Poca gente quiere oír hablar de los bancos. Están mal vistos por la sociedad y, por si fuera poco, son un negocio tremendamente aburrido. Es algo recurrente: tomar dinero, prestar dinero y poco más. Una actividad que, en sus buenos tiempos dejaba pingües beneficios, pero que –con el paso del tiempo y la crisis económica- ya no resulta tan rentable como lo era en un principio.
Así que no es de extrañar que entidades como el Banco Santander intente buscarse las habas con actividades complementarias a su día a día. Son, además, actividades públicas y legales –no me seas mal pensado- y que originan un buen rédito a las arcas de la entidad. Por poner un ejemplo, en el informe de cuentas anuales del 2016, encontramos que –filiales bancarias al margen- hay una centenar de sociedades financieras; varias de gestión de fondos… En fin, actividades complementarias que –como se ve- son igualmente aburridas.
BBVA y Santander ganaron 180 millones en sus paraísos fiscales
Sin embargo, en su perímetro podemos encontrar también otras sociedades que tienen su morbo. Por ejemplo, las seis empresas creadas entre 2006 y 2011 que se dedican en su mayoría a la explotación de aeronaves con y sin gestión a compra.
Un lucrativo negocio, a tenor de los resultados, ya que todas ellas están en positivo. Según las cuentas del Registro Mercantil del año 2015, los beneficios de todas ellas ascendieron a algo más de 24 millones de euros. Sociedades, por cierto, que están domiciliadas en la Ciudad Financiera del Santander en Boadilla. Aunque cuenta también con otra en Irlanda (Merlion Aviation One Limited) en la que tiene el 50% de las acciones.
El golf es un negocio deficitario para una de las empresas participadas por el Santander
Pero por si les parece poco el negocio del renting de aviones; espérense porque Santander también está en el mar. Así, a través de Naviera Trans Iron y Naviera Trans Wind, se dedican al leasing y renting de barcos. Y no sólo eso, es que –en el caso de la última- ganó el año pasado algo más de 4,6 millones de euros.
Un business creado por D. Emilio y que parece estar siendo todo un éxito, a tenor de los resultados. Pero el Santander también tiene participaciones mayoritarias en el sector de la energía: así, por ejemplo, posee de forma indirecta el 77,5% de cuatro centrales eólicas en Brasil, que tienen un valor en libros de algo más de 59 millones de euros. A ellas hay que sumarle también otra en Estados Unidos.
Tenemos, por tanto, banca, aviación, electricidad… ¿Por qué no dedicarnos también al mundo del deporte? Santander también está presente en ellos. Por ejemplo, en caza y restauración a través de Laparanza, S.A. La sociedad propietaria del Castillo de Viñuelas y los montes que están a su alrededor, donde la práctica cinegética es muy habitual. Posee, en concreto, el 61,5% de las acciones de la compañía que lo gestiona.
Y cómo no, una de las grandes pasiones de Emilio Botín. El Golf. Un negocio con el que su hija no debe estar precisamente contenta, ya que pierde algo más de un millón, según los datos del Registro Mercantil. Se trata de la sociedad Santander Global Sport, que fue fundada en 1976 y que se dedica a la gestión y el mantenimiento de distintos campos.
Todo ello por no hablar del complejo entramado societario relacionado con el inmobiliario. Hasta una veintena de compañías en el sector. Unas más o menos rentables. Muchas de ellas –como en otros casos- llegadas al perímetro tras la ejecución de las deudas que tenían. Es el caso, por ejemplo, de Metrovacesa que llegó en 2009. Sin embargo, esta situación cambiará el año que viene después de la fusión de la inmobiliaria con la socimi Merlin Properties.
Santander cuenta con compañías de alquiler y renting de aviones
Como se puede comprobar, un completo portfolio de compañías que están dentro del grupo. Pero si miramoso a otras empresas, hay curiosidades. Por ejemplo, que todavía posee –todavía- un 36% de Aguas de Fuensanta. La sociedad, ahora en causa de insolvencia total con carácter provisional, llegaba al Santander en la década de los 90, después de que la entidad comprase el 42% de la compañía por algo más de 4 millones de euros.
Ese dinero cubría 2,5 millones de deudas que había con Banesto, entonces presidido por Ana Botín. Algo que le proporcionó unos grandes beneficios a la familia Rato, por entonces accionista mayoritario de la compañía.
Un completo entramado de sociedades, algunas creadas –otras llegadas por la asfixia de las deudas- que componen el Grupo Santander. Compañías de todos los tipos y colores, que demuestran que –las grandes empresas- tienen brazos en los sectores más insospechados.