la desconfianza que hay en torno al valor, pero también por la posición activa que mantienen los bajistas en los últimos días. Sobre todo, Marshall Wace y AQR.
En el caso de la primera, el pasado miércoles reducía su apuesta bajista hasta el 2,19%; mientras que en la jornada de ayer volvía a subir sus posiciones hasta el 2,26%. Por su parte, AQR ha reducido sus posiciones y se mantiene en las del pasado viernes, que suponen el 1,6%. En cualquier caso, los bajistas controlan ahora mismo el 10,77% de la entidad que preside Emilio Saracho. Eso sí, muy alejadas -todavía- del 11,75% que llegaron a alcanzar en febrero antes de la llegada del nuevo presidente.
Las acciones del banco están en niveles del 0,80 euros el título, lo que sitúa la capitalización bursátil en los 3.378 millones de euros. Una cifra que queda muy alejada del dinero conseguido en las últimas ampliaciones de capital, que ronda los 5.000 millones. Un horizonte complicado para el nuevo equipo del Banco Popular, que el próximo lunes 10 de abril se celebrará en Madrid. En ella se aprobarán las cuentas -ya corregidas del banco- y se dará poder a la nueva Junta directiva para que pueda tomar las medidas correctoras necesarias. Entre ellas, una nueva ampliación de capital.