Las excentricidades del multimillonario Elon Musk no cesan y la última va con todo contra el negocio de Open AI, su IA generativa ChatGPT, al decidir que va a ofrecer el código abierto de su IA Grok, otro LLM (Modelo de Gran Lenguaje en sus siglas en inglés), creado por su empresa xAI, para el uso de cualquier desarrollador. Musk mantiene en la actualidad un contencioso, contra OpenAI, compañía que ayudó a fundar, por el que acusa a Sam Altman y el resto de responsables de la startup de abandonar su carácter de «empresa sin ánimo de lucro» encaminada solo a buscar el beneficio de la humanidad con la IA.
Así lo ha hecho público nada más arrancar la semana, porque no hay semana en la que Elon Musk no consiga ser el perejil de todas las salsas tecnológicas. Musk ha desarrollado la IA Grok de la mano de su potencial para su implantación en los automóviles Tesla, otra de las exitosas empresas de Musk. La cuestión es que el multimillonario advirtió hace ya dos meses de que no le gustaba nada que la empresa de vehículos eléctricos se convirtiera en un líder en el desarrollo de una IA robótica, mientras él tuviera menos del 25% del control y el derecho al voto en la compañía automovilística.
Esta circunstancia se une a la demanda que el actual dueño de la red social Twitter, ahora llamada X, interpusiera contra la empresa Open AI, la fabricante y comercializadora de ChatGPT, y contra su director ejecutivo, Sam Altman, por haber abandonado la misión original de la startup de desarrollar IA para el beneficio de la humanidad y sin ánimo de lucro. ChatGPT es la primera IA generativa que se convirtió en popular al salir al mercado en noviembre de 2022 y contar con 100 millones de usuarios en solo dos meses de vida, y haber llegado a los 180,5 millones de usuarios activos en su primer año en el mercado.
LA PATALETA DE ELON MUSK
Musk ya había advertido durante su participación en el podcast presentado por el reconocido científico informático y presentador Lex Fridman, el pasado mes de diciembre, que le «gustaba» el concepto de IA de código abierto, y ese mismo mes aprovechó par asacar a la luz su propio modelo de IA generativa a través de su startup xIA, pero tan solo tenían acceso a la misma un selecto grupo de usuarios durante ese mismo mes.
Fue en diciembre, xAI lanzó su competidor de ChatGPT con un atractivo nombre, Grok, y directamente con posibilidad de utilizarlo aquellos suscriptores Premium+ de la plataforma de redes sociales de su propiedad X, con el objetivo de crear lo que Musk ha dicho que sería una «IA con la máxima búsqueda de la verdad».
Parece que su intención es altruista, pero su iniciativa judicial contra OpenAI de hace poco más de una semana parece indicar que no le ha gustado no ser el protagonista de la historia del éxito de ChatGPT. Elon Musk ha denunciado a OpenAI y a Sam Altman por incumplimiento de contrato y así pedir que la startup pusiera su investigación y tecnología a disposición del público. De esta manera pretendía evitar que la startup utilizara sus activos, incluido su modelo de IA más avanzado, GPT-4, para conseguir ganancias financieras para Microsoft (que ha invertido ya 13.000 millones de dólares en OpenAI) y el resto de accionistas, y no para el resto del mundo, incluido él.
en diciembre, xAI lanzó su competidor de ChatGPT con un atractivo nombre, Grok, y directamente con posibilidad de utilizarlo aquellos suscriptores Premium+ de la plataforma de redes sociales de su propiedad X
Open AI respondió al controvertido empresario para aclararle que no tenía razón, mediante la exposición de correos electrónicos que mostraban que el multimillonario apoyaba su plan de crear una entidad con fines de lucro y quería una fusión que convertiría a Tesla en su «fuente de ingresos».
Sus compañeros fundadores de OpenAI, Greg Brockman e Ilya Sutskever, además de Sam Altman, ni cortos ni perezosos publicaron un artículo en el blog de la compañía en el que mostraban que Musk mentía, que ellos siguen queriendo garantizar que la IA generativa beneficiará a todo la humanidad, y que se dieron cuenta que desarrollarla requería muchos más recursos de los que habían imaginado al principio.
«Elon aseguró que deberíamos anunciar un compromiso de financiación inicial de mil millones de dólares para OpenAI. En total, la organización sin fines de lucro ha recaudado menos de 45 millones de dólares de Elon y más de 90 millones de dólares de otros donantes«, denuncian en el escrito.
mientras discutíamos una estructura con fines de lucro para avanzar en la misión, Elon quería que nos fusionáramos con Tesla o quería el control total. Elon dejó OpenAI
En la explicación aclaran que el mismo Elon Musk se había dado cuenta de que se iba a necesitar mucho más dinero para financiar las ingentes cantidades de computación para el desarrollo de la IA, y que desde entonces el multimillonario supo y reconoció que haría falta crear una empresa paralela con con ánimo de lucro que permitiera ese trasiego de fondos de miles de millones de dólares.
Los fundadores de Open AI explicaron que «mientras discutíamos una estructura con fines de lucro para avanzar en la misión, Elon quería que nos fusionáramos con Tesla o quería el control total. Elon dejó OpenAI, argumentando que tenía que haber un competidor relevante para Google/DeepMind y que lo iba a hacer él mismo».
Su relato continúa desentrañando los heches. «Musk dijo que nos apoyaría para encontrar nuestro propio camino» y quiere mostrar cómo la actitud egoísta de Elon sí que les pareció peligrosa a la hora de dejar la IA generativa en sus manos. «No pudimos llegar a un acuerdo sobre los términos de una empresa con fines de lucro con Elon porque sentimos que iba en contra de la misión que cualquier individuo tuviera control absoluto sobre OpenAI».
No pudimos llegar a un acuerdo sobre los términos de una empresa con fines de lucro con Elon porque sentimos que iba en contra de la misión que cualquier individuo tuviera control absoluto sobre OpenAI
En definitiva, tal y como se ve en los correos electrónicos intercambiados con Elon Musk en su día, todo parece indicar que lo que quiere el dueño Tesla es reventar un negocio en el que él no está porque no quiso, porque no le dejaban ser el dueño absoluto del mismo.
Los otros fundadores de Open AI explican perfectamente cómo Elon Musk se comporta como el matón del patio del colegio que tiene pataletas cuando no le dejan mandar a él en el juego: «Nos entristece que hayamos llegado a esto con alguien a quien admiramos profundamente: alguien que nos inspiró a apuntar más alto, luego nos dijo que fracasaríamos, creó un competidor y luego nos demandó cuando comenzamos a lograr avances significativos hacia la misión de OpenAI sin él».