Altiero Spinelli y Ernesto Rossi, mientras se encontraban presos en la isla de la Ventotene, durante la Segunda Guerra Mundial soñaron con una Europa libre y unida, lejos de los conflictos armados y los roces que habían golpeado la historia del Viejo Continente a lo largo de los siglos. Ortega y Gasset fue otro de los genios que defendió la aparición de los Estados Unidos de Europa en La rebelión de las masas, y su germen se extendió en el tiempo hasta llegar hasta la década de los años 50, cuando nació la Comunidad Europea del Carbón y del Acero.
Pasaron las décadas y la unidad europea no hacía más que crecer, y ampliar sus competencias, de ser un acuerdo aduanero se pasaba a la unión en temas políticos, monetarios e incluso fiscales. Eso no quita que algunos fracasos se hayan sucedido en todo este tiempo, como el intento de crear una constitución comunitaria para todos los países miembros, aún así nadie se acababa de terminar de creer que la historia común estuviera en jaque, hasta finales del mes de junio de 2016.
Reino Unido acudía a uno de los referéndum más importantes de toda su historia -al menos de la moderna- y decidía terminar su andadura como país comunitario, quiere volver a volar solo, a tomar sus propias decisiones. Han pasado los meses, Theresa May está ahora al frente de las cuatro naciones que conforman la unión británica y que envía este miércoles la propuesta oficial de salida.
La pregunta que cabe realizarse en este punto es ¿por qué uno de los principales socios ha decidido marcharse de una entidad supranacional del tamaño de Europa? La respuesta para algunos expertos es clara: el carácter intervencionista y burocrático de Bruselas.
«El Reino Unido valora muchísimo el concepto de soberanía. En las últimas décadas, ha crecido el descontento hacia una Unión de la que es uno de los principales contribuyentes, por esta cuestión», expresa en este sentido Daniel Lacalle, economista español que conoce especialmente la situación de Reino Unido.
Han cedido parte de su liderazgo y soberanía en ciertos temas como defensa, inmigración o los referentes a la economía, para no conseguir nada -continúa-. El problema es ese continúo descontento hacia este modelo, pero sin un liderazgo claro».
En cualquier caso, Reino Unido acusa a la Unión Europea de haberse «convertido en un ente endogámico«. Por ello, la primera ministra, Theresa May, aseguró en su discurso, del pasado 17 de enero en Lancaster House, que uno de sus propósitos es convertir a las Islas británcias en un estado global.
«La posición de Reino Unido es de libertad, de libre mercado, de volver a mirar hacia Estados Unidos, hacia África, hacia el resto de economías. Consideran que es el ente comunitario el que se ha cerrado sobre sí mismo«, opina el economista.
Por otro lado, parece que durante el periodo de negociaciones y pactos que se abre, va a haber tres elementos claves que pueden constituir un punto de fricción entre las partes: la libre circulación de personas, el pasaporte financiero y la cooperación en temas de comercio internacional.
«Reino Unido lo ha dejado claro, lo quiere todo, menos pagar. Sin embargo, la Unión Europea no ha dicho nada todavía. Es como un divorcio de actores de Hollywood, pero en algún sitio se tienen que encontrar«, confirma.
A día de hoy, como es lógico, no se conoce a ciencia cierta la postura final y el sitio que ocuparán las islas británicas en el panorama europeo, y es que, las negociaciones todavía no han comenzado, pero es cierto que cualquier periodo de incertidumbre continua afecta negativamente a la inversión económica.
«No sabemos el encaje que van a encontrar ambas, por lo que todavía no se pueden valorar las consecuencias negativas. Como mínimo, una larga situación de incertidumbre va a conllevar seguro un impacto negativo en el tema de la inversión. Tanto los que aseguran que va a ser una debacle, como los que aseguran que todo va a seguir igual están exagerando«, afirma en este sentido el propio economista.
Los ingleses huyen de España. Dejan de comprar viviendas tras el Brexit
En cualquier caso, Lacalle opina que «el apoyo de los ciudadanos hacia la Unión Europea es muy fuerte, incluso en Reino Unido», pero la realidad se ha transformado en pesadilla en los últimos años: «El modelo direccionista; mal conocido como más Europa, que más tarde se tradujo en más burocracia y más impuestos, ha terminado por llevar a esta situación.
En definitiva, el que se va a convertir en el primer estado que abandona el ámbito comunitario, se ha decidido a rechazar todos los valores positivos que aporta la unión, «porque Bruselas no ha sabido cambiar las cosas negativas«.
El 66% de las compañías británicas cuentan con trabajadores comunitarios
Según uno de los últimos informes publicados por Adecco, el 66% de las empresas de Reino Unido habrían contratado al menos un empleado con presencia comunitario. Por lo tanto, se abre en este sentido una de las situaciones de mayor confusión.
«Desafortunadamente, parece que van a tener que pedir un permiso de trabajo temporal y justificar su presencia si quieren quedarse en Reino Unido«, augura en este sentido Lacalle.
Respecto a la marcha actual de la economía, el mismo estudio publicado por el portal de empleo, confirma que las expectativas laborales siguen creciendo durante los primeros meses del año 2017: El saldo neto de empleo ha aumentado en un punto.
«La economía marcha mejor de lo que se esperaba, lo mismo que ocurre con el empleo. El único impacto negativo se ha visto en el precio de la vivienda en Londres, aunque ya estaba sobredimensionado», confirma el economista, que finaliza asegurando que «Reino Unido mantiene sus expectativas y la confianza económica».