Iberdrola está inmersa en el cambio de paradigma que ha llegado al sector eléctrico, en el que los activos de generación tradicionales irán desapareciendo paulatinamente para que sean sustituidos por los renovables. En mitad de dicho proceso, la compañía que preside Ignacio Sánchez Galán se enfrenta a un reto en España: aguantar o vender sus centrales de gas, buscando el mejor momento posible, dado el buen desarrollo que están teniendo este año y la llegada de alguna oferta para adquirirlos, según señalan fuentes del sector a MERCA2.
De hecho, una de estas ofertas, como ha tenido constancia este medio, llegó a finales del año pasado, una vez la eléctrica hizo público la venta de sus activos de gas en Reino Unido. Aun así, Iberdrola seguirá apostando por mantener el respaldo a su producción con los ciclos que mantiene en España. Considera que es lo más sensato, tanto para abastecer a sus clientes como para no hacer un agujero en su balance al vender unos activos a un precio inferior al que están anotados, apuntan desde el sector. De ahí la importancia de su nueva política de aumentar la producción de las mismas y poder amortizar su coste más rápido.
Pese a todo, los últimos movimientos de la eléctrica han hecho pensar al mercado que dichos activos gasísticos ya no son activos estratégicos, aunque si bien los tiempos difieren en función de los países. En concreto, la eléctrica anunció el traspasó de sus 2.566 MW de potencia de generación tradicional, por 801 millones de euros, compuesto prácticamente por centrales de gas, que se une al cierre de las plantas de carbón que también poseía en dicho país. Mientras, en otros como México la compañía todavía ve factible seguir utilizándolas al menos en los próximos años.
Por su parte, en España posee hasta 5.605 MW que se distribuyen en 10 centrales y que mantienen en activo hasta 14 turbinas. Pese a que la capacidad instalada es muy alta, por ejemplo, el doble que lo que tenía en Reino Unido o más que en México, el uso de las mismas hasta estos últimos meses ha sido muy pequeña, lo que supone un handicap para su venta. De hecho, la utilidad de las mismas en 2018 apenas alcanzó el 12%, una cifra con la que es muy difícil llegar a cubrir los costes fijos que suponen tenerlas abiertas y listas para funcionar, lo que por otro lado es un handicap para seguir apostando por ellas.
Aunque el escenario no solo ha cambiado con fuerza en los últimos meses, sino que la propia Iberdrola va a reforzar su esfuerzo para hacerlo todavía más patente. La eléctrica ya disparó, con un aumento del 433%, en el segundo trimestre el uso de dichas centrales y pretende seguir pisando el acelerador con más fuerza durante los meses veraniegos. Lo anterior, no solo permitirá a la firma hacer caja, gracias al bajo precio del gas, reducir los números rojos que dejan sobre su balance y mantener intacta su capacidad hidráulica (para los meses de noviembre y diciembre que la demanda es mayor y el precio del pool es más alto). Sino que también «las da una mayor visibilidad de cara a una hipotética posterior venta», explican fuentes del sector.
IBERDROLA HA COMPLETADO UN 50% DE SU PLAN DE ROTACIÓN DE ACTIVOS EN UN AÑO
El retraso en la venta de este tipo de activos tampoco preocupa en exceso a la eléctrica, puesto que en apenas un año ya ha cumplido con un 50% de su plan de rotación de activos, que se encuadra dentro de las ‘Perspectivas Estratégicas 2018-2022’. El último movimiento en este sentido le dio unos días atrás, tras la enajenación reciente de su cartera de suministro de GNL, de transporte marítimo y de capacidad de regasificación en el Reino Unido a largo plazo, junto a otros contratos también relacionados con dicha materia prima por 115 millones de euros a Pavilion Energy.
Iberdrola ha recibido alguna oferta por sus centrales de gas en España, aunque por el momento no consideran oportuno vender dichos activos
Con ello, Iberdrola habrá vendido más de 1.700 millones de activos no estratégicos de los 3.500 proyectados hasta 2022. Por otro lado, la firma sigue invirtiendo, lleva más de 3.000 millones, en nuevos proyectos de los cuales la mitad son renovables. Pese a ello, el gran reto al que se sigue enfrentado la compañía presidida por Sánchez Galán es crecer con fuerza en la, todavía joven, tecnología de eólica marina, más conocida como Offshore, donde todavía está por detrás de otras grandes como Orsted o Vattenfal.
«La tecnología offshore es una cosa muy complicada», reconoció el propio presidente ante los analistas en la Conference Call mantenida con los analistas en la presentación de los resultados semestrales. Además, no solo es muy complicada en la parte técnica, sino también que la regulación para poder operar con dichos parques es muy enfarragosa. «Se requiere de docenas de permisos, así que probablemente la empresa necesite de entre 20 y 25 permisos antes de que se le permita comenzar la construcción. Todo ese proceso, consiste en una negociación continua (…) que puede provocar retrasos en los proyectos si requieren modificaciones importantes», advirtió Galán a los analistas.