Los gobernadores de un puñado de bancos centrales de países de la zona euro y, por tanto, miembros del Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE), encabezados por los presidentes del Bundesbank y del Banco de Francia, han apoyado este viernes la posibilidad de que la primera rebaja de los tipos de interés llegue antes del verano, asegurando que será una cuestión a tratar en las reuniones de abril o más probablemente junio.
De este modo, las autoridades monetarias de países como Alemania, Francia, pero también las de Finlandia o Estonia, han destacado que el proceso de desinflación en curso en la eurozona, que ha permitido reducir las presiones de precios a un ritmo mayor de lo previsto, despeja el camino hacia un alivio de la posición restrictiva del BCE en los próximos meses si los datos entrantes confirman esta evolución.
En este sentido, el presidente del Bundesbank, Joachim Nagel, ha reconocido este viernes que «está aumentando» la probabilidad de que el BCE acometa una primera bajada de los tipos de interés antes del habitual parón veraniego, aunque ha defendido que cualquier decisión dependerá de la evolución de los datos.
«Está aumentando la probabilidad de que podamos ver un recorte de tipos antes de las vacaciones de verano. Pero eso dependerá claramente de los datos», ha asegurado en una entrevista en el podcast ‘Table.Today’, donde el banquero central alemán ha reconocido que «las perspectivas han cambiado y mejorado».
En un tono aún más ‘dovish’ que su homólogo germano, el gobernador del Banco de Francia, Francois Villeroy de Galhau, consideraba este viernes «muy probable» que la primera reducción de los tipos de interés en la zona euro tenga lugar «en primavera», recordando que esta estación incluye abril y hasta el 21 de junio.
«Me parece muy probable que haya una primera reducción de tasas en primavera, les recuerdo que en Europa, como en otros lugares, la primavera es una estación que va de abril al 21 de junio», ha afirmado el compatriota de Christine Lagarde en una entrevista con BFM TV.
En este sentido, el gobernador del Banco de Francia ha señalado que el BCE debe afrontar un doble riesgo, ya que «existe el peligro de las prisas» y recortar los tipos demasiado pronto, corriendo el riesgo de no alcanzar el objetivo de inflación del 2%, pero también el peligro de actuar demasiado tarde y lastrar demasiado la actividad.
En este sentido, Olli Rehn, presidente del Banco de Finlandia, destaca en un artículo publicado hoy el cambio en la comunicación del BCE, que antes de la reunión de ayer no había discutido recortes de tipos de interés. «Sin embargo, ayer iniciamos un debate sobre cómo empezar a levantar el pie del freno de la política monetaria», ha apuntado.
«Es hora de discutir cómo ajustamos la política monetaria a un nivel más bajo, es decir, cómo reducimos sus dimensiones restrictivas», ha defendido el excomisario europeo, para quien los riesgos relacionados con una bajada prematura de los tipos «han disminuido sustancialmente» al tiempo que se deterioran las previsiones de crecimiento. «Volveremos sobre el tema en las próximas reuniones de abril y junio basándonos en la información más reciente», ha resumido.
Por su parte, el gobernador del Banco de Estonia, Madis Müller, era quien demostraba menor entusiasmo por la posibilidad de comenzar las bajadas de tipos en próximas reuniones, limitándose a señalar que, en la reunión del jueves, el Consejo del BCE decidió dejar los tipos de interés sin cambios, porque necesita «una confirmación más firme de que la tendencia a la baja de los precios continuará antes de comenzar con los recortes de los tipos de interés».
No obstante, el banquero central estonio ha admitido que es posible que este sentimiento de confianza surja hasta niveles suficientes a la vista de los indicadores económicos de los próximos meses.
En la rueda de prensa posterior a la reunión de este jueves del Consejo de Gobierno del BCE, la presidenta de la institución, Christine Lagarde, aseguró que el proceso de desinflación en curso daba una mayor confianza a la entidad, aunque aún no la suficiente, por lo que subrayó la necesidad de contar con más datos, añadiendo que para abril se dispondrá de algo más de información, pero «mucho más en junio.
Asimismo, Lagarde también defendió en su intervención de ayer que el BCE actúa de forma independiente a la Reserva Federal de Estados Unidos y hará «lo que tenga que hacer cuando tenga que hacerlo», al margen de ser consciente del entorno internacional en el que opera y en el que también actúa el banco central estadounidense.
En este sentido, Olli Rehn ha defendido este viernes que el BCE «no es el Distrito Federal 13 de la Reserva Federal, es decir, un banco central regional», por lo que los comentarios respecto de que no puede bajar tipos antes que la Fed «son muy exagerados».
El Consejo de Gobierno del BCE tiene previsto volver a reunirse en Fráncfort para evaluar la política monetaria de la zona euro el próximo 11 de abril, aunque el consenso de analistas considera más probable que la cita clave para la primera bajada de los tipos sea la siguiente, que tendrá lugar el 6 de junio, mientras que el órgano de gobierno de la institución se reunirá de nuevo, ya en verano, el 18 de julio, antes del parón vacacional hasta el 12 de septiembre.