Esta semana la Superliga, el invento de Florentino Pérez para hacer frente a la UEFA y sus competiciones, ha sufrido un nuevo revés a pesar del mutismo mediático que rodea a este tema en España. El proyecto del presidente madridista ya no podrá llevar su nombre inicial de Superliga, al chocar con los derechos de marca de la Superliga danesa.
Este pasado lunes hemos podido saber que Unión Europea ha dado la razón a la liga danesa (3F Superliga) prohibiendo a los impulsores del nuevo proyecto el registro de ese nombre al entrar en conflicto de intereses con la competición danesa. La federación del país nórdico aliada de la UEFA denunció a la nueva competición siguiendo órdenes del máximo organismo europeo del fútbol. Un nuevo varapalo para una competición que quiere romper los principios de meritocracia deportiva y a la que de momento no la queda ni el nombre.
Por este motivo, Bernd Reichart CEO de la supuesta nueva competición, junto a Florentino Pérez y Joan Laporta, colaborador necesario para el invento, deberán pensar un nuevo nombre para su competición después de la información comunicada por la Asociación de Clubes Profesionales de Dinamarca. «La compañía European Super League ha intentado registrar su marca en la Unión Europea (UE), pero esta entendió que sería una violación de la Superliga, la marca que es propiedad conjunta de los clubes daneses«, dice la nota enviada desde Copenhague.
Como dato anecdótico este pasado jueves el Juzgado número 17 de lo Mercantil de Madrid volvió a sumar un nuevo capítulo en la ‘guerra’ entre Florentino Pérez y su actor secundario Joan Laporta y la UEFA apoyada por detrás por la todo poderosa FIFA. Una vista, que apunta a ser única, donde ambas partes han expuestos sus puntos de vista sobre la acusación de monopolio por parte del máximo organismo europeo.
LA SENTENCIA Y SU INTERPRETACIÓN ESPAÑOLA
Comencemos recordando el pasado mes de diciembre en el que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) en el contencioso entre la Superliga y la UEFA señaló que las competiciones de estos últimos ejercían un monopolio sobre el resto e impiden la creación de nuevos formatos de competición bajo la amenaza de sanción a los participantes.
Rápidamente gran parte de la prensa, liderados por La sexta y algunos periodista de la COPE, pasaron a la ofensiva para ‘blanquear’ el proyecto del presidente del Real Madrid. Dieron por finiquitado el actual formato de competiciones y algunos, en un exceso de optimismo, anunciaron que la Superliga estaría lista para empezar a funcionar en 2025.
Pero nadie dio nombres de los equipos participantes, ni incluso de las dudas surgidas en la Juventus de Turín, tercero en discordia, que ya filtraba a medios italianos su intención final de abandonar el proyecto. Ante este vació informativo surgió la bomba de humo lanzada por Bernd Reichart que anunciaba que la competición sería gratis en su formato televisivo.
Ante esta información y bombardeo a preguntas por el entusiasmo generado por la gratuidad del fútbol televisivo, Reichart solo fue capaz de de explicar entre claro oscuros que sería dentro de una forma de streaming con un complejo sistema de anuncios y publicidades para el espectador. El propio CEO de la competición tampoco supo explicar que beneficio reportaría esto a los equipos más modestos que no estuvieran dentro de las categorías del torneo y la degradación de los derechos televisivos de las ligas nacionales.
Para completar el esperpento, Laporta en unas declaraciones durante una entrevista en la que se vio presionado por no concretar los participantes de la supuesta competición nombró a una serie de equipos del «segundo nivel europeo» como futuribles participantes. El catalán señaló que con los ingresos de la competición esos propios equipos se convertirían en potentes conjuntos que suplirían la negativa de los grandes conjuntos europeos a participar en el invento.
Esas declaraciones sentaron mal entre varios de los conjuntos nombrados, especialmente en la Roma. El conjunto italiano mostró su adhesión completa a la UEFA y llegó a «amenazar» al catalán con una demanda por sus «falsas declaraciones».
Entre medias de este jaleo y la cortina de humo lanzada desde medios afines al presidente del Real Madrid, el público olvido el espíritu subyacente de la sentencia del TJUE. Que si bien señala que la UEFA ha ejercido un monopolio contrario a la libertad económica de la Unión, no menos importante que esta sentencia es que se remarque que cualquier competición europea de clubes debe respetar los principios del mérito deportivo, la competición abierta, el calendario futbolístico y la redistribución de beneficios económicos a todos los estamentos del fútbol.
Por tanto, y a pesar del ruido de la prensa afín a Florentino el tren de una ‘NBA del fútbol europeo’, con acceso cerrado salvo la élite, presentado en 2021 por el Real Madrid y sus once aliados, se ha perdido con esta sentencia. La autoproclamada superliga tiene que cambiar su estructura soñada e incluso el nombre como ya hemos señalado.
UN PROYECTO DE COMPETICIÓN DE FRACASO EN FRACASO
El sueño personal y millonario de Florentino Pérez quedó desbaratado realmente quedó desbaratado en a penas 48 horas por aquel 2021 post pandémico . Cuando sus 11 aliados se tambalearon y provocaron la salida de casi todos los clubes que apoyaron al jefe madridista. Empezó el ‘Big Six’, los 6 equipos ingleses más poderosos se salieron del proyectos tras las protestas de sus aficionados y los movimientos de la federación inglesa y del Gobierno Británico. Que se plegaron a defender la ‘Premier League’ como un elemento primordial de la marca Reino Unido.
A estas importantes salidas se unieron las bajas de los equipos de Milán y del Atlético de Madrid, este último presionado por diversas asociaciones de aficionados colchoneros que hicieron recular a Gil Marín que también se vio comprometido por Tebas y la Liga de Fútbol Profesional de la que es vicepresidente.
También se sumo la negativa de los conjuntos alemanes encabezados por el Bayer de Munich y que tienen varios compromisos éticos con los distintos gobiernos alemanes, donde la figura del aficionado prima sobre el resto tanto a nivel de participación, como económico. Algo que choca con el modelo elitista de Florentino que literalmente busca la desaparición del aficionado de clase media y baja para ser suplantado por élites que paguen cifras astronómicas. Y por supuesto la no entrada del Paris Saint Germain que está enfrentado frontalmente con el Real Madrid por el caso Mbape entre otras cuestiones.
Un proyecto que a pesar de la cortina mediática fracaso 48 horas después de su nacimiento pero que acabará rediseñando las bases de las nuevas competiciones europeas y del negocio del fútbol pero con menos peso del que Florentino quiere tener. De momento el aficionado disfrutará este mes de abril de los mejores cuartos de final de la historia de la Champions League.