La preocupación por encontrar pareja se mantiene viva. Webs de citas como Meetic, Badoo, eDarling, o las versiones más juveniles como Tinder, aparecen casi a diario en publicidad. El formato audiovisual también está en la foto, claro ejemplo es First Dates, el exitoso programa diario de Mediaset. Ahora bien, facilitas gran cantidad de información a estas aplicaciones, páginas y demás, pero ¿qué hacen ellos con los datos sobre tus aficiones, gustos o historial de relaciones?
El tratamiento de la información, la privacidad y la protección de datos se puede ver vulnerada por estas plataformas de contactos. Nos hemos puesto serios con el tratamiento de los datos, tanto es así que, en marzo de 2018 hubo una modificación legislativa en dicha materia para asegurar este derecho fundamental.
Este medio se ha puesto en contacto con algunas de estos reconocidos nombres dentro del sector, Meetic y Tinder, con la intención de conocer cómo es la gestión de los datos de sus clientes y de la seguridad. Una cuestión que puede resultar clave a la hora de registrarse en una página o en otra, y todavía más si tenemos en cuenta el escándalo que afectó a millones de personas registradas en la plataforma Ashley Madison en 2015.
El hecho de ser las más promocionadas, como Meetic o eDarling no las convierte en mejores, sino que podríamos decir que aumenta su opacidad. Match Group, que integra a Meetic, Tinder, Okcupid o Match entre otras marcas, no ha proporcionado información a este medio en relación a los mecanismos de tratamiento de datos y seguridad de los mismos.
La exposición es inimaginable. Tinder, que presume en AppStore de haber logrado 30 mil millones de matches, recibe quejas diarias, también en redes sociales. Además de la cuestionable gestión de la información, engañar a otros usuarios es fácil. Una vez más queda en entredicho la fiabilidad y seguridad.
Y la seguridad en este ámbito importa, y mucho. Tanto que este suceso marcó un antes y un después en la plataforma. El daño que hizo a la que fue calificada como «una de las mayores filtraciones de datos del mundo», todavía sigue en la memoria y dada la magnitud, puede que, muchos usuarios se cuestionen la fiabilidad de facilitar su información privada. Hablamos del caso que involucró a Ashley Madison en 2015. Una acción con consecuencias para los adúlteros de ese momento, y años anteriores.
ASHLEY MADISON, DE LOS ERRORES SE APRENDE
Puede que la fiabilidad de la canadiense Ashley Madison se viese cuestionada en 2015. Desde la plataforma aseguran a MERCA2 que su infraestructura de seguridad ha sido totalmente reconstruida en los últimos años. “Puedo decir que tenemos una infraestructura de seguridad que es de las mejores que existen a día de hoy”, explica el Managing Director Western Europe, Christoph Kraemer.
Pero qué pasó realmente. Ashley Madison, web de parejas lanzada en 2001 con el lema «Life is short. Have an affair», sufrió un ataque en 2015. Un grupo de hackers, autodenominados The Impact Team, filtraron información sobre millones de usuarios de la página, incluidos aquellos que ya habían abonado la cantidad requerida para darse de baja de Ashley Madison. Nombres, transacciones bancarias, direcciones de correo electrónico y teléfonos de 32 millones de clientes se hicieron públicos en archivos de BitTorrent.
“Hemos triplicado nuestro equipo de seguridad interno de expertos en seguridad. Creamos con HackerOne un programa de recompensa exitoso para que programadores externos evalúen de forma continua nuestro sistema y nos informen de posibles bugs”, explica Kraemer.
La información de 62,6 millones de usuarios a nivel mundial, de los cuales 1,6 están registrados desde España está segura de momento. “España es en cuanto a usuarios el segundo país europeo detrás del Reino Unido y por delante de países como Alemania, Francia o Italia”, confirman desde la plataforma.
Del mismo modo aseguran la rentabilidad de la compañía desde el primer día, y sus cifras de registros en el periodo enero-junio de 2019 lo respaldan: un promedio de 10 registros mensuales por usuario único, que es el número más elevado de los principales países europeos.